Mucho se criticó el certero análisis del PCOE sobre la
convocatoria del denominado “Bloque Crítico” para la manifestación del 28-F. En
estos momentos podemos observar lo certero de dicho análisis en lo que respecta
al fracaso de la movilización del 28-F, tanto por parte del llamado “Bloque
Crítico” como por parte de las organizaciones insertadas en la gestión del
sistema: PSOE, IU-PCE y los sindicatos UGT y CCOO.
En nuestro análisis explicamos que lo cuantitativo no supone
un cambio en la correlación de fuerzas a la hora de confrontar al sistema
capitalista. Pero es que desde ese mismo punto de vista se constata el fracaso
de dichas movilizaciones: dos mil personas en la manifestación oficialista(de
lo que hay que congratularse) y aproximadamente seis mil personas en la del
denominado “Bloque Crítico”. Recordemos que era una movilización convocada a
nivel andaluz, es decir, a nivel de las ocho provincias andaluzas, lo que hace
más evidente si cabe el fracaso de esta iniciativa que pretendía liberar a los
sectores populares andaluces reformando el capitalismo.
Pero, ¿por qué falló esta movilización? Los comunistas
sabemos la respuesta: los análisis en torno a la correlación de fuerzas entre
las distintas clases, y su plasmación en el terreno de la lucha de clases, no
se pueden hacer nunca desde un punto de vista subjetivo sino que deben partir
siempre desde una visión objetiva. Realizar análisis de la realidad sobre una
base que no sean estos parámetros es metafísica pura, idealismo, muy alejado de
la concepción filosófica del mundo que tenemos los comunistas y muy alejada de
la concepción científica del mundo.
Es un hecho objetivo, y el PCOE así lo viene señalando, que
desde hace décadas en el Estado Español se da un proceso a tener en cuenta: la
nula ligazón de cualquier sigla que se reclama defensora de la clase obrera y
los sectores populares con esta clase obrera y esos sectores populares. Ese
papel corresponde históricamente al Partido Comunista, sin embargo el carrillismo
supuso la ruptura de la ligazón de las masas con su Partido y ninguna de las
siglas del espectro de eso que llaman “izquierda” ha sabido recuperar esa
ligazón. Por tanto, falta el ingrediente fundamental de todo proceso
revolucionario o de lucha: el sujeto revolucionario, es decir, la clase obrera.
Los organizadores de la movilización del Bloque Crítico
presumían de juntar más de 50 siglas de sindicatos, organizaciones y partidos
políticos. Como hemos visto, eso no sirve de nada si ninguna de las organizaciones
que se añadían a dicha sopa de siglas tenían una vinculación real con las
masas, es decir: ninguna era realmente un movimiento de masas. A lo único que
han llegado es a movilizar a los militantes de dichas organizaciones, ya sean
partidos o movimientos sociales o ciudadanos. Es decir, se comprueba con los
hechos la falta de ligazón con la clase obrera andaluza, que mayoritariamente
ha estado alejada de esta movilización.
El subjetivismo es pensar que la sopa de siglas de turno tiene el mínimo poder de convocatoria entre la clase obrera, cuando son “uniones” en torno a lo que denominamos “mesas camilla”, es decir: uniones por arriba, realizadas por las cúpulas(pese a que presumen de ser horizontales) y como consecuencia de ello y su nula ligazón con las masas(con los de abajo) se produjeron las escasas cifras de participación en la citada movilización.
El subjetivismo es pensar que la sopa de siglas de turno tiene el mínimo poder de convocatoria entre la clase obrera, cuando son “uniones” en torno a lo que denominamos “mesas camilla”, es decir: uniones por arriba, realizadas por las cúpulas(pese a que presumen de ser horizontales) y como consecuencia de ello y su nula ligazón con las masas(con los de abajo) se produjeron las escasas cifras de participación en la citada movilización.
El PCOE ha venido señalando desde hace tiempo, la tarea que
tenemos pendiente las organizaciones que nos reclamamos por la superación del
capitalismo, por el socialismo. Ese socialismo del que muchos de los
participantes en las movilizaciones, en las dos, reniegan y una teoría de la
revolución y del desarrollo de la sociedad basada en el socialismo científico
que les parece cosa de sectarios, de “puros”, de alejados de la realidad. Las
cifras, vuelven a dar la razón a quienes realizan los análisis basados en la
ciencia marxista-leninista.
Como decíamos, la tarea principal a día de hoy es recuperar
la ligazón de las masas con las organizaciones de clase. Esas masas que no se
encuentran agrupadas en las diferentes siglas que componen las “sopas” sino que
se hallan en las fábricas, en los polígonos industriales y en los centros de
trabajo, donde la incidencia de estas dos convocatorias ha sido nula. Por tanto,
nuestros convocantes pretenden transformar la sociedad sin el elemento de
cambio, sin la clase obrera, lo cual es un absurdo acientífico que a lo único
que lleva es al fracaso.
El PCOE tiene como objetivo crear células comunistas en
todas las fábricas y centros de trabajo, como la unidad básica que permita la
ligazón dialéctica del Partido con las masas, desde abajo. La tarea es
titánica, pero si los comunistas no recuperamos esa ligazón, si dejamos al
sujeto revolucionario a su libre albedrío serán la misma burguesía la que
rellene esos huecos, esas ausencias. Estos vacíos los rellenará la burguesía
conforme a las necesidades del capitalismo monopolista, del capitalismo en esta
fase imperialista que tiende a la reacción: es decir, rellenará esos huecos con
organizaciones de masas reaccionarias produciéndose así el surgimiento del
fascismo como movimiento de masas.
Pero no sólo eso, sino que la ligazón del Partido con las
masas a nivel de centro de trabajo pretende dar la batalla también a nivel de
lo ideológico, lo cual es fundamental. El obrero es producto de un modo de
producción determinado, nace con el capitalismo y de ahí que todo lo que le
rodee a lo largo de su vida sea ideología burguesa, capitalismo en movimiento.
El deber del Partido es combatir esta ideología del obrero, que es burguesa, y
adoctrinarle en la ideología de su clase social que es la proletaria. Y el
método para hacerlo es educarlo revolucionariamente, misión del Partido
Comunista armado con la ciencia marxista-leninista.
Nuestros convocantes han dejado de lado esa tarea a nivel de
base, debido a la pérdida de la ligazón con los obreros desde abajo que no se
plantean recuperar, sino que para ellos la simple concurrencia numérica a las
manifestaciones va a combatir esa ideología. No han entendido nada. El obrero,
a no ser que se le eduque revolucionariamente, siempre va a ver esas
movilizaciones como algo ajeno y dependiendo del grado de ofensiva ideológica
de la burguesía, las verá hasta como algo hostil. La mera agudización del sufrimiento
debido a tener cada vez peores condiciones de vida no crea por sí sola la
conciencia de clase, ni lanza a los obreros a la lucha. Todo lo contrario, será
quién llene el vacío ideológico el que lleve a los obreros al huerto. Y cómo
vemos en la etapa actual, la burguesía tiene como objetivo cimentar la base
ideológica, el modo de pensar que conduzca a formas cada vez más reaccionarias:
ataques a la lucha obrera aún méramente económica, a la lucha contra la
violencia de género, a la lucha por las cuestiones nacionales, contra la
juventud estudiantil, etc. Es decir, la burguesía se ha lanzado a una batalla
ideológica abierta para instaurar las bases psicológicas de la reacción, debido
a la necesidad para los capitalistas de romper con el propio marco democrático
burgués. Todo esto es debido a las necesidades del modo de producción
capitalista, esa base a la que debemos mirar para realizar los análisis de
clase.
Los convocantes han dejado de lado esa lucha ideológica, al
pensar que conceptos como revolución proletaria, socialismo o dictadura del
proletariado asustan a los obreros. Para ellos hay que rebajar el lenguaje y
adaptarse a la conciencia espontánea de las masas. No han comprendido nada.
Esta conciencia espontánea no rebasa nunca los marcos del Estado burgués,
porque el obrero por si solo nunca va a adquirir el conocimiento de su misión
histórica: poner fin al capitalismo y construir el socialismo. Por tanto todo
lo que no sea confrontar con la ideología burguesa, todo lo que no sea educar
revolucionariamente a los obreros es contribuir a afianzar la ideología
burguesa. Miremos a Italia, y veremos que esas organizaciones de clase que
abandonaron la lucha ideológica( y que tenían millones de votos y militantes)
fueron perdiendo todas sus posiciones llegando a la más absoluta irrelevancia y
allanando el camino a la reacción y a la derecha populista.
El tercer eje de batalla es la lucha política. No se puede
contribuir a que los obreros sigan teniendo esperanzas en las instituciones de
la burguesía. No se puede contribuir a que sigan creyendo que no les hace falta destruir ese
estado burgués: su parlamento, sus ayuntamientos, sus leyes, su policía y su
ejército, obviando su carácter de clase y su forma de instrumentos de
dominación sobre la clase obrera. No se puede engañar a los obreros
prometiéndoles un transito pacífico a otros sistemas no capitalistas, que ellos
nunca especifican, ni decirles que la burguesía va a ceder voluntaria y
“democráticamente” su poder y sus privilegios. La revolución siempre será violenta
y el grado de violencia siempre dependerá de la resistencia que ejerzan los
explotadores. Tampoco se puede continuar fomentando las ilusiones de los
obreros en los órganos del poder burgués, sin tener la menor intención de crear
los órganos de poder proletario que mediante la dualidad de poderes confronten
y destruyan a los primeros.
Por todo esto que observamos, señalamos como fallida la
experiencia de la movilización del 28-F. Sabemos que muchos no entenderán este
análisis, que otros muchos no querrán entenderlo, y que recibiremos toda clase
de epítetos negativos. Sin embargo los comunistas no podemos ir tras el rebufo
de la conciencia espontánea de las masas, ni pensar en el que dirán. Tenemos
que señalar el camino correcto a las masas para transitar hacia el socialismo,
a pesar de que ello a veces vaya contra las mismas posiciones de las masas. Los
comunistas sabemos, en base a la filosofía marxista-leninista del materialismo
histórico y dialéctico que las leyes del movimiento y desarrollo de la sociedad
confirman nuestro análisis. Es así como se demuestra su justeza.
Sabemos que otros preferirán ignorar estas leyes del desarrollo científico de la sociedad. Sin embargo los comunistas hemos señalado, y la realidad ha confirmado, que las masas no estaban con estas movilizaciones del 28-F: hay que ser muy ingenuo para creer que en una región de ocho millones de habitantes, con más de cuatro millones de obreros, diez mil personas(contando las dos movilizaciones) son las masas. Por tanto lo que urge es seguir poniendo en práctica nuestra táctica de masas: la creación de células comunistas en los centros de trabajo y la labor de educación revolucionaria del proletariado para recuperar la ligazón del Partido con las masas.
Sabemos que otros preferirán ignorar estas leyes del desarrollo científico de la sociedad. Sin embargo los comunistas hemos señalado, y la realidad ha confirmado, que las masas no estaban con estas movilizaciones del 28-F: hay que ser muy ingenuo para creer que en una región de ocho millones de habitantes, con más de cuatro millones de obreros, diez mil personas(contando las dos movilizaciones) son las masas. Por tanto lo que urge es seguir poniendo en práctica nuestra táctica de masas: la creación de células comunistas en los centros de trabajo y la labor de educación revolucionaria del proletariado para recuperar la ligazón del Partido con las masas.