viernes, 30 de noviembre de 2012

¿Qué es el Proletariado?


Una de las palabras, con razón, que más se relaciona con el marxismo es el término proletariado . Sin embargo, sobre esta palabra se dan, muchas veces, definiciones incorrectas, que no se corresponden en absoluto con la concepción marxista del término proletariado .

Por proletario , los marxistas entendemos todo aquel trabajador asalariado cuyo trabajo sirve para aumentar el capital, es decir, para dar beneficios a los accionistas de una empresa o del Estado. Este trabajador, además, cuando representa una traba para el aumento de los beneficios, es echado a la calle.

Se entiende, pues, que los marxistas no entendemos por proletariado a todo aquel que los burgueses califican ambigua e intencionadamente como "pobres", si bien es cierto que, en relación a un empresario que recoge suculentos dividendos por haber invertido un capital que él no ha creado, el trabajador, el proletario, vive peor que su explotador, el empresario, el burgués.

La crítica más común que suele hacerse a la concepción marxista del proletariado es que se trata de una idea "anacrónica", "obsoleta", ya que el proletariado aparece como clase social en el siglo XIX, junto con el desarrollo de la propiedad privada de los medios de producción y de la gran industria.

Es cierto, no hay porque negarlo, que el proletariado aparece en el siglo XIX, pero eso no quiere decir que a día de hoy el proletariado haya dejado de existir, como pretenden muchos estadistas y economistas burgueses, que no hablan ya de trabajadores, sino de "consumidores", bonito eufemismo.

Pero volvamos a la definición que hemos dado más arriba: un proletario es aquel trabajador asalariado cuyo trabajo sirve para aumentar los beneficios de un puñado de accionistas, que llamaremos "señor capital", y que, una vez se convierte en un obstáculo para el aumento de los beneficios del "señor capital", es puesto de patitas en la calle.

Y esto los trabajadores de T-Systems en Sevilla, por ejemplo, lo conocen de primera mano: a pesar del contrato de 421 millones de euros firmado este año 2012 con la Generalitat de Catalunya,que garantizaba carga de trabajo para 7 años, parece ser que no es lo suficientemente beneficioso para los accionistas de T-Systems, así que decidieron apretar más a sus trabajadores de España: si querían conservar su puesto de trabajo, debían aceptar una reducción salarial del 15% además de un ERE que deja en la calle a 281 trabajadores. Y no sólo eso, sino mantener un ritmo frenético de trabajo, y quién sabe si a pesar del ERE y la reducción salarial,la empresa deslocalizará la producción a países dónde la mano de obra es aún más barata.

Así pues, podemos ver cómo los accionistas de T-Systems, el "señor capital" del que hablábamos antes, utiliza sus trabajadores, ya sean del centro de trabajo de Sevilla, ya de los de Alemania, para aumentar sus beneficios,tanto le dan las condiciones laborales de sus trabajadores.
En el momento en que esto ya no es posible, es decir, se tienen pérdidas o, sencillamente, se obtienen beneficios menores a los esperados, la respuesta por parte del empresario es conocida: ERE, trabajadores en la calle y la fábrica se traslada a un país más "competitivo", es decir, donde los salarios y las condiciones de vida de los obreros se parezcan más a las del proletariado del siglo XIX, donde sea más fácil y barato explotar el trabajo ajeno.


Así pues, ¿qué es lo que ha cambiado porque actualmente se hable de "la desaparición del proletariado"?.¿Es que quizá no hay trabajadores que son utilizados como vulgares máquinas para la empresa, para aumentar su capital y luego son lanzados a la calle? En efecto, nada ha cambiado. El proletariado sigue existiendo en la actualidad, como existió hace 100 años, y como existirá mientras exista el capitalismo.

Es nuestro deber histórico, como trabajadores, como miembros del proletariado, derrocar el capitalismo e iniciar la construcción del socialismo.

 

Organizar el Poder Popular


Organizar el poder popular


La realidad actual de la crisis económica capitalista, especialmente en Sevilla, muestra la putrefacción de un modo de producción que se encuentra en la etapa final de su desarrollo, la del dominio del capital monopolista de Estado, la del capitalismo agonizante o imperialismo . Mientras la burguesía se afana en ocultar las causas originarias de la quiebra estructural y superestructural por la que discurre, derivada de las propias contradicciones internas, miles de trabajadores sevillanos siguen siendo lanzados al pozo de la miseria, la precariedad y el desempleo, en nombre los espurios intereses de la oligarquía financiera y el capital monopolista dominante. Son millones los trabajadores brutalmente explotados y los índices de pobreza se extienden como una plaga sobre el conjunto de las clases populares. 

Las contradicciones del régimen capitalista, manifestadas en forma de crisis y guerras, nos señalan el callejón sin salida al que nos quiere arrastrar la clase dominante, la única finalidad es la expansión de sus negocios monopolistas a costa del trabajo ajeno, la división de los mercados y el control de las fuentes de riqueza. La destrucción de las fuerzas productivas es demoledora, poniendo de manifiesto que la crisis estructural por la que discurre el reino del capital, no es más que la manifestación evidente de sus límites históricos.

En plena intensificación de la lucha de clases, los trabajadores ya no pueden siquiera soñar con ficticios "consensos sociales", como se empeñan en pregonar, aún hoy, las viejas fuerzas reformistas y oportunistas introducidas en el movimiento obrero. Ya no hay nada que "negociar", ni con patrones, ni con su Estado e instituciones burguesas, que embisten diariamente contra los trabajadores asalariados y el conjunto de clases populares de forma criminal y desvergonzada. El Estado burgués, al servicio de la oligarquía europea, desmantela con total impunidad las más elementales conquistas laborales, conquistadas tras décadas de arduas luchas obreras a nivel nacional e internacional, mostrándonos las claras su esencia clasista y represora .

No quedan pues caminos intermedios  ni vías de escape para esta situación, o la clase trabajadora se organiza y se levanta frente a esta minoría explotadora y criminal, o nos llevarán directamente al siglo XIX. En este contexto, se hace imprescindible que los comunistas sevillanos sepamos aplicar los principios del socialismo científico, sabiendo relacionar la lucha por las reivindicaciones económicas inmediatas con las de carácter sociopolítico, porque hoy queda totalmente claro que solamente el socialismo podrá acabar con esta barbarie basada en la explotación asalariada y la propiedad privada sobre los medios de producción. La necesidad histórica de agrupar, concentrar y preparar las fuerzas obreras ante los duros enfrentamientos que están por llegar, la elevación de la conciencia de clase, el fomento de la unión y la solidaridad obrera, y ante todo la creación de estructuras de poder popular, son ya desde hoy trabajos prioritarias e inaplazables para la vanguardia proletaria. El objetivo no es posible que sea otro que el derrocamiento del régimen capitalista dominante mediante la conformación de un amplio frente de masas, bien arraigado en el corazón mismo del movimiento obrero. 

¿Qué hacer?

El PCOE, orgulloso de enaltecer las banderas del marxismo-leninismo, no desfallecerá a la hora de expandir su táctica, centrada en volver a dotar a la clase obrera de su inalienable papel como sujeto histórico revolucionario. Nuestra política de masas perfila el camino a trazar en los momentos actuales que vivimos, habiendo extraído grandes conocimientos a partir de un profundo análisis materialista de la realidad histórica en que nos encontramos inmersos. Sabemos que los comunistas carecemos de la influencia suficiente entre la clase trabajadora, y constatamos una división e inconsciencia de clase evidente entre unos trabajadores que, a medida que avanzan los meses, no encuentran salida a la barbarie desatada. La respuesta no es posible que sea otra que el fomento de la unidad y la solidaridad de clase, antídotos infalibles frente a la ideología dominante.

 

Durante el franquismo, cuando una huelga podía costarle al trabajador también la vida, los trabajadores no dudaron de unir sus fuerzas para acabar con las ofensivas del patrón, desafiando las propias leyes fascistas y apuntando al propio Estado represor. Despidos de un solo trabajador, podían llevar a la huelga indefinida a comarcas enteras, logrando no sólo la readmisión del obrero despedido, sino poniendo el régimen en evidencia. ¿Cuál era el secreto? La coordinación y unión entre los representantes de los trabajadores, entre los comités y delegados de los diferentes centros de trabajo y sectores, que galvanizados en torno a un potente movimiento sociopolítico como fueron las nacientes CCOO, no sólo defendían solidariamente al trabajador amenazado por la patronal, sino que se enfrentaban a ese mismo Estado burgués, saliendo del reducido ámbito de la mera acción sindical y económico. 

Hoy, en plena quiebra capitalista, cuando despiden un obrero o empleado, todo queda en acciones formales. El despedido se queda en la calle y la patronal sale fortalecida, mientras los trabajadores quedan imbuidos de un derrotismo que les lleva a la impotencia y la sumisión. Hecho normal que suceda, para que el trabajador no encuentra a su alrededor una organización que no sólo haga de soporte, sino que la apodere a través de un órgano unitario que represente, de manera fiel, sus intereses de clase, en un ámbito de actuación multisectorial. La burguesía, obviamente, nos está ganando la guerra tanto en el terreno económico, como el político e ideológico.

Es por eso que hoy más que nunca, se hace imprescindible la acción de los militantes comunistas hacia el impulso de una sólida organización donde los trabajadores puedan adquirir las ricas experiencias de otros hermanos de clase agredidos, donde pueda identificar el origen común de estas agresiones, donde pueda, en definitiva, relacionar los conflictos de su entorno inmediato con los que derivan de un régimen capitalista caduco y criminal. 

Después de 40 años, todavía no se ha dado un solo paso adelante para la unidad, los trabajadores siguen sufriendo por el miedo a que en cualquier momento puedan ser despedidos sin ninguna defensa, pasando a engrosar el monstruoso ejército proletario de reserva creado por la burguesía. La desunión e individualismo esparcidos sobre el obrero y empleado, que emanan de la ideología dominante, es utilizada por los gobiernos burgueses del Estado y de las comunidades para arremeter no sólo contra el conjunto de la clase trabajadora, sino también contra unas clases populares vapuleada por las llamadas recortes. A una reforma laboral antiobrera, le sigue la destrucción de derechos sociales, convirtiendo nuestros centros de trabajo en una una cantera de la esclavitud asalariada y nuestros barrios en zonas degradadas. 

Es tarea esencial de los comunistas, pues, después de masa décadas de repliegue, crear un sólido movimiento sociopolítico arraigado en el movimiento obrero, que asiente sus pilares en la misma base del sistema (centros de trabajo), que sea capaz de interrelacionar la lucha económica con la toma de conciencia política, traspasando los reducidos ámbitos de la empresa. Las agresiones contra el conjunto de los trabajadores, no pueden encontrar soluciones sectoriales que agotan su accionar en el terreno meramente sindical. Se hace imprescindible la constitución de una Asamblea unitaria de Comités, Delegados de personal y Trabajadores, sin importar sus concepciones políticas y sindicales, con el fin de poner en práctica la imprescindible unidad y solidaridad de clase, que tanto necesitan y reclaman los trabajadores. Para elevar la conciencia de los elementos más atrasados ​​y sumarlos a la lucha organizada, para nutrir las filas del Partido Leninista con los mejores hijos de la clase obrera. 

Una Asamblea capaz de crear el embrión de una sólida estructura de poder popular, las reformas laborales o los recortes que afectan a los trabajadores y el pueblo responden a una estrategia planificada por la oligarquía financiera europea y el capital monopolista internacional. Los comités de empresas y delegados de personal, para ser los únicos organismos que realmente han sido elegidos por los trabajadores para defender sus intereses, pueden y deben constituir un formidable poder popular si somos capaces de dotarlos de los instrumentos adecuados y del nivel de conciencia que reclama el momento actual que vivimos. He aquí la tarea esencial del Estado Mayor de la clase obrera; construir y organizar un poderoso ejército proletario que, en el momento oportuno y ya armado con sus propias organizaciones democráticas, pueda lanzarse sobre la putrefacta maquinaria estatal burguesa para destruir -la de raíz.

 

Es hora de que los comunistas vamos a los trabajadores. Tal como hicieron los soviets de 1905 a 1917, esta Asamblea desbordará sin duda el ámbito de cada empresa, pues junto a la guerra de clases desatada en la base del sistema contra el conjunto de los trabajadores asalariados, se une a la misma ofensiva burguesa las constantes recortes superestructurales en los servicios públicos, el transporte, la dependencia, la sanidad, la educación, la amnistía de las rentas del capital frente la asfixia de las del trabajo, los cientos de desahucios diarios, la congelación de pensiones , ya en sí mismas, de miseria, sumado al infame "repago" de la salud y los medicamentos ... Todo este barrizal antipopular encuentra su origen en el modo de producción capitalista y en su clase social dirigente, única responsable de nuestra miseria y degradación. Bien sabemos que todo tiene un comienzo y un final. 

Como dijo Marx, en plena constitución de la AIT: 

"La emancipación de la clase obrera debe ser obra de los obreros mismos; que la lucha por la emancipación de la clase obrera no es una lucha por privilegios y monopolios de clase, sino por el establecimiento de derechos y deberes iguales y por la abolición de todo privilegio de clase; que la sumisión económica del trabajador a los monopolizadores de los medios de trabajo, es decir de las fuentes de vida, es la base de la servidumbre en todas sus formas, de toda miseria social, degradación intelectual intelectual y dependencia política; que la emancipación económica de la clase obrera es, por tanto, el gran fin al que todo movimiento político debe ser subordinado como medio; que todos los esfuerzos dirigidos a este gran fin han fracasado hasta ahora por falta de solidaridad entre los obreros de las diferentes ramas del trabajo en cada país y de una unión fraternal entre las clases obreras de los diversos países " 

Son tiempos de organización, de unidad y solidaridad de clase, el Partido Comunista Obrero Español de Sevilla no escatimará esfuerzos en llevar a cabo el impulso y consolidación de la Asamblea de Comités, Delegados y Trabajadores como estructura nuclear del movimiento obrero, como frente de masas que camine hacia el único régimen decoroso para el linaje humano, el socialismo. 

Por las asambleas de comités, delegados y trabajadores!
Por la construcción del Frente Único del Pueblo!
Socialismo o barbarie!

 

miércoles, 28 de noviembre de 2012

La Hoja Roja Noviembre 2012,órgano de expresión del CP del PCOE de Sevilla

25N:Victoria electoral de la oligarquía y el nacionalismo burgués

" Cataluña es una nación. Pero Catalunya no puede aislarse. La tesis según la cual Cataluña puede resolver su problema nacional como un caso particular, desentendiéndose e incluso en oposición al problema general del imperialismo y de la lucha del proletariado, es reaccionaria. Por este camino se va a la exageración negativa de las peculiaridades nacionales, a un nacionalismo local obtuso. Por este camino no se va hacia la liberación social y nacional, sino hacia una mayor opresión y vejación! "
Joan Comorera
Ante la cruda realidad por los que discurre un modo de producción agotado, que fabrica esclavos, asalariados y desocupados en masa, regando de miseria y pobreza a las clases populares (paro, desahucios, suicidios), ante una oligarquía financiera que en plena agudización de la lucha de clases somete con descarnada brutalidad al conjunto de la clase trabajadora; ante la persistencia de un movimiento obrero debilitado y desorganizado, el PCOC no puede más que valorar el resultado de las elecciones catalanas del 25N como un nuevo triunfo de la oligarquía galvanizada entorno del Estado español, conseguido a base de un uso indiscriminado del siempre reaccionario nacionalismo burgués, eficaz narcótico para embrutecer y dividir al conjunto del proletariado del Estado. Ha triunfado, pues, la táctica burguesa para seguir manteniendo la opresión y la vejación sobre el conjunto del pueblo trabajador catalán.
Tal y como anticipó el PCOC, los resultados electorales del 25N eran fácilmente previsibles, más allá de inesperados altibajos electorales de la burguesía nacionalista encuadrada a CiU que, sin embargo, sigue hegemonizado el espectro electoral en Cataluña. Así, esta institución llena de parásitos al servicio del imperialismo europeo denominada Parlamento, quedará integrado en base a una falsaria dicotomía nacional entre "separatistas" -50 (62) escaños CiU / 21 (10) ERC / 13 (10) ICV- EUiA / 3 (0) CUP-y "unionistas" - 20 (28) escaños PSC / 19 (18) PP / 9 (3) C 's. Todas las formaciones, profundamente influenciadas por la ideología dominante, centraron, centran y centrarán su discurso político en torno al omnipresente nacionalismo burgués. Estos resultados confirman una nueva victoria de la oligarquía en su terreno preferido el electoral-no hay que olvidar que el capital financiero es dueño de buena parte de las fuerzas políticas que se presentaron y obtuvieron representación en un Parlamento que, tal y como ocurrió hasta el 25N, seguirá funcionando al servicio fiel del IBEX-35, la UE, la CE, el BCE y el mismo FMI.
Precisamente en plena época del capitalismo de Estado, precisamente cuando la soberanía nacional catalana (y española) se encuentra sometida al eje Berlín-Bruselas, los lacayos políticos de la oligarquía (CiU-PSC-PP), así como la pléyade de oportunistas que presentaron listas al proceso electoral burgués (ERC-ICV-C's-CUP), blanden sus lucidas banderas actuando a modo de peones políticos de la criminal oligarquía que nos desgobierno. Mientras unos izan enfervorizados sus banderas "federalistas", otros hacen lo mismo con sus esteladas "independentistas" y el resto se envuelve tras la roja y gualda "unionista", de negro cuño monárquico-fascista. Todos ellos inmersos en un penoso y alienante discurso adormecedor, que encuentra su máxima expresión en la reclamación de simples formas de Estado (o Estados propios), olvidando conscientemente el fondo de la cuestión, al que ninguno de los candidatos a Presidente ha hecho referencia: la senilidad de un modo de producción putrefacto y la insaciable sed de sangre proletaria de una oligarquía que mantiene el control absoluto del Estado español (y que se encuentra fuertemente integrada en la imperialista UE).
Son, casualmente estos, los posicionamientos esenciales en los que coinciden de lleno todos los "separatistas" y "unionistas" que han obtenido representación parlamentaria este 25N; mantener en Cataluña bajo el yugo de las estructuras económicas capitalistas, e integrar sus diferentes versiones Estado (ya sea éste catalán o español), en las superestructuras imperialistas de la UE. Se hace evidente, después de todo el ruido emitido y en virtud de los resultados electorales obtenidos este 25N, que la oligarquía tenía todo bien cocinado, los graves conflictos por los que discurren las masas laboriosas catalanas, o bien proceden "de Madrid", o bien directamente de la "deriva independentista de Mas". Aquí termina todo el "debate político" de estos representantes de un régimen que ya nada puede ofrecer a los trabajadores catalanes. En momentos en que la oligarquía estrangula a millones de proletarios, jóvenes, pensionistas, autónomos, tanto en Cataluña con el resto de nacionalidades del Estado, siempre es conveniente mantener al movimiento obrero embrutecido en el viscoso fango de los nacionalismo burgués.
El PCOC, fiel a los principios emanados del socialismo científico, vuelve a hacer suyas las palabras del lúcido dirigente comunista catalán, el camarada Joan Comorera;
" La soberanía nacional y el capitalismo monopolista son incompatibles y su consecuencia lógica, la recuperación de la soberana por la nación, supone la liquidación previa del capitalismo monopolista, es decir, como primera medida, la nacionalización de los monopolios. (...) La separación por la separación es una idea reaccionaria, ya que en nuestro caso concreto, Cataluña, constituyéndose en un Estado independiente, saldría de una órbita de explotación nacional para caer dentro de otra igual o peor (...) La separación por la separación no resuelve el problema nacional, porque la continuidad del imperialismo conlleva la opresión nacional, progresiva, incluso de aquellas naciones que un día fueron independientes y soberanas. "
Es obvio que los poderosos altavoces mediáticos de la oligarquía desplegaron una monstruosa campaña nacionalista que copó debates y "programas" electorales, confirmándose la eficacia de tal campaña propagandística en los resultados obtenidos por las formaciones burguesas y oportunistas. Es de esperar que, con la nueva conformación del Parlamento, el reaccionario nacionalismo burgués vuelva a situarse en el centro del "debate", cerca de un millón de parados, millones de sobreexplotados, cientos de miles de pobres y desahuciados , miles de exiliados o decenas de suicidios, representan sólidas razones como para que la oligarquía continúe narcotizante a un todavía débil movimiento obrero a través del gran circo nacionalista.
No es fruto de la casualidad, que en plena crisis estructural capitalista, este circo haya conseguido que la primera fuerza política en cada proceso electoral burgués-l'abstenció-haya empequeñecido sus elevados porcentajes habituales. Es tan grande la putrefacción del régimen, también en su superestructura política, que los dueños y señores de Cataluña y sus lacayos políticos se vanagloriaban el mismo domingo 25N por una "hito histórico", y es que "sólo" el 30,5 % de catalanes nos abstenerse de participar en esta farsa electoral (10 puntos por debajo de los índices de abstención normal, que suelen rondar el 40%, con puntas del 51%). En definitiva, nada menos que cerca de 2 millones de catalanes decidieron no votar ni a nacionalistas "separatistas y unionistas", ni a extraños proyectos federalistas o falsas salidas "anticapitalistas" que basan su proceder en el municipalismo interclasista. La abstención, posicionamiento firme asumido por nuestro Partido, a pesar de los fuegos de artificio, se consolidó nuevamente como la primera fuerza electoral en Cataluña (sin contar con el numeroso voto en blanco contabilizado).
Ante la previsible campaña nacionalista que volverá a dominar la superestructura político-ideológica del régimen, el PCOC vuelve a reafirmar su fidelidad inquebrantable al internacionalismo proletario, reafirmando nuestra convicción en que no será posible la liberación social y nacional de Cataluña si, con anterioridad, el proletariado catalán no es capaz de tumbar al capital monopolista, uniendo sus luchas a las del conjunto del proletariado del resto de las nacionalidades del Estado, si con anterioridad la clase obrera catalana no es capaz de combatir en solidaria unión frente nuestro enemigo común, el Estado burgués, auténtica síntesis de la opresión y la represión obrera y popular. El PCOC reafirma su convicción en que, en la actual fase imperialista que vivimos, sólo el socialismo podrá garantizar, democráticamente y en pie de igualdad, el inalienable derecho a la autodeterminación de Cataluña.
" El nacionalismo militante de la burguesía, que embrutece, engaña y divide a los obreros para hacerlos ir a remolque de los burgueses, es el hecho fundamental de nuestra época. "
Lenin
" En diferentes épocas salen a la palestra diferentes clases, y cada clase entiende a su manera la cuestión nacional. Por tanto, la cuestión nacional sirve en las diferentes épocas en varios intereses y adopta diversos matices según la clase que la promueve y la época en que se promueve. "
Stalin
Los comunistas catalanes, férreamente armados con nuestra ideología proletaria, no caeremos ni en aventurismes independentistas ni en nefastas actualizaciones del nacionalcatolicismo españolista, pues tenemos muy claro que la clase que dirige este reaccionario proceso nacionalista no es más que la oligarquía dominante, insertada en plena época imperialista. Sabemos bien que para la clase dominante, ya esté ésta asentada en Madrid o Barcelona, ​​una de las funciones prioritarias en estos precisos momentos, no es otra que la de seguir "embruteciendo, engañando y dividiendo" a la clase trabajadora, instrumentalizando-la en favor de sus espurios intereses.
El PCOC, haciendo de la unidad y la solidaridad de la clase obrera la mejor arma frente a las maniobras y ofensivas clasistas de una oligarquía netamente antiobrera y antipopular, reafirma su llamamiento al conjunto de la clase trabajadora catalana para que se organice democráticamente a través de sus órganos representativos, caminando hacia la constitución de una Asamblea unitaria de Comités, Delegados y Trabajadores, encaminada a crear estructuras de poder popular al servicio de los intereses proletarios. Un llamamiento a las AAVV ya la juventud obrera para que se organicen en Asambleas Populares estudiantes, confluyendo en un poderoso Frente Único del Pueblo que aglutine al conjunto de masas laboriosas, dirigiéndose las hacia el fin de la barbarie capitalista y poniendo los cimientos de la construcción socialista. Esta es la única salida hacia la emancipación del conjunto de trabajadores y masas laboriosas, la única salida hacia la liberación social y nacional de Cataluña y el resto de nacionalidades del Estado, la única salida hacia la fin del maloliente nacionalismo burgués dominante.
¡BASTA Farsa burguesía!
¡POR LA CONSTRUCCIÓN DEL FRENTE UNICO DEL PUEBLO!
¡VIVA LA LUCHA DE LA CLASE OBRERA!
¡VIVA el internacionalismo proletario!
COMITÉ NACIONAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO DE CATALUÑA (PCOC)

martes, 27 de noviembre de 2012

"Obras Completas" de Stalin,Tomo II

Felipe González, hijo predilecto del Imperialismo internacional


La trayectoria de Felipe González tiene un principio y un fin que concuerdan, un círculo perfecto. Su carrera política parece perfectamente diseñada desde un laboratorio.
Y ese laboratorio está en los centros neurálgicos del imperialismo de los años 70: Washington y Bonn.
Si empezamos por el final, ya podremos entender cómo fue fabricado políticamente este “conversador ágil, brillante, con «charme» […]” que fumaba ya desde su juventud Cohíbas con “un trazo burgués que no encajaba con sus calzones vaqueros, ni con su camisa barata de cuadros, ní con su izquierdismo” [1]
Gracias a su contribución al desarrollo primero del capitalismo en España y del imperialismo norteamericano, europeo y español, ha cosechado halagos de tipos como Ronald Reagan (“Es un agudo, brillante, con personalidad, joven, moderado y pragmático socialista"), Luis María Ansón (“es el hombre de Estado más importante del siglo XX como Cánovas del Castillo lo fue el siglo XIX”), premios como “Una vida por la libertad” de la multinacional mejicana Grupo Salinas (que factura 6 mil millones de dólares al año), cargos como consejero en Gas Natural por el que cobra 126.500 euros al año, y amistades y negocios con los grandes magnates de América Latina como Gustavo Cisneros (el hombre más rico de América del Sur), Carlos Slim (el hombre más rico del mundo) o Massoud Farshad Zandi (presidente de Star Petroleum).
Su fulgurante carrera ha sido ahora reconocida en Sevilla al concedérsele el título de Hijo Predilecto de Sevilla, a propuesta del que aparenta ser su adversario político, el PP: "Dedicó sus esfuerzos a construir una sociedad más moderna y avanzada en la que todos tuvieran cabida" ha dicho Juan Ignacio Zoido, alcalde de Sevilla por el PP.
Pero ¿cómo se gestó esa fulgurante carrera? Retrocedamos a la época en que fue incubado este conversador ágil con "charme".
 
Años 60-70 inquietantes para el imperialismo
En los años 60 y 70 el capital internacional, sobre todo el americano y el alemán, seguían con tremenda preocupación la influencia de la ideología comunista en las clase obrera europea, sobre todo seguía con inquietud los acontecimientos en Portugal, España e Italia.
 
Cuadro de texto:  1974 Revolución de los claveles en Portugal El 25 de abril de 1974 había triunfado la Revolución de los Claveles y Portugal corría el riesgo de convertirse en "una especie de Cuba en Europa"[2], después de que el nuevo Consejo de Estado presidido por el general Vasco Gonçalves (declarado marxista[3]) naciona lizara entre otros sectores estratégicos la banca, los transportes, la industria del acero, las minas y las empresas de comunicaciones. Hasta el diario británico The Times, tituló en mayo de 1974 su portada con "El capitalismo ha muerto en Portugal".
En junio de 1976 el Partido Comunista Italiano alcanzó el 34% de los votos, y hasta los socialistas italianos reconocían la influencia de los comunistas: "el poder de los comunistas de Europa Occidental - en Italia, Francia y España - hace posible la entrada de ministros comunistas al gobierno"[4]
En España los servicios secretos del franquismo mimaron a los socialistas, prácticamente inexistentes, para tratar de taponar la actividad mucho más influyente de los comunistas en las clases populares: «A los socialistas no se les detenía, a los comunistas, sí. Estando yo en la Brigada Social, esa era una indicación de los mandos. Más aún: la policía no sólo miraba para otro lado, haciendo la vista gorda, sino que a veces ayudaba a pasar la valija con la propaganda"[5]
 
 
Renovación del PSOE a gusto del imperialismo
Es en este contexto que surge el joven Felipe González, que culmina su formación universitaia con un curso de Economía en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) y militando en las Juventudes Universitarias de Acción Católica.
Hombre de grandes miras, atisbó que el socialismo tenía futuro y así fue apadrinado por la CIA y la socialdemocracia alemana.
Mientras en Italia la operación Gladio financiada por la CIA y apoyada por la OTAN trataba de minar la influencia de los comunistas durante los "años de plomo", en España la CIA dirigía la evolución del PSOE hacia posiciones socialdemócratas a través de González, Alfonso Guerra, Enrique Múgica y Luis Solana entre otros[6].
Cuadro de texto:  1981 Luis Solana dando un mitin anti OTAN en Vallecas Luis Solana, que "de entrada" decía no a la OTAN, sería años más tarde recompensado por su cambio de postura siendo nombrado secretario general de la OTAN y justificando las torturas, detenciones y vuelos secretos de la CIA en Europa con las siguientes palabras: “Con nuestros aliados norteamericanos compartimos la convicción de que se necesita una acción dura”.
Felipe González, después de ser rechazada su propuesta de sacar el marxismo de los estatutos del PSOE en mayo de 1979 ("antes socialistas que marxistas") vuelve a la carga en septiembre organizando con éxito un Congreso Extraordinario ya en condiciones favorables para los "renovadores". Ahí se inicia el golpe de timón hacia los derroteros que marcaba el "Programa Democracia" elaborado por la CIA, en cuya presentación sentenciaba Ronald Reagan ante el parlamento británico meses antes de la victoria socialista de 1982: "La libertad y la democracia dejará en las cenizas de la historia al marxismo-leninismo"[7].
 
 
El imperialismo europeo y americano se cobra sus favores
Las medidas que impulsó nuestro ágil y brillante conversador durante sus catorce años de gobieno permitieron organizar y fortalecer a la burguesía española a la que le resultaba asfixiante el autárquico régimen franquista. Después de privatizar entre otras a Telefónica, Iberdrola, Gas Natural, Repsol, Iberia, Unión Fenosa y Mapfre, y apoyar la concentración de capital financiero español (BBVA, Banco de Santander) se convierte en portavoz e intermediario de los negocios de estas compañías en América Latina, contribuyendo de esta manera a la "modernización", queremos decir saqueo, de ese continente durante los años 90.
Cuadro de texto:  1987 Protestas en Reinosa por el cierre de la empresa “Forjas y Aceros de Reinosa” En España devuelve los favores al capital alemán impulsando una reconversión industrial que provocó el desmantelamiento en los años 80 de buena parte de la siderurgia, la minería del carbón, la construcción naval y otros, como la industria química, el textil, los bienes de equipo y los contratistas de defensa. El objetivo era adaptarlas a la nueva división internaional del trabajo eliminando así competencia al capital alemán. Esta reconversión supuso la pérdida de cientos de miles de puestos de trabajo en toda España.
 
Como ejemplo, SEAT fue vendida por el INI a la alemana Volkswagen en 1990 después de un severo recorte de la plantilla e inyectarle cientos de miles de millones de pesetas.
 
Cuadro de texto:  1985 Policías entrando en los Astilleros de Bilbao para desalojar a los empleados Felipe González contribuyó a la modernización de España con medidas como el "plan de empleo juvenil" que introducía el contrato basura entre los jóvenes, las empresas de trabajo temporal que extraer aún más plusvalías de la fuerza de trabajo, la liberalizacíon del suelo y la vivienda, reformas laborales que precarizaron el empleo o el medicamentazo que eliminó ciertas subvenciones a medicamentos, medidas por las que los grandes sindicatos ya por entonces bastante domesticados convocaron dos huelgas generales.
Las movilizaciones de los trabajadores fueron aplacadas a base de represión de las fuerzas policiales que en algunos casos llegaron a usar fuego real y que en las comisarías continuaron torturando con los mismos métodos del franquismo.
Entre sus grandes contribuciones internacionales también se encuentra la de "asesorar" a los últimos dirigentes de los países socialistas del Este a "modernizar" su sistema económico, de tal manera que la supresión de las garantías sociales que existían en esos países costó sólo en Rusia la muerte de 1 millón de personas[8].
 
No sólo se le puede acusar de provocar tanta muerte indirectamente, a veces ni siquiera disimula con su "charme" sus métodos "implacables":
"Tuve que decidir si se volaba a la cúpula de ETA. Dije no. Y no sé si hice lo correcto"[9]
En definitiva, durante sus gobiernos hizo más difícil la vida de los trabajadores de España y de todo el mundo, contribuyendo a que las clases propietarias de todo el mundo acumularan más beneficios y plusvalías, contribuyendo a la caída de regímenes socialistas que suponían un freno al avance del imperialismo, y en general a taponar una salida del capitalismo con un lenguaje seudo-progresista:
"Estamos ante una crisis sistémica y global. No hay alternativa al sistema, afortunadamente, porque las utopías regresivas son peores"[10].
Sirva este artículo como nuestro particular "homenaje" a este siervo de los intereses de la burguesía internacional y española, como botón de muestra para identificar a esos títteres que seducen con una lengua de madera a las clases trabajadores de todo el mundo.


[1] Miguel Paredes, comandante del Servicio Central de Documentación (SECED), servicio de inteligencia español durante el final del franquismo y el principio de la transición (1972-1977).
[2] los que piensan que de la revuelta no queda nada son aquellos que quisieron convertirla en una revolución comunista para transformar el país en una especie de Cuba en Europa. Nosotros, los socialistas, impedimos esa perversión totalitaria del 25 de abril “ Mario Soares, exlider del Partido Socialista Portugués, 25 de abril de 1999
[3] “Yo era entonces marxista y lo sigo siendo“ Gral. Vasco Goncalves, 25 de septiembre de 2004.
[4] Gino Bianco del Partido Socialista Italiano (junio de 1977)
[5] Manuel Ballesteros, miembro de la Brigada Político-Social durante el franquismo
[6] «El PSOE va donde diga la CIA a través de Willy Brandt. Hasta en el propio Bundestag alemán se acaba de denunciar que la Fundación Friedrich Ebert del SPD recibe dinero directamente de la CIA» Justo de la Cueva, miembro de la comisión mixta de reunificación del PSOE madrileño.
[7] http://constitucionweb.blogspot.com.es/2010/03/el-discurso-de-reagan-en-londres-que.html
[8] Trabajo publicado en la revista médica Lancet, y llevado a cabo por David Stuckler, de la Universidad de Cambridge, Lawrence King, de la Universidad de Cambridge, y Martin McKee, de la London School of Hygiene and Tropical Medicine, utilizando datos de organismos de la ONU, como de la UNICEF

domingo, 25 de noviembre de 2012

Una vía por donde la burguesía inocula su veneno ideológico o sobre la libertad de prensa y el derecho a la información de los capitalistas

La inmensa mayoría de los medios de comunicación de masas – prensa escrita, radio, televisión – están concentrados en manos de la burguesía en el estado español. Ya sea la burguesía multinacional, que es la que tiene la propiedad de los medios más poderosos, la burguesía nacional, o algunas burguesías periféricas todas poseen en sus manos medios con los que poder defender sus intereses de clase. También se aprecia cómo los grupos de las burguesías periféricas – Cataluña o Andalucía – son dependientes, por su menor potencial económico, de la oligarquía financiera y del estado burgués, debiendo admitir injerencias de éstos para mantenerse a flote, algo que se visualiza en el GRUPO ZETA y La Caixa o en el grupo Joly y la Junta de Andalucía y otras cajas andaluzas.

Incluso la jerarquía de la Iglesia Católica en el estado español dispone de grupo mediático. Sin embargo, el Pueblo Trabajador está totalmente despojado de ellos. No tiene medio de comunicación alguno y los que brotan de él o son ilegales o, en el caso de empezar a tener alguna influencia sobre el Pueblo, son rápidamente ilegalizados por el estado capitalista, una constante a lo largo de estas tres décadas de democracia burguesa.

La libertad de prensa en España es patrimonio de la burguesía internacional (Martin E Franklin, Nicolas Berggruen, Silvio Berlusconi, Sir Martin Sorrell, la familia Agnelli,…) y de las familias más ricas del estado (Ybarra, Luca de Tena, Lara, Abelló,…). La propiedad de los grupos de comunicación de masas del estado español, extrapolable a cualquier país capitalista, nos constata que la libertad de prensa es la libertad que tiene la minoría burguesa para entretener y engañar a la mayoría trabajadora de sus intereses de clase, un instrumento vital para inferir entre la realidad objetiva y la percepción del Pueblo, de las masas trabajadoras, respecto a esa realidad objetiva tratando de hacer que esa percepción sea lo más alejada de la realidad y lo más próxima a los intereses de la minoría explotadora: La burguesía, que es la poseedora de dichos medios.

El universo mediático del estado español nos deja bien patente que, bajo el capitalismo, libertad de prensa y derecho a la información son sinónimos de libertad para que un puñado de burgueses, con absoluta impunidad a través de siervos corrompidos por las prebendas de éstos, engañen, alienen y repriman ideológicamente al proletariado enarbolando la bandera de la mentira con tal de domeñar la psicología y la conciencia social del pueblo trabajador de tal modo que se perpetúe la dictadura del capitalismo monopolista de estado. El único principio que abraza la prensa burguesa es el de someter a los Pueblos, el de defender a capa y espada el régimen explotador y represor capitalista y a los asesinos que lo dirigen, justificar las guerras de rapiña y reprimir ideológicamente al proletariado, en definitiva, el de servir fielmente a los dueños de los medios de comunicación, la burguesía. La indignidad personificada la constatamos día a día al escuchar a los voceros que mañana, tarde y noche justifican, desde radios, periódicos, webs y televisiones a los explotadores y vilipendian y criminalizan a todos aquéllos que se enfrentan a ellos y luchan por un mundo libre de infames capitalistas. En palabras de Lenin, “Hoy libertad de prensa, en todas partes donde hay capitalistas, es la libertad de comprar periódicos, de comprar escritores, de sobornar y comprar y fabricar la opinión pública en favor de la burguesía. Eso es un hecho. Un hecho irrefutable.”. Por mucho que se hable de libertad de expresión y de supuesta igualdad, la expresión para que alcance a las masas debe instrumentalizarse a través de un medio de comunicación de masas pues, de no ser así, jamás les llegará a éstas; por consiguiente, al estar la mayoría trabajadora despojada de dichos medios de comunicación de masas, ya que se concentran en manos de la minoría explotadora y burguesa, está despojada de la libertad de prensa y, también, de la libertad de expresión pues ésta, para las clases laboriosas que son la mayoría de la sociedad, simplemente es inexistente o silenciada. Luchar por la libertad de expresión, por la libertad de prensa y por una sociedad igualitaria y justa es luchar a favor del socialismo y de la dictadura del Proletariado y en contra el capitalismo y la dictadura de la burguesía que nos roba la riqueza que generamos y pretende robar y corromper nuestras conciencias con sus sicarios de las plumas, cámaras y micrófonos vendidos al Capital, que inoculan el veneno ideológico burgués mediante sus medios de manipulación que son auténticos colmillos de víbora.

LEE EL INFORME COMPLETO:

JOSÉ STALIN "OBRAS COMPLETAS TOMO I"

Teoría Socialista nº5

Teoría Socialista nº4

ANÁLISIS Nº10,órgano de expresión del Comité Central del PCOE

viernes, 23 de noviembre de 2012

La lucha de clases,más abierta que nunca

Vivimos momentos históricos donde el Capital se juega el todo por el todo y la clase obrera está más huérfana que nunca de una organización que le permita responder con contundencia a esta guerra que ya ni siquiera es disimulada ni maquillada.

El capitalismo está en su fase más avanzada, mayor abundancia material que nunca y al mismo tiempo la clase obrera y otras clases populares van camino de la más absoluta miseria.El meollo de la cuestión no está en el mayor o menor grado de explotación, si no en la explotación en sí. El hecho de que una mayoría de la población sea quien produce toda la riqueza, pero sean otros (empresarios, banqueros...) quienes sean dueños de las empresas, las fábricas, las minas, las tierras... hace que los trabajadores sean más pobres en relación a la riqueza que generan, pues no son dueños más que de sus brazos.
Ahí está la raíz de todas las crisis. Sin embargo, desde todas las instancias, a la clase obrera le llegan mensajes contrarios, incluso la hacen culpable de la crisis. Según estas teorías, no hay dinero para mantener tantos “abusos” de los trabajadores, los pensionistas, de los parados, inmigrantes sobre los servicios públicos.
Las cifras son muy claras. El coste de vida cada vez es mayor, los salarios están congelados o se recortan, los impuestos son mayores... entonces ¿adónde va todo el dinero que produce nuestro trabajo? Por un lado se lo quedan los empresarios a través de los beneficios, y por otro lado, gran parte de los impuestos se han ido a rescatar a la banca (hasta 110.000 millones de euros desde que empezó la crisis) y a grandes empresas como las del sector automovilístico (700 millones de euros en 2009). que sin embargo no han parado de mandar a cientos de trabajadores a la calle ERE tras ERE(firmados por PSOE, y grandes sindicatos...).
Ante este panorama, los trabajadores deben romper su aislamiento, sus representantes más directos (comités de empresa y delegados de personal) tienen una responsabilidad ante sus compañeros, ante los cuales se presentaron voluntariamente para representar sus intereses. Y estos pasan porque se unan al resto de trabajadores de todos los sectores.Y ya no es momento de pedir migajas. O los trabajadores toman el control de la producción y de la economía, o estamos abocados a la derrota.


POR LA UNIDAD DE LA CLASE OBRERA A TRAVÉS DE SUS DELEGADOS Y COMITÉS


POR LA UNIDAD DE LA CLASE OBRERA Y LOS BARRIOS OBREROS

POR EL FRENTE ÚNICO DEL PUEBLO


jueves, 22 de noviembre de 2012

Más allá de la aparente realidad


Nuestro partido, allá por el año 2005, anticipándose a los acontecimientos y cuando nadie hablaba de las causas de la crisis y menos aún de sus efectos, dijo que la burguesía se había uniformado militarmente para abatir a la clase obrera en una guerra total, pues la crisis sería profunda y duradera como ninguna otra debido a que ésta no era más que una manifestación de una colosal crisis que venían arrastrando Europa y EEUU desde los años 90.
La gran burguesía, conocedora mejor que nosotros de la situación que se avecinaba, proyectó su futuro y se dispuso a sentar las bases para que sus empresas (monopolios y multinacionales) estuviesen en condiciones de disputar el mercado internacional que estaba siendo invadido por nuevos imperios -Brasil, Rusia, India y China- aprovechando la recesión económica que atenazaba a la UE, EEUU y Japón. La única manera posible que tenía de hacerlo en plena crisis era expoliando a los trabajadores y reduciéndoles sus salarios para que les proporcionara mayores cotas de plusvalía, privatizando empresas estatales con beneficios, etc. Naturalmente, a la par y con el objeto de neutralizar al máximo posible el rechazo que sin duda iban a producir tales medidas en los trabajadores, arremetiendo contra todos sus derechos.
Y cuando decíamos que la guerra era total no nos equivocábamos; había que ser un ignorante en política para no darse cuenta de ello pues sólo con estudiar a la parte contraria ya era suficiente para ver que la correlación de fuerzas era favorable a los capitalistas por amplia mayoría.
Con todo a su favor, es decir, un gobierno de derecha dispuesto a todo, un parlamento que en su totalidad defiende el sistema de producción burgués, con un sindicalismo totalmente vendido y entregado durante años a favorecer los intereses de la patronal y con una clase obrera huérfana de ideología y, por supuesto, de líderes; por tanto, bajo las influencias del reformismo político, la burguesía no lo dudó y comenzó a librar batallas que ganaba con facilidad unas tras otras, sin resentirse lo más mínimo.
En contra de nuestros análisis parece alzarse otra realidad distinta: las calles están tomadas por continuas y masivas manifestaciones; no pasa un solo día sin que se celebren cantidad de huelgas, esto unido a un ambiente popular en el que se respira indignación e inquietud por la política económica que desarrolla el gobierno de Rajoy.
Últimamente, la manifestación independentista celebrada en Cataluña, la huelga general llevada a cabo en el País Vasco, la masiva concentración de “ciudadanos” frente a las Cortes, y la gran marcha de los jornaleros andaluces, son hechos que pretenden evidenciar que en nuestro país se cuece algo gordo porque el pueblo es imparable y ha tomado la decisión de frenar el curso de los acontecimientos para darle un giro de 180º.
Con todo ello, es casi seguro que Rajoy pierda las próximas elecciones ¿Y qué? No importa nada en absoluto. Hablamos de cosas serias: el gran capital le ha encomendado una misión concreta que tiene que cumplir cueste lo que cueste, porque en el hipotético caso de que perdiese las elecciones nada ni nadie va a modificar un palmo las medidas que ha impuesto. En el capitalismo es demasiado fácil imponer y aplicar medidas antiobreras, pues todos los llamados representantes del pueblo defienden, de una u otra forma, el capitalismo. Lo que les separan son sólo matices, pero no la esencia y ésta es la culpable de la crisis; sin embargo, cuesta años, palizas en las calles, sangre y cárceles cualquier conquista que alcance la clase obrera, porque está sola frente a todos. Además ¿quién o quiénes iban a restituir, al menos, la situación anterior? ¿El PSOE, IU, CCOO, UGT? Imposible, han tenido tiempo y oportunidades para ello y no lo han hecho porque están en la misma dinámica, es decir, girando sobre los efectos de los problemas sin atentar contra las raíces. Peor aún, las empresas que regenta el PSOE -bien a niveles institucionales, bien en el área de lo particular- son las primeras que han llevado a efecto los recortes, las primeras que han aplicado la reforma laboral, las primeras que niegan a sus trabajadores convenios colectivos, etc. Lo mismo ocurre con CCOO y UGT que, convertidas en auténticas organizaciones empresariales, aplican ERE que incluso devienen en condiciones más duras para sus trabajadores. En cuanto a IU, ha demostrado en varias comunidades, allá donde ha gobernado y gobierna, que sus proyectos se confunden con los de la derecha. IU carece de ideología definida, es un auténtico reino de taifas cuya preocupación fundamental es acomodarse en las elecciones estatales -autonómicas o municipales-, y mamar del estado capitalista, aunque para ello tenga que pactar con el diablo. Y por último, cabe decir que todas las reivindicaciones políticas -reforma agraria, autodeterminación, referéndum por los recortes, etc.- no rebasan el marco del sistema capitalista.
Para nosotros -más allá de la realidad y debajo de las manifestaciones, concentraciones, marchas y huelgas- el mundo concebido y planificado por el gran capital europeo y norteamericano desde hace ya varios años se está forjando con cimientos que parecen inamovibles.
Las grandes empresas que niegan convenios a sus trabajadores, a la vez que reforman sus plantillas a su antojo, están, sin embargo, invirtiendo miles de millones de euros en el extranjero. Y por otro lado, se está modelando un movimiento obrero según conviene al gran capital. Después de 7 años no hay una sola batalla que haya ganado la clase obrera. Las reformas y recortes se llevan a cabo sin rectificación alguna. ¿Por qué? Sencillamente porque las manifestaciones, huelgas, concentraciones y marchas tienen otra lectura menos optimista.
Las numerosas huelgas y manifestaciones se convocan una vez que se han consumado los hechos. Los trabajadores van a una guerra perdida, sin ninguna posibilidad. Además, cada centro de trabajo, cada sector, cada nación o región caminan por sitios diferentes y enfrentados, patentizando una división que no se supera a pesar de las crueles embestidas del enemigo, cuya envergadura es auspiciada precisamente por la división.
Tal vez parezca paradójico decir que a pesar de las grandes manifestaciones y de las incontables huelgas, la clase obrera, los trabajadores como clase, no están en la pelea. Pero es así y se demuestra de manera inapelable. Como hemos visto todas las huelgas son a toro pasado, sin más conciencia de clase que la de mendigar un buen trato en el despido. Los dirigentes sindicales y la inmensa mayoría de los comités de empresas no han adquirido conciencia de clase durante el periodo “pacífico”. Los sindicatos -mayores, y menores- los convirtieron en auténticos leguleyos, guardianes de la legalidad burguesa, y han pretendido vencer al patrón con sus propias leyes. Todas las contradicciones entre el capitalista y el obrero se han dilucidado apelando a la justicia burguesa. Como es lógico no se ha posibilitado la participación de los trabajadores más que cuando se han debatido los convenios; aún así, la huelga se ha convocado en casos muy extremos. Los propios líderes sindicales y comités de empresas han inculcado entre los trabajadores que la política no es cosa de ello, malformando sus conciencias.
El mundo que se construye por abajo es desolador. Se han perdido miles de comités de empresas, otro tanto han visto descender su número de representantes. En miles de pequeñas empresas, los trabajadores no han tenido ocasión de elegir a más de 300 mil delegados, porque los sindicatos no aparecen por ellas. Se ha implantado la psicología del miedo que ya existía multiplicada por mil porque la nueva generación de trabajadores puede ser -y va camino de ello- una generación derrotada, que ha recibido la herencia de otra generación que también fue derrotada.
Las excepciones -pocas por desgracia- de comités que intentan activar a sus compañeros se encuentran con un mundo exterior todavía insolidario, en el que cada empresa va a lo suyo. Estas circunstancias tan perniciosas las advierten los trabajadores, que sólo ven adversidad y más adversidad; que observan que las luchas fabriles son estériles, porque al final se obtiene siempre el mismo resultado de una manera irremediable. El futuro, pues, no es nada alentador, porque a la par que la patronal se va fortaleciendo esperando que amaine el temporal reformista, la clase obrera va debilitándose en número y en conciencia y se puede comprobar ya, tanto en grandes empresas como en pequeñas, que son despedidos trabajadores sin que sus compañeros den una respuesta solidaria.
Podemos decir que un nuevo movimiento obrero se va configurando con la crisis, sujeto a las nuevas necesidades del gran capital. Un movimiento obrero temeroso, que tiene frente así un conjunto de leyes que les impide moverse y encabezado por dirigentes sindicales y fabriles domesticado, es un movimiento que presagia malos augurios. Y por si fuera poco, un movimiento obrero disminuido numéricamente por el aumento de empresas sin representación está expuesto al sometimiento de las nuevas aventuras de los patronos, bien sea en el marco del actual estatus político, bien sea con otra nueva constitución, o bien sea en una república burguesa. A la burguesía no le importa -si ello es necesario- adoptar nuevas formas, maquillar la derrota de los trabajadores con supuestas victorias, si así su poder económico y político resulta ileso.
Los militantes más honestos del movimiento obrero y revolucionario, así como los comités de empresas, tienen en sus manos el torcer los proyectos de los capitalistas. En esta dirección deben comprender que la lucha en los centros de trabajo y fuera de ellos es política pura y dura. Sabiendo que toda lucha en un centro fabril debe forzosamente extenderse a los demás centros de trabajo, para cambiar la psicología de lo imposible que frena a los trabajadores por la de la posibilidad de que la unidad de la clase obrera como clase puede cambiarlo todo. Es una realidad incontrovertible que sin el concurso de la clase obrera con conciencia no es posible un cambio veraz de la sociedad.
Los comités de empresa deben aprender de lo que sucede en la actualidad y dar respuesta del porqué trabajadores de su centro de trabajo acuden a manifestaciones sin reivindicaciones de clase y, sin embargo, tienen miedo a participar en alguna actividad dentro de sus empresas. La historia ha demostrado hasta la saciedad de que la clase obrera responde cuando sus dirigentes actúan con valentía pero también con ciencia y cuando el exterior le proporciona buenas sensaciones. Pero se muestra temerosa cuando sus dirigentes son dóciles, vulnerables e insolidarios.
Hoy, más que nunca, el Partido Comunista Obrero Español propugna la constitución de asambleas de comités, delegados y trabajadores en todos los sectores y hace un llamamiento a sus militantes para actúen bravamente en los centros de trabajo y barriadas, hablando de política, pues la burguesía nos ha emplazado a una guerra política total.
 
PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)

LA HOJA ROJA Nº5