viernes, 22 de marzo de 2013

Unión General de Timadores y CCOOrruptos




En el momento actual, de crisis estructural imperialista, se evidencia con mayor claridad la forma de funcionar de sus bloques de poder así como el sometimiento de los estados nación  a la oligarquía financiera mundial. 

El cada vez mayor grado de concentración del capital ha implicado que la superestructura haya variado naciendo organismos supranacionales como el FMI, BM, Unión Europea, OCDE, OMC, etc…

Estos cambios en la estructura generaban como decimos cambios en la superestructura, por ello los imperialistas europeos se lanzaron a la creación de la Comisión europea, de un Parlamento, un Consejo de ministros, un tribunal de justicia y una Constitución Europea, que aunque rechazada fue recuperada en los tratados de Lisboa, los cuales han sido rebasados en las sucesivas troikas  comunitarias al son dictado por los imperialistas alemanes y franceses. 

 A día de hoy, la oligarquía financiera internacional dicta  las políticas económicas, agrarias, monetarias, presupuestarias y laborales a los estados nación, cuyos gobiernos son meros ejecutores de las órdenes que los anteriormente mencionados les suministran, algo que se puede comprobar observando la política española, portuguesa  griega o italiana, donde incluso la misma oligarquía ha impuesto a los primeros ministros de dichos países.  

Como anteriormente dijimos respecto a las variaciones de la superestructura, y como no puede ser de otra forma, en el terreno de lo sindical se reproduce el esquema dibujado en esta introducción así como no puede ser de otra forma se manifiesta la contradicción fundamental que es la lucha a nivel mundial entre  el socialismo y el capitalismo. 

En noviembre de 2006 este escenario se clarifica fusionándose los sindicatos socialdemócratas y democristianos – CIOSL y CMT – en una sola internacional sindical: CSI (Confederación Sindical Internacional). O lo que es lo mismo, el imperialismo unifica a sus dos internacionales sindicales. Esta fusión se circunscribe dentro de un proceso donde los bloques imperialistas daban pasos para adaptar las superestructuras a las variaciones estructurales. 
 
El nacimiento de la CSI se circunscribe en un periodo histórico donde el imperialismo tanto europeo como estadounidense se lanzan a un proceso privatizador de absolutamente todo – excepto en el ámbito militar – a nivel mundial con tal de extender los monopolios imperialistas a todo rincón del Mundo. Es la época donde EEUU trata de extender el NAFTA (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), que ha llevado a la ruina a México, a todo el continente latinoamericano mediante el ALCA (Área del Libre Comercio de las Américas).  

EEUU y Canadá pretendían construir un bloque imperialista que fuera todo el continente americano donde sus monopolios fueran los amos y señores de los medios de producción y de los recursos del continente. El ALCA chocó con los movimientos de liberación nacional y antiimperialistas desarrollados en América Latina, dando resultados en el acceso al poder de Evo Morales en Bolivia, Correa en Ecuador, Ortega en Nicaragua y configurándose un bloque económico y político opuesto a los intereses del imperialismo norteamericano: el ALBA. 

Asimismo, en Europa, se sientan las mismas bases económicas descritas en el punto anterior para el continente americano vía Constitución europea, que consagraba la privatización de absolutamente todo – a excepción de lo relacionado con lo militar , se planifica una Europa de varias velocidades donde los imperialistas europeos no sólo expoliarán y atenazarán económicamente a otros Pueblos del mundo sino, incluso, a los mismos socios de dicho bloque.  

Todo  queda subordinado a los intereses de los monopolios imperialistas, a los intereses de la oligarquía, todo queda subordinado a lo que los capitalistas denominan “mercado”. Ni más ni menos es la política económica lógica, el desarrollo propio, del capitalismo en su fase putrefacta que no encuentra obstáculo alguno para extenderse, para generar más miseria fruto de la explotación y del robo perpetrado por la burguesía internacional, para que la plusvalía apropiada por éstos se incremente las clases trabajadoras deben ser despojadas de todo, al igual que la pequeña burguesía y el campesinado, y ello repercute tanto en las relaciones laborales   como en lo que los capitalistas han venido llamando “estado del bienestar”. 

Este cambio producido en la base implica una reconfiguración en toda la superestructura, no sólo con Constituciones Europeas, estructuras políticas supranacionales, etcétera, sino también en el plano sindical. Los imperialistas necesitan construir un sindicato mundial propio lo suficientemente poderoso como para que estos hagan el paripé de que los trabajadores participan en el desarrollo del sistema y que sus organizaciones asumen y negocian lo que realmente es impuesto. Por otro lado, estas organizaciones sindicales se incardinan en los organismos imperialistas supranacionales, así como en los aparatos estatales, para optimizar las políticas económicas trazadas por la oligarquía; impregnan a las masas de ideología burguesa de conciliación y colaboración entre clases a cambio de prebendas. El CSI es el fruto de la unificación del sindicalismo verticalista, no sólo a nivel de estado, sino a nivel mundial y en esta lógica y en el seno de este proceso de cambios operados en la base es reflejado a nivel de superestructura la unificación de estos sindicatos de la oligarquía.  

Hemos señalado el contexto y el proceso de la conformación de la Confederación Sindical Internacional, que según ella representa a 175 millones de trabajadores. No obstante, esta Confederación Sindical Internacional se manifiesta de otras formas. Así, los sindicatos europeos que conforman la Confederación Sindical Internacional ya se encontraban organizados en la CES (Confederación Europea de Sindicatos). La Confederación Europea de Sindicatos es reconocida por la Unión Europea y por el Consejo de Europa como contraparte que representa a los trabajadores. Asimismo, la Unión Europea otorga espacio y  participación, por consiguiente integra, a la Confederación Europea de Sindicatos en la construcción de la política comunitaria macroeconómica, social y de empleo.  Otra institución imperialista que integra a la CSI es la OCDE (Organización Para la Cooperación y el Desarrollo Económico), un club compuesto por 34 estados capitalistas entre los que descuellan EEUU, Japón, Israel, Francia o Alemania.  

 La integración de la CSI con la OCDE se hace efectiva a través de las denominadas Global Unions: “La Agrupación Global Unions está compuesta por organizaciones sindicales internacionales que trabajan juntas y que pertenecen a la misma “familia sindical”. La Confederación Sindical Internacional (CSI) y la Comisión Sindical Consultiva ante la OCDE (TUAC-CSC) afilian a las centrales sindicales nacionales integradas por sindicatos de diversos sectores. Las once Federaciones Sindicales Internacionales agrupan a los sindicatos nacionales en función del sector u ocupación que cubren. 

 Ni que decir tiene que estos sindicatos pertenecientes a la CSI, además, participan activamente en los estados nación a los que pertenecen y sirva como ejemplo el Estado español, donde son muchos los diputados pertenecientes a CCOO o UGT y, sin ir más lejos, en el último Consejo de Ministros del antiguo gobierno del PSOE muchos de ellos poseían el carnet de la UGT, empezando por el expresidente del Gobierno y por el exministro de Trabajo; quedando más que demostrado el entrelazamiento entre instituciones supranacionales imperialistas, estados capitalistas y la CSI y los sindicatos que pertenecen a ella y quedando patente su colaboracionismo con la oligarquía y su traición a los trabajadores.  

Los dirigentes sindicales Toxo y Méndez, en aplicación de la política colaboracionista dictada desde CES y CSI y – consecuentemente - conscientes que tienen que salir en defensa de la clase a la que sirven, a la oligarquía financiera, sacrifican a la clase trabajadora en el altar de los imperialistas con el fin de salvar su sentenciado sistema de explotación.  

Destaca aquí la cuestión de los EREs, de donde tanto CCOO como UGT obtienen una vía de financiación suculenta llevando a los trabajadores al paro, al apoyo expreso a la internacionalización de las empresas – o lo que es lo mismo exportación de capitales. 

CC.OO y UGT son corresponsables, junto a los sucesivos gobiernos de PP y PSOE, de la gravísima  situación de los trabajadores: más de casi seis millones de parados, temporalidad, mileurismo y salarios basura, precariedad, etcétera. Todo esto tiene su lógica teniendo en cuenta los principios ideológicos y políticos de la CSI que hunden sus raíces, como vimos anteriormente, en la aceptación del sistema capitalista, integración en sus estructuras políticas y en la elaboración de éstas, colaboracionismo con la burguesía y acatamiento de la gobernanza económica a nivel mundial, elaborada también por ellos,  todo ello siguiendo lo que llaman “diálogo social”. CCOO y UGT lo que han hecho es seguir fielmente la política que les dictan desde los órganos supranacionales de poder de la  oligarquía. 

Una de los secretos mejor guardados  es el conocimiento exacto de los afiliados a CCOO y a UGT, aunque parece ser que sumando a  ambos no alcanzan los 2 millones de afiliados. A pesar de ello, no es un obstáculo para que estos sindicatos sean reconocidos por el Capital como mayoritarios y más representativos aunque no lleguen ni por asomo a un 15% de afiliación entre los trabajadores, y en caída en picado. Por otro lado, ni sus bases ni sus Congresos les han otorgado la capacidad para tomar dichas medidas y firmar lo que firman, siendo una prueba evidente del funcionamiento antidemocrático y de la participación nula de los trabajadores en la toma de decisiones de los mismos, decisiones tomadas por las camarillas traidoras y vendidas de dirigentes.  De hecho es la reproducción de la democracia burguesa en el ámbito sindical. 

El comportamiento de estos dirigentes de CCOO y UGT, así como los dirigentes de la CSI, ilustran y hacen ciertas las palabras de Lenin cuando señalaba “Es evidente que una superganancia tan gigantesca (ya que los capitalistas se apropian de ella, además de la que exprimen a los obreros de su "propio" país) permite corromper a los dirigentes obreros y a la capa superior de la aristocracia obrera. Los capitalistas de los países "avanzados" los corrompen, y lo hacen de mil maneras, directas e indirectas, abiertas y ocultas. (…)Esta capa de obreros aburguesados o de "aristocracia obrera", completamente pequeños burgueses en cuanto a su manera de vivir, por la cuantía de sus emolumentos y por toda su mentalidad, es el apoyo principal de la Segunda Internacional, y, hoy día, el principal apoyo social (no militar) de la burguesía. Pues éstos son los verdaderos agentes de la burguesía en el seno del movimiento obrero, los lugartenientes obreros de la clase capitalista (labour lieutenants of the capitalist class), los verdaderos portadores del reformismo y del chovinismo. En la guerra civil entre el proletariado y la burguesía se ponen inevitablemente, en número no despreciable, al lado de la burguesía, al lado de los "versalleses" contra los "comuneros" 

Así pues, los sindicatos de la CSI reproducen en cada estado nación lo que ella representa y es a nivel mundial. Es el sindicalismo que necesita el imperialismo a nivel internacional y, en cada estado, a nivel nacional. En los países son los estados capitalistas, como España, los que sustentan a dichas organizaciones sindicales, los que las alimentan económicamente y con prebendas conducen a los trabajadores por la senda de la conciliación y de la paz entre clases donde el papel de la clase obrera y demás clases laboriosas sea de subalterna a los intereses de los capitalistas es su estado.  

Los hechos acreditan, además, que los trabajadores – en su mayoría no afiliados a estas centrales sindicales – no están dentro de las estructuras sindicales CCOO y UGT, siendo el estado de los capitalistas quien le otorga la representatividad y la legitimidad y no las masas trabajadoras. Por último, los postreros hechos acaecidos nos demuestran a las claras la inexistencia de democracia interna, ni de control de la afiliación sobre las camarillas dirigentes los cuales campan a sus anchas con impunidad, demostrándose además la inexistente capacidad organizativa y crítica de la exigua militancia sindical.  

Todo esto es clave para comprender los últimos hechos en torno a las decisiones judiciales de estos momentos en Andalucía. Queda demostrado que CCOO y UGT, como organizaciones traidoras y sin principios se lucran con la tragedia de los ERE, de los que ingresan cuantiosas sumas por cada uno en base a variopintos conceptos y eufemismos. No es casual pues la trama delictiva por la que cargos de estos “sindicatos” amarillos se lucran, no es casual pues a la corrupción. CCOO y UGT como organizaciones formantes del Estado capitalista son corruptas por naturaleza, pues el capitalismo es un sistema basado en el robo. No es casual que los políticos del sistema capitalista, la Junta de Andalucía, se hallen metidos en todo este tinglado, pues su papel no es defender los intereses de los trabajadores andaluces sino el ejecutar las políticas que les ordenan los burgueses. Y mientras llevan a cabo las órdenes de sus amos, se lucran con ello con actividades y corruptelas varias, como podemos comprobar. 

Como hemos demostrado en este artículo y en el análisis sindical del PCOE las organizaciones pseudo sindicales CCOO y UGT son agentes de la burguesía en el seno del movimiento obrero y es deber de todo trabajador concienciado el señalarlos y mostrarles su desprecio. Asimismo señalamos el papel de apagafuegos de todas aquellas organizaciones, incluso algunas que se dicen marxistas-leninistas, que por encima de los intereses de los obreros anteponen la salvaguarda de estas dos nauseabundas siglas. Sólo desde la falta de análisis marxista y desde el subjetivismo se puede defender que tras más de tres décadas de traiciones continuadas quede algo decente en las cada vez más menguadas estructuras de CCOO y UGT. 

Los comunistas, aún sabiendo que la lucha económica no es suficiente pero necesaria llamamos a los trabajadores a organizarse en los sindicatos españoles pertenecientes a la FSM(Federación Sindical Mundial), que es la unión internacional de los sindicatos de clase, que lucha a nivel mundial contra todas estas organizaciones amarillas. Sólo mediante el fortalecimiento del sindicalismo auténtico se podrá combatir tanto al amarillismo, a los oportunistas que los defienden y a la ideología burguesa que intenta destruir el movimiento sindical. El apoyo a UGT y CCOO no hace más que perpetuar y llenar de argumentos esa lucha antisindical de la burguesía, pese a que muchos se escuden en la defensa del sindicalismo para capear el temporal que azota a sus amigos traidores.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario