SÁBADO 6 DE ABRIL
10:30 HORAS
CENTRO CÍVICO HOGAR SAN FERNANDO
C/DON FADRIQUE 57 (JUNTO A PARLAMENTO ANDALUZ)
Organiza:Célula José Stalin del PCOE de Sevilla
Texto de introducción:
Digámoslo alto y claro, sin tapujos. La situación actual es
de una gran derrota histórica para la clase obrera en todos los sentidos. Seis
millones de parados y aumentando, desaparición total de todas las migajas que
la burguesía tuvo que ceder a los trabajadores en forma de concesiones(el mal
llamado estado del bienestar), salarios de hambre y miseria, para crónico,
desahucios, suicidios, psicología del miedo en los centros de trabajo,
tendencia a la reacción, hegemonía ideológica burguesa… podríamos llenar
enciclopedias con la negativa situación actual de la clase obrera en España.
Pero daremos algunas cifras que nos muestran como la
democracia burguesa y sus partidos, títeres del Capital, desarrollan la labor
de que el rico sea cada vez más rico a costa del incremento de la pobreza y del
número de pobres.
El periódico reaccionario El Mundo señalaba el pasado 22 de
diciembre que “los adinerados españoles son un 8,4% más ricos que en 2011; las
100 mayores fortunas de la Bolsa suman 78.518 millones de euros, un 24% más y
los 10 primeros de la lista acaparan el 75% del dinero en el parqué”.
“En apenas doce
meses, el patrimonio del patrón de Inditex en Bolsa ha crecido un 64% (39.150
millones), y si se le añaden las decenas de edificios que posee, se eleva a los 43.000
millones. Su fortuna equivale a la suma de los 99 restantes
ricos de la Bolsa (…)
El fundador de Mercadona y su esposa, Hortensia Herrero,
encabezan la relación de las fortunas que no cotizan en Bolsa, con más de 6.000
millones de euros(…)
En España hay 2.977 sicavs, que en septiembre
sumaban 22.871 millones de euros, un dinero que solo produce más dinero para
sus propietarios.”
“Los 100 personajes
más ricos del planeta ganaron 241.000
millones de dólares en 2012, lo que equivale a 183.000 millones de
euros. ¿Qué representa esta cifra? Pues más de lo que España gasta en
pensiones, desempleo, sanidad y prestaciones sociales en un año”
Mientras PP y PSOE han realizado leyes con las que los
monopolios pagan, a lo sumo, el 1,74% de impuestos; mediante las fórmulas de
Empresa patrimonal o de SICAV, que a lo sumo pagan el 1%, han hecho leyes para
que los obreros paguen impuestos hasta por respirar. Un ejemplo de lo que
hablamos es el de Emilio Botín, Presidente del Banco Santander, participa con los 250
millones € invertidos en la SICAV Cartera Inmobiliaria, donde ganó 25 millones
de € en 2009, por los que pagó solo 144.000 en impuestos (no llegó ni al 1%
establecido por la ley).
Y mientras los ricos son cada día
más ricos gracias a la democracia burguesa y las leyes realizadas por sus partidos e
instituciones, las leyes realizadas contra los obreros llevan a los
trabajadores a la siguiente realidad:
·
Seis millones de parados.
·
Una tasa de paro juvenil del 56,6%.
·
Recortes en sanidad y educación.
·
Reducción de la prestación por desempleo.
·
Un millón 800 mil hogares obreros sin ingreso
alguno.
·
Según la farmacéutica Pfizer, el 40% de los
españoles sufre estress y ansiedad. Según la farmacéutica IMHealth en España ha
crecido el consumo de ansiolíticos en el último un 10% pasando de 30 a 33
millones de unidades al año. El coste anual a la salud pública por depresión se
sitúa en 745 millones de euros.
·
En España se suicidan 3.285 trabajadores por año,
9 cada día, y lo intentan 87.600, o lo que es lo mismo 240 al día.
·
Inmolación de trabajadores que les van a
desahuciar.
·
180.000 desahucios en 2012, a razón de 494
diarios.
·
El 30,6%
de menores de edad están expuestos a riesgo de pobreza extrema y de exclusión
social en España.
·
Pensionazo que hace que se incremente la edad de
jubilación y disminuyan las pensiones.
·
Uno de cada tres ancianos mantiene a sus hijos
con sus pensiones.
·
Pensiones de miseria: La pensión media del sistema está en 784,64 euros/mes. El 29% de las pensiones están por debajo de
los 600 euros/mes, y el 81,86% de las jubilaciones están por debajo de los
1.000 euros/mes.
·
Tasa
de pobreza del 21,8% de la población en España.
Como se puede comprobar, la
democracia burguesa lleva a los trabajadores a la muerte. A esto habría que
añadirle las reformas laborales realizadas por los sucesivos gobiernos
socialistas y populares que ha significado una fórmula para abaratar el despido
y potenciarlo, en los 8 primeros meses de la Reforma Laboral subieron los EREs
en torno al 70%, de tal modo que se facilite al empresario una bajada de
salarios real, despidiendo a los trabajadores con un salario digno a precio de
saldo e instaurando el salario mínimo, como consecuencia de la posibilidad del
descuelgue y de la caducidad de la ultraactividad de los convenios colectivos,
que llevarán a los trabajadores a unas condiciones laborales tercermundistas.
Y a pesar de ello, no
existe un clima que nos haga pensar que la situación va a cambiar. Esto sin
lugar a dudas, no tiene otro calificativo que el de derrota, y una derrota muy
grave.
Los comunistas, como organización armada con la teoría de
vanguardia del socialismo científico, no somos derrotistas ni caemos en
divagaciones metafísicas y anticientíficas pues sabemos que más tarde o más
temprano el capitalismo caerá, por las leyes científicas del desarrollo social
y de la revolución. Sin embargo esa caída no se producirá espontáneamente. Sin
embargo, para ayudar en este proceso de caída del capitalismo no podemos cerrar
los ojos. No podemos caer en análisis subjetivos y acientíficos y debemos
señalar, duela o no, cual es la situación real de la clase obrera en cada
momento. Y la situación actual es la gran derrota de la clase obrera, y la gran
victoria de la burguesía, de los capitalistas. Por tanto, para revertir esta
situación, urge conocer las causas que la han producido y cuales son los
agentes que han ayudado a ello, para poner fin a esta situación de derrota.
Varias son las causas
principales, cuya ligazón dialéctica es evidente: la ausencia del Partido
Comunista, la dispersión de las luchas, el economicismo de estas luchas y el
papel del reformismo. La concatenación de este proceso con la crisis
capitalista ha llevado a esta gran derrota, cuando debería haber una poderosa
fuerza contestataria aún solamente espontánea, pero debería existir. Y sin
embargo, las respuestas son cuantitativamente nimias. Y precisamente son estos
factores principales que hemos señalado los que nos han llevado a esta situación.
-El mundo en que vivimos: el capitalismo.
Pero primero debemos entender el mundo en que nos encontramos: el sistema capitalista. Vivimos en una sociedad de clases, unos son dueños de los medios de producción(fábricas, tierras, comercios, bancos) y otros tienen que vender su fuerza de trabajo para poder vivir(obreros, jornaleros, etc.).Es decir, en la sociedad existen clases y capas sociales que tienen intereses antagónicos. Al dueño de los medios de producción(empresario, emprendedor, sea individual o un grupo de accionistas) lo que le interesa es ganar cada vez más dinero y vender más barato para eliminar a la competencia. Al trabajador lo que le interesa es ganar más dinero para poder comer él y su familia, poder pagar la casa y otros gastos derivados de una vida digna.
Pero primero debemos entender el mundo en que nos encontramos: el sistema capitalista. Vivimos en una sociedad de clases, unos son dueños de los medios de producción(fábricas, tierras, comercios, bancos) y otros tienen que vender su fuerza de trabajo para poder vivir(obreros, jornaleros, etc.).Es decir, en la sociedad existen clases y capas sociales que tienen intereses antagónicos. Al dueño de los medios de producción(empresario, emprendedor, sea individual o un grupo de accionistas) lo que le interesa es ganar cada vez más dinero y vender más barato para eliminar a la competencia. Al trabajador lo que le interesa es ganar más dinero para poder comer él y su familia, poder pagar la casa y otros gastos derivados de una vida digna.
Como decimos, ambos intereses lógicamente están enfrentados. Los
capitalistas quieren vender más barato para eliminar a la competencia. Para
ello, tienen dos opciones: no dudarán en
llevarse la producción allá donde les salga más barata y donde puedan sacar
mayor rendimiento económico del trabajo de los obreros(plusvalía). Es decir, deslocalizan
la producción, se la llevan a países del llamado Tercer Mundo donde obtienen
mayores ganancias debido a la situación de semi-esclavitud de nuestros hermanos
obreros en esos países, a los que estos capitalistas pagan salarios aún más
bajos que los sueldos que reciben los trabajadores en España.
Esto, tal como lo descubrieron Marx, Engels y Lenin es una ley
científica de desarrollo del capitalismo. Es decir, no es por la maldad del
empresario individual sino que el propio capitalismo para desarrollarse
necesita cerrar fábricas, centros de trabajo y destruir los puestos de trabajo
que no le producen la plusvalía necesaria, trasladando la producción a países
donde obtienen pingües ganancias
explotando la mano de obra nativa.
Es decir, la burguesía exporta capitales que producen los obreros, roba la riqueza que producen los obreros y mediante esta exportación de capitales adquieren empresas, fábricas, centro de trabajo en el extranjero para enriquecerse. Evidentemente, los obreros a los que se les ha robado el producto de su fuerza de trabajo, a pesar de financiar estas aventuras del capital transnacional, no ven un duro en todo este proceso. Todo esto a pesar de que la burguesía cacaree de la implantación internacional del capital español, que según ellos beneficia al país; sin embargo en una sociedad de clases a quién realmente beneficia es a la clase dominante, a la burguesía.
Es decir, la burguesía exporta capitales que producen los obreros, roba la riqueza que producen los obreros y mediante esta exportación de capitales adquieren empresas, fábricas, centro de trabajo en el extranjero para enriquecerse. Evidentemente, los obreros a los que se les ha robado el producto de su fuerza de trabajo, a pesar de financiar estas aventuras del capital transnacional, no ven un duro en todo este proceso. Todo esto a pesar de que la burguesía cacaree de la implantación internacional del capital español, que según ellos beneficia al país; sin embargo en una sociedad de clases a quién realmente beneficia es a la clase dominante, a la burguesía.
El segundo modo que tiene la burguesía de aumentar sus beneficios es
aumentar la jornada laboral, reducir los salarios y reducir el tiempo de
trabajo necesario para producir una mercancía. Es decir, harán trabajar
más a los obreros de las fábricas o los centros de trabajo para obtener mayores
ganancias.
Mientras la clase obrera no sea dueña de los medios de
producción, la burguesía podrá hacer con ellos lo que le plazca, a pesar de que
son los obreros los que producen esas mercancías y esa plusvalía con la que los
burgueses obtienen sus ganancias.
Pero toda esta situación no es sostenible, y ahí viene una de las contradicciones principales del capitalismo. Conforme avanza la técnica, el obrero produce más mercancía en menor tiempo. Asimismo, debido a la anarquía de la producción en el capitalismo, se produce sin ninguna planificación y llega un momento en el que tenemos más mercancías de las que la sociedad puede consumir. Al mismo tiempo, los avances técnicos hacen que cada vez haya mayores cantidades de obreros sobrantes, que pierden su empleo. Esto hace que grandes masas de la sociedad no tengan fuente de ingresos, o que los vean mermados, lo que produce a su vez que no puedan acceder a las mercancías producidas. Esto, que hemos explicado en lenguaje sencillo es la crisis de sobreproducción del capitalismo, o la crisis como vulgarmente se la conoce. Siempre han existido, y existirán mientras haya capitalismo.
Pero toda esta situación no es sostenible, y ahí viene una de las contradicciones principales del capitalismo. Conforme avanza la técnica, el obrero produce más mercancía en menor tiempo. Asimismo, debido a la anarquía de la producción en el capitalismo, se produce sin ninguna planificación y llega un momento en el que tenemos más mercancías de las que la sociedad puede consumir. Al mismo tiempo, los avances técnicos hacen que cada vez haya mayores cantidades de obreros sobrantes, que pierden su empleo. Esto hace que grandes masas de la sociedad no tengan fuente de ingresos, o que los vean mermados, lo que produce a su vez que no puedan acceder a las mercancías producidas. Esto, que hemos explicado en lenguaje sencillo es la crisis de sobreproducción del capitalismo, o la crisis como vulgarmente se la conoce. Siempre han existido, y existirán mientras haya capitalismo.
Esta crisis es una crisis sistémica del capitalismo en
España, una crisis con diferentes crestas que surge en los años noventa por el
derrumbe de los modelos productivos japoneses y estadounidenses; para lo cual
la burguesía ideó el adelanto del crédito, de un dinero que no existía y que no
había sido producido, con el fin de remontar la situación. Vimos como los créditos
se concedían a cualquiera que los pidiese, y como la burguesía animaba y
adoctrinaba en el consumo masivo e irreflexivo. No vivimos por encima de
nuestras posibilidades, ellos nos hicieron vivir así pues sino el capitalismo
hubiera quebrado mucho antes.
Como resultado de la venida de la crisis actual, las
entidades más afectadas fueron aquellas que concedían los créditos a
cascoporro, es decir, los bancos. Estos quebraron y la burguesía debió
rescatarlos con dinero público, es decir, con el dinero de los obreros
rescataron a las empresas privadas por excelencia, los bancos. Por tanto la
siguiente “salida” a la crisis capitalista que intenta la burguesía ya no puede
ser el adelanto del crédito, del dinero fantasma, sino que debe buscar sus
propias alternativas para remontar la crisis.
A esto se añada que, por el desarrollo desigual del
capitalismo, empiezan a aparecer países emergentes( nuevos imperios), los
llamados países BRIC(Brasil, Rusia, India, China). Como decimos, la teoría
leninista del desarrollo desigual nos enseña que los países capitalistas
avanzan a saltos, y que quien antes estaba arriba puede caer y quién estaba
abajo puede desarrollarse y ocupar el lugar de aquel que cayó. Por tanto,
mientras la Unión Europea y el capitalismo occidental se desmorona, estos BRIC
empiezan a ocupar su lugar como lo demuestra que China sea uno de los mayores
compradores de deuda al Estado Español así como el hecho de su progresiva y
masiva implantación en Sudamérica y África, anteriormente cotos privados del capital
europeo.
Por tanto para el capital europeo, y por tanto para el
español que es en el que vamos a centrarnos, se plantea un dilema: ¿Cómo
remontar la crisis?, ¿Cómo restaurar la tasa de ganancia que permite la
acumulación capitalista?, ¿Cómo recomponer el ciclo de reproducción ampliada
del capital? La burguesía históricamente tiene una respuesta a esta pregunta:
buscando una mercancía cuyo valor produzca el excedente necesario al capitalista. Esta mercancía la
denominamos capital variable y es la fuerza de trabajo. La clave de todo esto
es la plusvalía, el valor no remunerado que el obrero crea al
capitalista.
Esto, que en lenguaje marxista puede parecer un galimatías a
primera vista, es más sencillo de lo que parece. Significa que el empresario necesita
robar más a los trabajadores, porque de este robo(plusvalía) obtiene las
ganancias que le permiten recomponer su tasa de ganancia, y con la
recomposición de la tasa de ganancia el burgués español puede volver a la arena
internacional con renovadas fuerzas para combatir a otros capitalistas
extranjeros. Es decir, el robo al obrero en mayor escala, y en esta crisis se
está viendo una escala inaudita, es la estrategia del
burgués(empresario-emprendedor) para no perecer ante las acometidas de otros capitalistas.
De ahí que sean necesarias para el capitalismo español
medidas como la reforma laboral, la reducción de los salarios, el aumento de la
jornada de trabajo, la privatización de la economía pública, las ayudas a las
empresas por parte del estado de los capitalistas, el aumento de la inflación,
etc. Son medidas destinadas a intentar sacar de la UVI a ese capitalismo
español en fase decadente, moribundo. Y son los obreros los que están pagando
las consecuencias no de la avaricia de los banqueros y la maldad de los
políticos, sino de un modo de producción(el capitalismo) que necesita estas
medidas para mantener su propia existencia. Es decir, el problema principal es
que este modo de producción capitalista ya no tiene nada que aportar a la
sociedad como no sea miseria, paro, corrupción, violencia, y en último
instante: la guerra. Porque todos estos países emergentes y los que intentan no
caer tiene intereses contrapuestos y chocan. Esta lucha por el reparto de los
mercados, para obtener mayores ganancias, es lo que conduce al coque entre los
imperios que ya no pueden resolver sus contradicciones en el terreno de la
política formal. Para ello deben recurrir a la guerra, la continuación de la
política por otros medios. Tenemos la experiencia de dos guerras mundiales
entre imperios para el reparto de los mercados. En España, país imperialista
insertado en la Unión Europea que es el bloque imperialista de todos los
Estados capitalista europeos, la burguesía ha emprendido una feroz rapiña
contra la clase obrera, para arrebatarle todo. Tiene como finalidad “salvar” al
capitalismo español que pierde posiciones dentro de la UE y dentro de la propia
cadena imperialista mundial. De ahí que los burgueses españoles necesiten robar
a los obreros cada vez más.
Debemos señalar asimismo un par de rasgos que definen al
capitalismo, el primero es que el capitalismo tiende a la concentración de
capitales. Las grandes empresas vencen a las pequeñas ante la imposibilidad de
competir con estas en el terreno de la libre competencia. La tienda de
ultramarinos del barrio no puede ofrecer los mismos precios que la gran
superficie de turno, puesto que esta última obtiene mejores precios de los
proveedores debido a su volumen y por ende le permite bajar los precios. Bajada
que se produce hasta que se elimina la competencia de la pequeña empresa, y es
cuando la gran superficie artificialmente vuelve a elevar los precios ante la
ausencia de competencia.
El segundo rasgo es la anarquía de la producción la cual solo
trae miseria y empobrecimiento a la clase obrera y al conjunto de los
trabajadores. Ante ello, los comunistas luchamos por la única alternativa
válida y demostrada a este sinsentido capitalista: una economía planificada
científicamente y centralizada, que tenga como fin no el lucro sino la
satisfacción de las necesidades de la clase obrera. Una economía planificada
donde se racionalicen los recursos, frente al despilfarro banal de los
capitalistas. Una economía planificada que garantiza el pleno empleo, la
educación, la sanidad, el acceso a la cultura y a una vida digna para las
grandes masas obreras. Una sociedad sin patrones ni explotados, una sociedad
donde el poder emana de los centros de trabajo, de las fábricas, de las uniones
de campesinos y jornaleros.
FACTORES DE LA DERROTA
Por tanto tenemos la explicación histórica y científica de las crisis en el capitalismo. ¿Pero, a pesar de esta crisis, porqué la clase obrera sigue sin reaccionar? Volvemos pues a los puntos señalados anteriormente.
-La dispersión de las
luchas:
En primer lugar hemos de señalar la dispersión de las
luchas. La burguesía ha conseguido su objetivo de desunir a la clase obrera, ha
conseguido que la clase obrera no actúe unida sino en base a luchas concretas y
parciales. Ha conseguido que en un mismo polígono industrial se den a la vez
varias luchas, pero todas inconexas entre sí e incluso no tienen constancia
unas de otras, por increíble que pueda parecer. Ha conseguido que los
trabajadores no luchen como clase, sino que encima se enfrenten unos a otros
como si de gremios se tratase. Es decir, a las luchas parciales y dispersas que
se dan actualmente es mucho más fácil vencerlas por separado que si fuesen
luchas conectadas en un todo. Ante un enemigo poderoso y organizado, dividir
las fuerzas no sólo es un error táctico sino un crimen. Ante esto el PCOE lucha
por la creación de las Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores(ACDT)
como la unión de los comités de empresa, los delegados de personal y los
trabajadores en general como la herramienta que permita unir todas las luchas.
-El economicismo:
Ahora bien, y aquí señalamos la segunda de las causas que
nos han llevado a esta gran derrota, estas luchas no se pueden unir desde una
perspectiva meramente económica. El economicismo es una desviación y sólo
conduce a nuevas derrotas. Tenemos que comprender que nos enfrentamos a todo un
sistema, el capitalismo, que como hemos visto es el causante de todos los males
de la clase obrera debido al lugar que esta ocupa dentro de las relaciones de
producción. Debemos comprender que no nos enfrentamos a una lucha por un
convenio, ni por mejores salarios solamente sino que nos enfrentamos a una
lucha política contra la clase antagónica, la burguesía, y contra el
instrumento que usa dicha burguesía para dominarnos, que es el Estado.
Hay que decir que el desarrollo del movimiento obrero no debe circunscribirse a la lucha por las reivindicaciones económicas únicamente. El objetivo que tiene que tener claro el movimiento obrero no son estas reivindicaciones en sí, sino que son un medio para alcanzar dicho objetivo y que siempre deben ir ligadas a las luchas políticas e ideológicas.
La respuesta hasta ahora ha sido la mera lucha sindical.
¿Pero eso es suficiente?. No, como hemos explicado, el problema es del sistema y no un conflicto económico puntual. Por
tanto toda lucha que no englobe todos los aspectos de la lucha contra el
capitalismo: en lo económico, en lo ideológico o en lo político está condenada
al fracaso. Incluso una victoria parcial en una lucha económica puede ser
revertida fácilmente por la burguesía: ellos elaboran las leyes del marco
laboral y lo que ganemos por un lado, pueden hacérnoslo perder fácilmente por
el otro.
Además, la lucha espontánea y alejada del socialismo
científico no crea la conciencia de clase. Sirve para crear ese embrión, pero
los obreros por medio de la lucha espontánea y economicista nunca van a llegar
a la conclusión de que se debe derribar el capitalismo si lo que de verdad
queremos es acabar con la esclavitud asalariada. Es necesario que estas luchas
espontáneas se doten del arma que les permita vencer no sólo a un capitalista o
a una empresa concreta, sino a la unión de toda la clase de los capitalistas y
al instrumento de opresión y dominación sobre los obreros que es el Estado.
La lucha nos enseña que la victoria completa sólo puede ser
alcanzada cuando toda la clase obrera se lance contra su enemigo; como una
fuerza unida, poderosa y organizada. Y es esta misma lucha la que muestra a los
obreros que además de tener a su enemigo directo en los centros de producción
-el capitalista- tienen otro si todavía más nocivo: la fuerza organizada de
toda la clase burguesa -es decir, el Estado capitalista- con su ejército, sus
tribunales, su policía, sus cárceles, etc. Hasta en la más democrática de las
repúblicas burguesas el menor intento de los obreros de mejorar su situación
choca con el poder burgués, incluso allí dónde como decimos existen unos
teóricos y formales derechos que no pasan de eso: de ser formales y no reales
para la clase obrera y sí para la clase de los explotadores, se entiende.
¿Y qué es la lucha
ideológica? Abarca varias facetas: la lucha contra la ideología burguesa en
el seno del movimiento obrero(revisionismo), contra la concepción burguesa del
mundo, contra la ideología en que la burguesía intenta adoctrinar a los
obreros. Es decir, la burguesía siempre pretende presentarnos el capitalismo
como algo inmutable, que nada puede cambiar, que todo va a seguir igual y que
es inútil la lucha. Los comunistas sabemos, y el materialismo dialéctico nos lo
confirma que nada es inmutable, que todo está en cambio constante, que el
capitalismo no sólo no es eterno sino que nació en una época determinada por
parte de una clase social determinada y que antes de él existieron otros modos
de producción.
La clase obrera nace de las entrañas del capitalismo, por
tanto es ideología burguesa lo que mama desde la cuna, es la ideología que le
rodea y en la que le adoctrinan. No hay nada más normal que un obrero a favor
del empresario(un obrero de “derechas”, como lo llamarían los reformistas) y
comprender esto es vital para batallar entre nuestros hermanos de clase.
Debemos pues romper esa coraza burguesa, esa ideología burguesa, si es que
queremos que los obreros empiecen a cuestionarse la dominación del patrón y el
sistema capitalista en sí.
Esta ideología burguesa se transmite por todos los canales,
destacando en ellos los medios de comunicación masiva. Así no es difícil
encontrarnos con que los media son los primeros en difamar y criminalizar la
protesta, aunque sea de carácter exclusivamente económico, porque es la función
que tienen dentro del capitalismo. Los media pertenecen a la burguesía y
difunden la ideología de esta clase social. Por tanto, renunciar a la lucha
ideológica es poner en bandeja de plata la victoria de los capitalistas,
incluso en luchas económicas y parciales como esta que comentamos.
Asimismo hay que combatir todas aquellas tendencias que
niegan el carácter de clase del estado, que niegan que este sea un arma de
dominación al servicio de los intereses de la burguesía, que optan por la
conciliación de clases, que nos dicen que no hace falta la lucha por el poder
político sino que la simple lucha económica es todo lo más que nos hace falta.
Además hemos de tener claro que el obrero en sí no tiene conciencia de clase. Es decir no comprende su papel histórico como sujeto de cambio en la sociedad ni se plantea que para acabar con su situación deba ser necesario acabar con el capitalismo. La lucha ideológica nos permite vences los rasgos burgueses del obrero, educándolo revolucionariamente para que empiece a ser clase para sí.
Debemos asimismo luchar contra la psicología de derrota dentro de las fábricas y los centros de trabajo. Debemos enseñar a los obreros a que el patrón no es omnipotente, debemos enseñarles la alternativa que les permita vencer ese miedo constante instalado en su psicología. Este miedo sólo se podrá empezar a vencer cuando le enseñemos que la alternativa científica, válida y necesaria al capitalismo es el socialismo y las maneras de llegar a él.
Además hemos de tener claro que el obrero en sí no tiene conciencia de clase. Es decir no comprende su papel histórico como sujeto de cambio en la sociedad ni se plantea que para acabar con su situación deba ser necesario acabar con el capitalismo. La lucha ideológica nos permite vences los rasgos burgueses del obrero, educándolo revolucionariamente para que empiece a ser clase para sí.
Debemos asimismo luchar contra la psicología de derrota dentro de las fábricas y los centros de trabajo. Debemos enseñar a los obreros a que el patrón no es omnipotente, debemos enseñarles la alternativa que les permita vencer ese miedo constante instalado en su psicología. Este miedo sólo se podrá empezar a vencer cuando le enseñemos que la alternativa científica, válida y necesaria al capitalismo es el socialismo y las maneras de llegar a él.
Mientras vivamos en una sociedad de clases, la clase
dominante difunde su ideología, con el fin de adoctrinar a los obreros y
“convencerles” de que el capitalismo es el único modo de producción viable, que
es eterno y que el socialismo es algo caduco, que no tiene razón de ser “en las
modernas sociedades del siglo XXI”.
Metafísica burguesa pura. Las leyes del desarrollo y del
movimiento de la sociedad nos enseñan que nada es eterno, puesto que el mismo
capitalismo no existe desde el albor de los tiempos. Ese capitalismo sucedió al
modo de producción feudal; era más avanzado que este último y la clase social
que instauró el capitalismo, la burguesía, realizó en su época las revoluciones
pertinentes para poner fin al feudalismo. Ese proceso no estuvo falto de
derrotas, de vueltas hacia atrás, hasta que la burguesía logró imponerse al
feudalismo.
También nos dicen que el socialismo está caduco, que
fracasó. Las experiencias socialistas del siglo XX dejaron de existir en un
momento determinado, no por la superioridad del capitalismo, sino por los
propios fallos internos y la desviación revisionista. Esta vuelta atrás no
quiere decir que la lucha por el socialismo no tenga validez hoy en día, pues
la superación del capitalismo en su fase imperialista, en su fase de
descomposición, se hace más necesaria que nunca. Las fuerzas productivas han
llegado a tal grado de desarrollo que chocan contra las relaciones de
producción existentes, por tanto, el capitalismo ya no tiene nada avanzado ni
progresivo que ofrecer. No hace falta más que mirar el aterrador panorama que
azota a la clase obrera del siglo XXI: millones de parados, desahucios, paro
crónico, miseria, hambre, etc. No hablamos de la República Centroafricana, sino
de España, una de esas sociedades que nos venden los burgueses como “modernas,
desarrolladas y donde los conflictos de clase han pasado a mejor
vida”.
Estos absurdos argumentos burgueses denotan una falta de
contacto con la realidad que no es espontánea, sino que obedece a un fin. La
burguesía sabe que la clase obrera es su sepulturera e intenta dar batalla
ideológica contra el que sabe su enemigo mortal: el socialismo científico. Los
burgueses saben que la única manera de poner fin al capitalismo es mediante la
revolución socialista, y la historia les ha demostrado la validez y éxito de
dichas revoluciones. Así, por ejemplo, la experiencia de construcción
socialista en la URSS durante los años 30, 40 y 50 del siglo pasado supuso un
punto de inflexión donde el capitalismo realmente temió por su existencia,
donde se enfrentaba a un enemigo que le superaba en los campos de la economía,
lo ideológico, lo político, lo militar, lo científico, etc.
Para ellos es vital difamar y echar tierra sobre ese período
exitoso de construcción socialista, porque sabe que si los obreros vuelven a
fundirse con la ideología proletaria y el Partido Comunista vuelve a
convertirse en la fuerza proletaria hegemónica, su fin está más cerca que
nunca.
Entremos ahora en el terreno de la lucha política. La lucha por la conquista del poder político,
para destruir ese poder que hoy se encuentra de manera absoluta en manos de la
burguesía y sustituirlo por el nuevo poder, mucho más democrático, que es el
poder obrero.
La burguesía se ha dotado del arma con la que dominar a la
clase obrera, una superestructura que emana de la misma base del modo de
producción capitalista y que es el Estado, sus leyes, su judicatura, sus
elementos represivos(policía, ejército) etc. Por tanto esta maquinaria siempre
va a estar al servicio de los capitalistas. Es de ilusos pensar que el Estado
está por encima de las clases o que sirve de árbitro en los conflictos
derivados de los intereses antagónicos de los obreros y los patrones. Por tanto,
la lucha también debe ser política: teniendo claro que sin la destrucción de
ese estado, sin la destrucción del poder político de la burguesía, no hay lucha
de clases ninguna ni es posible ningún tipo de victoria.
El Partido Comunista Obrero Español, como organización obrera armada con la teoría de vanguardia del marxismo-leninismo tiene una táctica de masas clara para esta lucha. La historia de 150 años de movimiento obrero nos enseña que únicamente cuando la clase obrera marcha del lado de su partido, el Partido Comunista, se producen avances en el terreno de la lucha de clases. Porque en cada batalla hace falta un Estado Mayor armado de la ciencia de vanguardia, que sepa analizar la realidad y preveer el resultado de la lucha de clases, y que sepa pedagógicamente difundir el socialismo científico entre amplios sectores de nuestra clase.
El PCOE llama a organizarse en las ACDT(Asambleas de
Comités, Delegados y Trabajadores) como los órganos de poder obrero emanados de
las fábricas y de los centros de trabajo y que en simbiosis con los órganos de
decisión de los barrios obreros(Asociaciones de Vecinos), con las asambleas de
estudiantes, de jornaleros, etc. conforme el Frente Único del Pueblo(FUP). Es
decir, el estado obrero que mediante la dualidad de poderes confronte con el
actual estado burgués(parlamento, ayuntamientos) hasta que mediante la
Revolución Socialista( que no será pacífica) se ponga fin a la existencia del
Estado burgués, sus instituciones, sus leyes, su policía, su ejército. Es
decir: la eliminación de toda la superestructura de la sociedad burguesa.
Seguidamente se instaurará un período de transición entre el
capitalismo y la sociedad sin clases(la sociedad comunista) que es el período
de Dictadura del Proletariado. Esto es así debido a que los antiguos
explotadores opondrán la más tenaz de las resistencias a la eliminación de sus
antiguos privilegios. Pero que no asuste la palabra Dictadura, pues es una
Dictadura de clase y a la vez la forma más democrática de Estado que ha
conocido la humanidad. Es decir la democracia para los explotados: los obreros,
los trabajadores y las demás clases populares y dictadura a su vez para los
explotadores: los burgueses, que son la minoría de la sociedad. Toda sociedad
de clases es una dictadura de una clase sobre otra, incluso la “democracia”
actual española que nos venden como el súmmum de las libertades es en realidad
una dictadura de la burguesía. Porque no gobiernan los peleles que se eligen
cada cuatro años, sino que esos peleles están al servicio de la burguesía y
ejecutan las políticas que les dicta el capital. Incluso movimientos tan poco
sospechosos de comunistas como el 15-M lo señalan: “no hay democracia si
gobiernan los mercados”, lo cual que están diciéndonos que los que realmente
gobiernan son los mercados. Y aunque ellos no lo sepan y usen un eufemismo, a
lo que llaman mercados se ha denominado siempre burguesía. Es decir: un
movimiento interclasista señala el carácter de clase y dictatorial del modo de
producción capitalista.
Es la lucha en la que nos encontramos y en la que no caben
medias tintas. Es hora de elegir entre el proletariado o la burguesía. Estos
últimos lo único que ofrecen al trabajador es miseria y paro crónicos y un
futuro sin esperanza. Ni al más ingenuo de los obreros debe escapársele el
hecho de que todos los recortes, los “derechos” que pierden los obreros nunca
se van a recuperar si no es mediante la superación del capitalismo. Porque este
capitalismo, debido a sus leyes de desarrollo, necesita de esas agresiones a la
clase obrera, de ese robo, que no hará sino acrecentarse con el tiempo. Nos
mienten los reformistas que nos prometen cambios graduales dentro del
capitalismo. Lo único que buscan es su poltrona, su cargo político, por mucho
ropaje radical con el que se disfracen. Todo aquel que no le diga a los
obreros, sin tapujos, que el objetivo es el socialismo y romper con el poder
burgués estará engañando a los obreros y contribuyendo a alejar la conciencia
de clase de los trabajadores.
En resumen, el poder político de la sociedad socialista
pertenecerá a la clase obrera y a los sectores populares y no a un puñado de
oligarcas, banqueros y empresarios que son los que actualmente ostentan todo el
poder político en nuestra sociedad.
Debemos aclarar también que la situación actual no es un
problema de políticos corruptos, pues por esencia todos los políticos del
sistema burgués lo son, ni de coches oficiales, ni de existencia de Comunidades
Autónomas. Porque a fin de cuentas, estos parlamentos, estos políticos no
tienen el poder real sino que son los títeres, los instrumentos por medio de
los cuales la burguesía mantiene su poder de clase. Porque quien tiene el poder
económico controla el poder político, por tanto todos los males de la clase
obrera vienen dados por este sistema criminal llamado capitalismo en el que una
clase social es dueña de todos los medios de producción. Esta situación es así
haya o no crisis, haya o no “bonanza” económica entre comillas, porque la
explotación capitalista existirá siempre que exista el capitalismo en
cualquiera de sus formas.
Urge a la clase obrera organizarse para un fin muy sencillo:
la toma del poder político, la cual no se producirá mediante el depósito de una
papeleta en una urna electoral sino mediante la revolución. Una revolución que
ponga el poder en manos del pueblo, en manos de los que verdaderamente producen
la riqueza y que son los que hacen que esta sociedad funcione.
El fin es el poder obrero y el socialismo, el único sistema económico que tiene como misión satisfacer las necesidades del pueblo. En el capitalismo, y más tal y como se desarrolla negativamente, estas opciones son quimeras.
-El reformismo:
El siguiente factor fundamental es el papel del reformismo,
y señalaremos a los sindicatos oficiales y a todos los partidos, algunos
autodenominados incluso comunistas, que prometen reformas o “salidas a la
crisis” dentro del capitalismo:el capitalismo de rostro humano, como venimos
diciendo, la denominada lucha economicista, la lucha espontánea, la negación
del carácter dirigente del Partido, la negación de la toma del poder político
como necesidad y muchas otras negaciones que tratan de convencer a los obreros
de que hay una salida “por la izquierda” dentro del capitalismo.
Algunos elementos, obsesionados por la lucha económica, por
la lucha por una mejora parcial de la situación de los obreros están dispuestos
a seguir en esa línea y a seguir sin plantearse el objetivo del socialismo y de
la dictadura del proletariado.
Sobre ellos, puede decirse que hacen suya aquella frase de los bernsteinianos “el movimiento lo es todo, el objetivo final nada”.No les interesa en absoluto para qué lucha la clase obrera; para ellos lo esencial es la lucha en sí. En lugar de dirigir el movimiento espontáneo, de inculcar a las masas los ideales comunistas y orientarlas hacia nuestro objetivo final(el socialismo) se convierten en un instrumento ciego del propio movimiento, limitándose a exponer las necesidades y exigencias de que tienen conciencia las masas en ese momento.
Sobre ellos, puede decirse que hacen suya aquella frase de los bernsteinianos “el movimiento lo es todo, el objetivo final nada”.No les interesa en absoluto para qué lucha la clase obrera; para ellos lo esencial es la lucha en sí. En lugar de dirigir el movimiento espontáneo, de inculcar a las masas los ideales comunistas y orientarlas hacia nuestro objetivo final(el socialismo) se convierten en un instrumento ciego del propio movimiento, limitándose a exponer las necesidades y exigencias de que tienen conciencia las masas en ese momento.
Estos individuos se muestran incapaces de explicar a las masas el objetivo final, el socialismo y la dictadura del proletariado; y lo que es más lamentable es que consideran estos términos como algo inútil o incluso perjudicial. Para ellos los obreros son como niños pequeños, a los que temen asustar con este tipo de ideas. Es más, muchos de ellos mantienen incluso que para llegar al socialismo no hace falta ninguna lucha revolucionaria. Para ellos la única lucha “revolucionaria” son las huelgas, los sindicatos “alternativos”, las pequeñas cooperativas de consumo y producción, la banca ética, etc.
Ellos rechazan la doctrina de que mientras el poder político no pase a manos de la clase obrera(dictadura del proletariado) es imposible el cambio de régimen, es imposible la emancipación completa de la clase obrera.
Ellos conciben unas alternativas que caben muy bien dentro del régimen vigente y que no es necesario más que un capitalismo de rostro humano, una democracia “participativa”(sin definir el carácter de clase de toda democracia),un Estado que está por encima de las clases; el cual, en su opinión, debe actuar de intercesor en los conflictos de clase…Declaran además que las libertades dentro de la democracia burguesa no son incompatibles con el capitalismo, razón por la cual para ellos sobra la lucha política por el socialismo, pues para alcanzar estas metas es suficiente únicamente la lucha económica.
Les basta con que las huelgas, las manifestaciones y las acciones espontáneas se produzcan con más frecuencia, sin elevarlas a luchas políticas. En definitiva, no superan el espontaneismo, ni se plantean que el único objetivo donde la clase obrera realmente se emancipará es el socialismo.
Así que nos tratan de convencer de que el socialismo está caduco y que hay que centrarse en las luchas económicas. Se centran únicamente en el trabajo en esta u otra localidad, en este u otro sector sin plantearse que el único camino es la unidad de todas esas luchas, de todos los sectores, elevados a luchas políticas que superen los estrechos márgenes del economicismo. Seguramente muchos lectores piensen que esos adoradores del movimiento espontáneo prestan al menos una gran ayuda al movimiento y a la lucha de clases. Pero esto también es un error.
La historia nos demuestra que este tipo de estrategias, que no son nuevas precisamente, tras un brillante comienzo y un crecimiento exponencial se tornan más tarde en un caminar a ciegas, probando esto y lo otro bajo la fórmula ensayo-error hasta que por último el movimiento se detiene. Esto no es de extrañar, toda lucha espontánea y economicista choca inevitablemente contra la muralla del poder burgués, del Estado burgués, esa maquinaria que ellos no se plantean tomar y extinguir.
Las huelgas, las marchas y las acciones que se suceden impulsadas por los economicistas y reformistas mueren asfixiadas ante la cruda realidad, que es que mientras la burguesía ostente el poder político puede decir no a todo, y no conceder siquiera migajas. Lo estamos viendo a día de hoy, con la liquidación del mal llamado Estado del Bienestar.
Y ante este fracaso previsible y demostrado múltiples veces
en 150 años de historia del movimiento obrero, se produce la frustración, la
desesperanza, el desencanto, la impotencia. Es decir, lo que viene ocurriendo
en este país desde hace décadas con todos estos movimientos que buscan la
cuadratura del círculo, la eterna alternativa al socialismo y a la dictadura
del proletariado. Y siguen sin hallarla, y siguen las frustraciones tras el
siguiente fracaso de la nueva teoría revolucionaria que enterrará al
socialismo: desde Cohn Bendit a los Foros Sociales pasando por nuevas y
mesiánicas figuras mediáticas. Fracaso tras fracaso.
La alternativa revolucionaria a estas formas de actuar es impulsar a los obreros a la lucha política directa. Plantear cualquier huelga, por poco importante que parezca, como una muestra de la falta del poder político para la clase obrera. Plantear la huelga como un choque directo contra el poder burgués, superar la insuficiencia de la lucha económica y tener muy claro en todo momento que el objetivo es la toma del poder político y decírselo así a la clase obrera. Porque cualquier otra cosa es engañarles.
Cada intento de elevar la lucha económica a lucha política impulsa a los obreros a un género de manifestaciones en las que el matiz económico pasa a ser secundario.
Por medio de la propaganda y la agitación estas luchas se elevan trascendiendo de lo meramente sindical al terreno de lo político. Es decir, se producen manifestaciones políticas.
Por tanto, como conclusión en este aspecto, mientras no superemos las luchas espontáneas y reformistas y las elevemos al plano de lo político; con un objetivo muy claro que es el socialismo y la dictadura del proletariado, los trabajadores seguirán cosechando derrota tras derrota.
-La ausencia del
Partido Comunista:
Pero sin lugar a dudas el factor principal en esta situación de derrota es la ausencia del Partido Comunista. Si hubiese un partido comunista sólido, férreo en sus fundamentos leninistas no cabe duda de que no nos encontraríamos ante la inexistencia de la más mínima conciencia de clase, ante los 6 millones de parados, ante las constantes agresiones de la burguesía que no reciben una respuesta organizada, o cuando la reciben de las organizaciones existentes que no son el Partido Comunista, no pasa del mero derecho al pataleo.
Es decir, sin el Partido Comunista que fusione a las masas con la teoría de vanguardia y que eduque revolucionariamente a la clase obrera, marcándoles el camino, nunca llegaremos siquiera a suponer una amenaza para el orden social burgués. Pueden cambiar los peleles de la burguesía que se sienten en el Parlamento, pero el obrero nunca se planteará la necesidad real de conquistar el poder político y luchar por el socialismo. A los hechos actuales nos remitimos para confirmar la justeza de esta aseveración. El marxismo es todopoderoso porque es cierto, y la realidad lo confirma una vez tras otra.
Pero sin lugar a dudas el factor principal en esta situación de derrota es la ausencia del Partido Comunista. Si hubiese un partido comunista sólido, férreo en sus fundamentos leninistas no cabe duda de que no nos encontraríamos ante la inexistencia de la más mínima conciencia de clase, ante los 6 millones de parados, ante las constantes agresiones de la burguesía que no reciben una respuesta organizada, o cuando la reciben de las organizaciones existentes que no son el Partido Comunista, no pasa del mero derecho al pataleo.
Es decir, sin el Partido Comunista que fusione a las masas con la teoría de vanguardia y que eduque revolucionariamente a la clase obrera, marcándoles el camino, nunca llegaremos siquiera a suponer una amenaza para el orden social burgués. Pueden cambiar los peleles de la burguesía que se sienten en el Parlamento, pero el obrero nunca se planteará la necesidad real de conquistar el poder político y luchar por el socialismo. A los hechos actuales nos remitimos para confirmar la justeza de esta aseveración. El marxismo es todopoderoso porque es cierto, y la realidad lo confirma una vez tras otra.
Para ser la organización de vanguardia el Partido debe estar
armado de la ciencia revolucionaria del marxismo leninismo, debe conocer las
leyes del movimiento, debe tener siempre en cuenta las leyes de la revolución.
De otra manera, vencer al capitalismo es una quimera.
El Partido no puede ser un verdadero partido si se limita a ir a rebufo de la conciencia espontánea de las masas, de la conciencia que tiene el proletariado en este momento, si a lo que se dedica es a la apología del movimiento espontáneo por su propia debilidad, si a lo que se dedica es a la sopa de siglas sin ninguna conexión con la clase obrera, si no sabe situarse como vanguardia por encima de esta conciencia espontánea y si no sabe educar revolucionariamente a las masas para que comprendan la misión histórica del proletariado.
Pero aquí hay que hacer un aparte y explicar ¿qué es el proletariado?. La burguesía
ha tratado, de todas las formas posibles, de eliminar la conciencia de los
obreros de pertenecer a una misma clase de trabajadores y trabajadoras, de
explotados. Ha atacado, para ello, el concepto de proletariado, alegando que
éste es un anacronismo del siglo XIX. No sólo la burguesía sino posturas
políticas reformistas, en su afán de negar al sujeto revolucionario que es la
clase obrera, nos dicen que la clase obrera ya no existe.
La definición de proletariado ha sido tergiversada en la
sociedad burguesa, con especial interés por parte de los capitalistas y los
reformistas. Atribuyen, pues, la palabra proletarios tan solo a los obreros
fabriles, los del mono azul, o a las personas que viven en extrema pobreza.
El proletariado es, en realidad, la clase
mayoritaria que engloba a gran parte de las capas sociales explotadas. Son
todos aquellos que venden su fuerza de trabajo a un capitalista a cambio de un
salario, y con su trabajo reportan beneficios a una determinada empresa,
por lo general a unos accionistas ajenos y al propio capitalista que posee los
medios de producción.
El proletario está sometido a la explotación
capitalista, y el principal método de esta explotación es la extracción de la
plusvalía. El valor del trabajo del obrero es siempre mayor al salario que
percibe, ahí reside la ganancia del burgués, que parasita el trabajo ajeno para
obtener sus ganancias. De esta forma, comprendemos que el burgués tan solo
adquiere la fuerza de trabajo de un obrero y, a cambio, le ofrece un salario de
subsistencia para que pueda seguir formando parte de la cadena de producción.
En ningún caso es el obrero propietario del fruto de su trabajo.
El proletariado, ciertamente, comenzó a
desarrollarse significativamente en el siglo XIX, pero ello no implica que no
exista a día de hoy. De hecho, aún representa a la mayor parte de la población,
como no puede ser de otra manera en la sociedad capitalista.
La burguesía utiliza eufemismos como
“ciudadanos”, “consumidores” o “familias” para hacer referencia al cuerpo de
explotados, es decir, los trabajadores y trabajadoras, tratando de evitar que
éstos desarrollen su conciencia de clase.
El conocimiento, por parte de los obreros, de
pertenecer a una misma clase social, y de que ésta es explotada por el orden
capitalista imperante, resultaría nocivo para los intereses de la burguesía y
sería, en cambio, un gran salto en el proceso revolucionario por la
emancipación del proletariado y la consecución del socialismo. Los intereses de
ambas clases son absolutamente antagónicos; pues mientras los proletarios
claman ser amos de su trabajo, el burgués mantiene la explotación sobre éstos,
que es la que produce su riqueza. Para garantizar la continuidad de esta
relación injusta, el poder establecido trata de evitar la existencia de una
base organizativa e ideológica revolucionaria.
El proletariado debe liberarse, tan solo él mismo
puede terminar con la explotación a la que es sometido. Para ello, los
trabajadores y trabajadoras deben tomar conciencia de su condición de
proletarios y de oprimidos por el capitalismo. Y, tras ello, a partir de la
fuerza revolucionaria de la conciencia de clase y del referente ideológico del
marxismo-leninismo, construir el camino a la revolución siguiendo el camino
marcado por el Partido.
La conexión del Partido, como vanguardia, con
este proletariado se lleva a cabo a través de las células en los centros de
trabajo, pues este es el contacto más directo del Partido con la clase obrera,
ahí es donde realmente se lleva a la práctica la teoría del marxismo-leninismo,
ahí es donde realmente se analiza objetivamente la correlación de fuerzas en la
lucha de clases, no en base a subjetividades o sopas de siglas que pretenden
medir la correlación en base a marchas, manifestaciones, u otras luchas
economicistas o reformistas por el estilo.
La clase obrera y sus aliados se encuentra en las fábricas,
en los barrios, en los centros de trabajo, en los institutos, en las
universidades, el sujeto revolucionario es la clase obrera, que se encuentra a
día de hoy totalmente alejada de lo que llaman frentes de “masas” y con la
conciencia de clase a años luz de desarrollarse.
Es mucho más vistoso el trabajo político en estos frentes “de
masas” pero los resultados para la lucha de clases son nulos. Mientras tanto,
el PCOE seguirá desarrollando sus células comunistas con prioridad en los
centros de trabajo y fábricas, pues son estas la única garantía de victoria.
Cuando el Partido Comunista ha actuado así, los trabajadores les han seguido,
pues no son tontos, ni tienen menos cualidades, ni nosotros somos más
inteligentes para comprender el marxismo-leninismo, ni hemos tenido ningún
atributo especial para comprenderlo. Los comunistas somos exactamente igual que
los obreros, y si nosotros hemos comprendido el marxismo-leninismo cuando nos
han hablado de él, cuando nos lo han explicado, ¿qué es lo que les hace pensar
a los reformistas y pseudo-revolucionarios que el resto de los obreros con
incapaces de comprenderlos”.
Ese es el trabajo del Partido Comunista, del PCOE, todo lo demás son estrategias caducas que llevan décadas fracasando alrededor del globo, debemos preguntarnos: ¿queremos seguir el mismo camino? ¿O bien pretendemos seguir la estrategia correcta basada en la lucha económica además de la política e ideológica con un objetivo claro: el socialismo y la dictadura del proletariado?
Por tanto, está en manos de la clase obrera el revertir esta
gran derrota histórica desarrollando su Partido Comunista, que para nosotros es
el PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL.
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