Leemos en la cuenta de Twitter oficial de Televisión
Española, concretamente de su segundo canal, la promoción de una película que
trata sobre la caída del socialismo en la República Democrática Alemana.
Independientemente de las faltas de ortografía al escribir en la lengua de
Shakespeare, el esbirro mediático de turno de la burguesía se permite el lujo
de realizar comentarios políticos e ideológicos sobre las experiencias
socialistas.
Esto no es casual, ni es nuevo. Esta cadena pública, ha
destacado por difundir documentales difamatorios contra toda experiencia de
construcción socialista, y en concreto contra la Unión Soviética y la Gloriosa
Revolución Socialista de Octubre, llegando al paroxismo de repetir más de doce
veces en los últimos cuatro meses un documental “de ciencia ficción” sobre la
figura del camarada Stalin.
En una sociedad de
clases, la clase dominante controla los medios de comunicación y difunde por
medio de ellos su ideología, con el fin de adoctrinar a los obreros y
“convencerles” de que el capitalismo es el único modo de producción viable, que
es eterno y que el socialismo es algo caduco, que no tiene razón de ser “en las
modernas sociedades del siglo XXI”.
Metafísica burguesa pura. Las leyes del desarrollo y del
movimiento de la sociedad nos enseñan que nada es eterno, puesto que el mismo
capitalismo no existe desde el albor de los tiempos. Ese capitalismo sucedió al
modo de producción feudal; era más avanzado que este último y la clase social
que instauró el capitalismo, la burguesía, realizó en su época las revoluciones
pertinentes para poner fin al feudalismo. Ese proceso no estuvo falto de
derrotas, de vueltas hacia atrás, hasta que la burguesía logró imponerse al
feudalismo.
Las experiencias socialistas del siglo XX dejaron de existir
en un momento determinado, no por la superioridad del capitalismo, sino por los
propios fallos internos y la desviación revisionista. Esta vuelta atrás no
quiere decir que la lucha por el socialismo no tenga validez hoy en día, pues
la superación del capitalismo en su fase imperialista, en su fase de
descomposición, se hace más necesaria que nunca. Las fuerzas productivas han
llegado a tal grado de desarrollo que chocan contra las relaciones de
producción existentes, por tanto, el capitalismo ya no tiene nada avanzado ni
progresivo que ofrecer. No hace falta más que mirar el aterrador panorama que
azota a la clase obrera del siglo XXI: millones de parados, desahucios, paro
crónico, miseria, hambre, etc. No hablamos de la República Centroafricana, sino
de una de esas sociedades que nos venden los burgueses como “modernas,
desarrolladas y donde los conflictos de clase han pasado a mejor vida”.
Esta falta de contacto con la realidad no es espontánea,
sino que obedece a un fin. La burguesía sabe que la clase obrera es su
sepulturera e intenta dar batalla ideológica contra el que sabe su enemigo
mortal: el socialismo científico. Los burgueses saben que la única manera de
poner fin al capitalismo es mediante la revolución socialista, y la historia
les ha demostrado la validez y éxito de dichas revoluciones. Así, por ejemplo,
la experiencia de construcción socialista en la URSS durante los años 30, 40 y
50 del siglo pasado supuso un punto de inflexión donde el capitalismo realmente
temió por su existencia, donde se enfrentaba a un enemigo que le superaba en
los campos de la economía, lo ideológico, lo político, lo militar, lo
científico, etc.
Para ellos es vital difamar y echar tierra sobre ese período
exitoso de construcción socialista, porque sabe que si los obreros vuelven a
fundirse con la ideología proletaria y el Partido Comunista vuelve a
convertirse en la fuerza proletaria hegemónica, su fin está más cerca que
nunca.
De ahí que necesiten verter todo tipo de mentiras y
calumnias. Pero esto nos deja algunas lecciones sobre las que reflexionar. En
primer lugar que no existe el arte por el arte en una sociedad de clases, todo
arte esta imbuido del conflicto de clases inherente a toda sociedad. Es decir,
arte burgués o arte proletario, pero no existe el arte por encima de las clases
ya que el artista nace de una sociedad determinada. Por tanto el film
proyectado no es mero entretenimiento, sino que sirve a los intereses de una
determinada clase social, en este caso la burguesía. No es casual pues que cada
vez se filmen más y más películas difamando al socialismo real, conforme avance
la crisis del capitalismo y conforme avance la conciencia de clase esto será
cada vez más habitual. Esto es necesario para la burguesía, difundir su
ideología y al mismo tiempo batallar contra la ideología de la clase
antagónica.
Asimismo se constata que “lo público” también tiene carácter
de clase. Es decir, estamos hablando de una televisión pública que también
sirve para difundir los intereses de las clases dominantes. Por tanto la
defensa de lo “público” en abstracto, sin definir ni querer transformar este
carácter de clase que conlleva, es también un error y una desviación que
contribuye a alejar a la clase obrera de su misión histórica: poner fin al
capitalismo y construir la sociedad sin clases, la sociedad comunista.
Desde el PCOE de Sevilla consideramos las experiencias de
construcción socialista del siglo XX, en sus primeras décadas, como el ejemplo a
seguir que nos enseña los aciertos y errores de los que debemos extraer
enseñanzas. Sin embargo, la sociedad socialista, sigue siendo la única
alternativa válida al capitalismo, la revolución socialista y el
marxismo-leninismo siguen siendo la teoría de vanguardia que llevara al
proletariado a su emancipación.
El obrero, ya sea organizado y sin partido, debe analizar
quién y por qué le dice estas cosas, quién y por qué difunde estos contenidos y
esta ideología, y verá que es precisamente la clase antagónica a la suya: la
burguesía, cuyos intereses como clase chocan con los intereses de la clase
obrera. La lucha de clases pues, sigue más viva que nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario