jueves, 28 de febrero de 2013

Lecciones sobre el fracaso del 28-F



Mucho se criticó el certero análisis del PCOE sobre la convocatoria del denominado “Bloque Crítico” para la manifestación del 28-F. En estos momentos podemos observar lo certero de dicho análisis en lo que respecta al fracaso de la movilización del 28-F, tanto por parte del llamado “Bloque Crítico” como por parte de las organizaciones insertadas en la gestión del sistema: PSOE, IU-PCE y los sindicatos UGT y CCOO. 

En nuestro análisis explicamos que lo cuantitativo no supone un cambio en la correlación de fuerzas a la hora de confrontar al sistema capitalista. Pero es que desde ese mismo punto de vista se constata el fracaso de dichas movilizaciones: dos mil personas en la manifestación oficialista(de lo que hay que congratularse) y aproximadamente seis mil personas en la del denominado “Bloque Crítico”. Recordemos que era una movilización convocada a nivel andaluz, es decir, a nivel de las ocho provincias andaluzas, lo que hace más evidente si cabe el fracaso de esta iniciativa que pretendía liberar a los sectores populares andaluces reformando el capitalismo. 

Pero, ¿por qué falló esta movilización? Los comunistas sabemos la respuesta: los análisis en torno a la correlación de fuerzas entre las distintas clases, y su plasmación en el terreno de la lucha de clases, no se pueden hacer nunca desde un punto de vista subjetivo sino que deben partir siempre desde una visión objetiva. Realizar análisis de la realidad sobre una base que no sean estos parámetros es metafísica pura, idealismo, muy alejado de la concepción filosófica del mundo que tenemos los comunistas y muy alejada de la concepción científica del mundo. 

Es un hecho objetivo, y el PCOE así lo viene señalando, que desde hace décadas en el Estado Español se da un proceso a tener en cuenta: la nula ligazón de cualquier sigla que se reclama defensora de la clase obrera y los sectores populares con esta clase obrera y esos sectores populares. Ese papel corresponde históricamente al Partido Comunista, sin embargo el carrillismo supuso la ruptura de la ligazón de las masas con su Partido y ninguna de las siglas del espectro de eso que llaman “izquierda” ha sabido recuperar esa ligazón. Por tanto, falta el ingrediente fundamental de todo proceso revolucionario o de lucha: el sujeto revolucionario, es decir, la clase obrera. 

Los organizadores de la movilización del Bloque Crítico presumían de juntar más de 50 siglas de sindicatos, organizaciones y partidos políticos. Como hemos visto, eso no sirve de nada si ninguna de las organizaciones que se añadían a dicha sopa de siglas tenían una vinculación real con las masas, es decir: ninguna era realmente un movimiento de masas. A lo único que han llegado es a movilizar a los militantes de dichas organizaciones, ya sean partidos o movimientos sociales o ciudadanos. Es decir, se comprueba con los hechos la falta de ligazón con la clase obrera andaluza, que mayoritariamente ha estado alejada de esta movilización.

El subjetivismo es pensar que la sopa de siglas de turno tiene el mínimo poder de convocatoria entre la clase obrera, cuando son “uniones” en torno a lo que denominamos “mesas camilla”, es decir: uniones por arriba, realizadas por las cúpulas(pese a que presumen de ser horizontales) y como consecuencia de ello y su nula ligazón con las masas(con los de abajo) se produjeron las escasas cifras de participación en la citada movilización.

El PCOE ha venido señalando desde hace tiempo, la tarea que tenemos pendiente las organizaciones que nos reclamamos por la superación del capitalismo, por el socialismo. Ese socialismo del que muchos de los participantes en las movilizaciones, en las dos, reniegan y una teoría de la revolución y del desarrollo de la sociedad basada en el socialismo científico que les parece cosa de sectarios, de “puros”, de alejados de la realidad. Las cifras, vuelven a dar la razón a quienes realizan los análisis basados en la ciencia marxista-leninista.

Como decíamos, la tarea principal a día de hoy es recuperar la ligazón de las masas con las organizaciones de clase. Esas masas que no se encuentran agrupadas en las diferentes siglas que componen las “sopas” sino que se hallan en las fábricas, en los polígonos industriales y en los centros de trabajo, donde la incidencia de estas dos convocatorias ha sido nula. Por tanto, nuestros convocantes pretenden transformar la sociedad sin el elemento de cambio, sin la clase obrera, lo cual es un absurdo acientífico que a lo único que lleva es al fracaso.

El PCOE tiene como objetivo crear células comunistas en todas las fábricas y centros de trabajo, como la unidad básica que permita la ligazón dialéctica del Partido con las masas, desde abajo. La tarea es titánica, pero si los comunistas no recuperamos esa ligazón, si dejamos al sujeto revolucionario a su libre albedrío serán la misma burguesía la que rellene esos huecos, esas ausencias. Estos vacíos los rellenará la burguesía conforme a las necesidades del capitalismo monopolista, del capitalismo en esta fase imperialista que tiende a la reacción: es decir, rellenará esos huecos con organizaciones de masas reaccionarias produciéndose así el surgimiento del fascismo como movimiento de masas. 

Pero no sólo eso, sino que la ligazón del Partido con las masas a nivel de centro de trabajo pretende dar la batalla también a nivel de lo ideológico, lo cual es fundamental. El obrero es producto de un modo de producción determinado, nace con el capitalismo y de ahí que todo lo que le rodee a lo largo de su vida sea ideología burguesa, capitalismo en movimiento. El deber del Partido es combatir esta ideología del obrero, que es burguesa, y adoctrinarle en la ideología de su clase social que es la proletaria. Y el método para hacerlo es educarlo revolucionariamente, misión del Partido Comunista armado con la ciencia marxista-leninista.

Nuestros convocantes han dejado de lado esa tarea a nivel de base, debido a la pérdida de la ligazón con los obreros desde abajo que no se plantean recuperar, sino que para ellos la simple concurrencia numérica a las manifestaciones va a combatir esa ideología. No han entendido nada. El obrero, a no ser que se le eduque revolucionariamente, siempre va a ver esas movilizaciones como algo ajeno y dependiendo del grado de ofensiva ideológica de la burguesía, las verá hasta como algo hostil. La mera agudización del sufrimiento debido a tener cada vez peores condiciones de vida no crea por sí sola la conciencia de clase, ni lanza a los obreros a la lucha. Todo lo contrario, será quién llene el vacío ideológico el que lleve a los obreros al huerto. Y cómo vemos en la etapa actual, la burguesía tiene como objetivo cimentar la base ideológica, el modo de pensar que conduzca a formas cada vez más reaccionarias: ataques a la lucha obrera aún méramente económica, a la lucha contra la violencia de género, a la lucha por las cuestiones nacionales, contra la juventud estudiantil, etc. Es decir, la burguesía se ha lanzado a una batalla ideológica abierta para instaurar las bases psicológicas de la reacción, debido a la necesidad para los capitalistas de romper con el propio marco democrático burgués. Todo esto es debido a las necesidades del modo de producción capitalista, esa base a la que debemos mirar para realizar los análisis de clase. 

Los convocantes han dejado de lado esa lucha ideológica, al pensar que conceptos como revolución proletaria, socialismo o dictadura del proletariado asustan a los obreros. Para ellos hay que rebajar el lenguaje y adaptarse a la conciencia espontánea de las masas. No han comprendido nada. Esta conciencia espontánea no rebasa nunca los marcos del Estado burgués, porque el obrero por si solo nunca va a adquirir el conocimiento de su misión histórica: poner fin al capitalismo y construir el socialismo. Por tanto todo lo que no sea confrontar con la ideología burguesa, todo lo que no sea educar revolucionariamente a los obreros es contribuir a afianzar la ideología burguesa. Miremos a Italia, y veremos que esas organizaciones de clase que abandonaron la lucha ideológica( y que tenían millones de votos y militantes) fueron perdiendo todas sus posiciones llegando a la más absoluta irrelevancia y allanando el camino a la reacción y a la derecha populista. 

El tercer eje de batalla es la lucha política. No se puede contribuir a que los obreros sigan teniendo esperanzas en las instituciones de la burguesía. No se puede contribuir a que sigan creyendo que no les hace falta destruir ese estado burgués: su parlamento, sus ayuntamientos, sus leyes, su policía y su ejército, obviando su carácter de clase y su forma de instrumentos de dominación sobre la clase obrera. No se puede engañar a los obreros prometiéndoles un transito pacífico a otros sistemas no capitalistas, que ellos nunca especifican, ni decirles que la burguesía va a ceder voluntaria y “democráticamente” su poder y sus privilegios. La revolución siempre será violenta y el grado de violencia siempre dependerá de la resistencia que ejerzan los explotadores. Tampoco se puede continuar fomentando las ilusiones de los obreros en los órganos del poder burgués, sin tener la menor intención de crear los órganos de poder proletario que mediante la dualidad de poderes confronten y destruyan a los primeros. 

Por todo esto que observamos, señalamos como fallida la experiencia de la movilización del 28-F. Sabemos que muchos no entenderán este análisis, que otros muchos no querrán entenderlo, y que recibiremos toda clase de epítetos negativos. Sin embargo los comunistas no podemos ir tras el rebufo de la conciencia espontánea de las masas, ni pensar en el que dirán. Tenemos que señalar el camino correcto a las masas para transitar hacia el socialismo, a pesar de que ello a veces vaya contra las mismas posiciones de las masas. Los comunistas sabemos, en base a la filosofía marxista-leninista del materialismo histórico y dialéctico que las leyes del movimiento y desarrollo de la sociedad confirman nuestro análisis. Es así como se demuestra su justeza.

Sabemos que otros preferirán ignorar estas leyes del desarrollo científico de la sociedad. Sin embargo los comunistas hemos señalado, y la realidad ha confirmado, que las masas no estaban con estas movilizaciones del 28-F: hay que ser muy ingenuo para creer que en una región de ocho millones de habitantes, con más de cuatro millones de obreros, diez mil personas(contando las dos movilizaciones) son las masas. Por tanto lo que urge es seguir poniendo en práctica nuestra táctica de masas: la creación de células comunistas en los centros de trabajo y la labor de educación revolucionaria del proletariado para recuperar la ligazón del Partido con las masas.

Acoso a compañeros del Colectivo de Sevilla en una labor de propaganda


El pasado martes 26 de Febrero unos camaradas del Colectivo de Sevilla de la FJCE que realizaban tareas de propaganda sufrieron el acoso de  elementos de ultraderecha al grito de: ''No quiero comunistas en mi barrio''.
La cercanía de un barrio adinerado de la ciudad indica la procedencia burguesa de este elemento faccioso, demostrando una vez más el carácter de clase del fascismo y su odio a la clase obrera. Cuando se producen las crisis económicas, los burgueses asustados recurren a organizarse en grupos paramilitares con el fin de combatir a la clase a la que explotan día tras día, esa clase obrera que sufre día tras día los efectos que ese capitalismo que defendía el elemento reaccionario.
 En cuanto a los hechos en sí, al principio un solo individuo se dirigió a nuestro camarada más joven para arrebatarle de sus manos las octavillas que tanto trabajo y sudor de militantes del PCOE y FJCE habían costado.

 El Colectivo de Sevilla no dudó ni un momento en permanecer unido ante este ataque, siendo la camaradería uno de los máximos valores de la Federación de Jóvenes Comunistas de España.
Cuando acabaron sus tareas de propaganda, observaron que este individuo realizaba unas llamadas de teléfono. Y es que el lumpen faccioso necesita de la superioridad numérica para intentar intimidar a la clase obrera organizada, o a los jóvenes obreros que se organizan como en este caso.

Sin embargo la clase obrera tiene un poder que estos elementos facciosos temen: el poder de la fuerza que da la organización de la clase más avanzada y revolucionaria de la historia. Es por ello por lo que decidieron meterse dentro de una de las muchas facultades que hay en la avenida Reina Mercedes. Por el camino, acompañado de un estudiante ajeno al Colectivo, se percataron que desde lejos el joven ultra realizaba fotografías a nuestros camaradas incluyendo al estudiante que se solidarizó con los compañeros.

Cuando consiguieron refugiarse en una de las facultades y corrieron la noticia, a la gente no le faltó tiempo para salir a la puerta para plantar cara al fascismo. Es conocido por todo el mundo que el único que puede derrotar al fascismo es la clase obrera organizada, y para ello ha de permanecer unida.
Desde el Colectivo de Sevilla de la FJCE damos las gracias a todos los estudiantes que dieron la cara por nuestros Camaradas.
 

martes, 26 de febrero de 2013

El fascio en la calle



En una crisis capitalista, las condiciones de vida de la clase obrera experimentan un consabido bajón con respecto a los períodos en que el desarrollo del capitalismo produce un auge(que a la postre da lugar a las crisis de sobreproducción), aunque la explotación y esclavitud asalariada no cambie en ninguna de las dos maneras.

Sectores de la pequeña burguesía se pauperizan  y aún espontáneamente, las masas obreras empiezan a responder, se empiezan a cuestionar los períodos de calma burgueses(aunque esa calma sea violencia para los oprimidos) y se producen manifestaciones espontáneas de rabia obrera, es decir: la lucha de clases empieza a dar síntomas de cambios cuantitativos, siempre de manera espontánea y sin la debida conciencia de clase y organización que permita llevarlos a su objetivo final que es el socialismo. 

Es entonces, ante estos períodos de flujo en la lucha de clases cuando se produce un curioso fenómeno en la psicología del burgués, o del pequeño burgués: el miedo, ese miedo que empieza a cambiar de bando. El burgués tiene miedo de la respuesta del obrero, porque sabe que cuanto más concienciada y más próxima a comprender el objetivo del socialismo este la clase obrera más cercana está la desaparición de su dominación de clase, y por ende su desaparición como clase. 

El pequeño-burgués, de psicología que vacila ante el gran capital que lo proletariza y el miedo a la revolución obrera va dando tumbos de un lado a otro ideológicamente, en un camino que conduce al fascismo, es decir, en convertirse estas masas pequeño-burguesas en los instrumentos de terror sobre la clase obrera paradójicamente al servicio de los intereses de esa gran burguesía y de ese capitalismo en el que el único futuro que tienen los pequeño-burgueses es ir pauperizándose progresivamente ante el poder de los monopolios. El capital tiende a concentrarse y el pequeño-burgués, pequeño propietario, tiende a desaparecer engullido por ese capital monopolista. 

Sin embargo, no podemos olvidar que el pequeño-burgués pertenece a una determinada clase social, por tanto ante la contradicción clase obrera-burguesía tenderá a situarse del lado del gran capital buscando esa protección ante la agudización de las contradicciones de clase que le atenazan. La pequeña burguesía busca refugio en el poder del gran capital y a su misma vez sirve de movimiento de masas de la acometida terrorista abierta del gran capital ante la clase obrera: esta ligazón dialéctica produce el fenómeno del fascismo. Es decir, todo estado capitalista en su fase imperialista, de dominación de la oligarquía financiera, tiende a la reacción. 

El fascismo es la dictadura abierta de los elementos más chovinistas del gran capital y de la oligarquía financiera, pero esa dictadura no se puede producir sin dos elementos clave: la fuerza del Estado como arma de dominación y la agrupación de la pequeña burguesía en organizaciones de masas. Repasemos la historia y veremos que todo fascismo va ligado a un movimiento de masas de la pequeña burguesía, que cree conquistar el poder del estado pero que en realidad está sirviendo a los intereses de la oligarquía financiera. Echemos un vistazo a la composición orgánica del capital dentro de los estados corporativos del fascismo y veremos que a pesar de la fraseología pseudo-revolucionaria de los elementos pequeño burgueses, que incluso consideran el fascismo como una revolución, lo único que escondía era la idéntica dominación de la oligarquía financiera que controlaba el poder del estado, al igual que lo hace en la democracia burguesa: los Krupp, los Thyessen, los Agnelli, los March, los Alba, etc controlaban realmente el poder político del Estado en los estados corporativos fascistas de Alemania, Italia, España, etc. 

Este movimiento de masas de la pequeña burguesía, debido a la debilidad cuantitativa con respecto a las clase avanzada y revolucionaria de la sociedad(la clase obrera) necesita ganarse a sectores de esa misma clase obrera para convertirse en auténticos movimientos de masas. La psicología del burgués fascista, como clase reaccionaria de la sociedad, tiende a vacilar cuando de enfrentarse al proletariado se trata, a pesar de su odio de clase necesita que hayan sectores de la clase obrera que ejecuten la violencia reaccionaria ante sus propios hermanos de clase. 

En este marco se encarna la iniciativa de elementos facciosos en el sevillano barrio de la Macarena. Con la excusa de “combatir” al lumpenproletariado, es decir, a los elementos marginales de la sociedad articulan plataformas “ciudadanas” que lo que buscan es acercar además de a la pequeña burguesía local a sectores del proletariado a esas ideas reaccionarias de la burguesía y la pequeña-burguesía, es decir: al fascismo, con el objetivo de configurar un movimiento de masas cuyo enemigo final no es este lumpenproletariado, sino la clase obrera en su conjunto. 

Para estos elementos burgueses, el enemigo no es solo el indigente, el vagabundo o el extranjero, sino la clase obrera que en períodos de crisis comienza a protestar por su situación insoportable. Es decir, desvían la atención del causante de los males de la sociedad, que es el modo de producción capitalista, hacia una teórica inseguridad “ciudadana” o hacia problemas delincuenciales relacionados con la marginalidad social. Independientemente de la existencia de esos problemas, que incluso se podrían poner en duda en otro artículo, lo que persigue este movimiento reaccionario es habituar a los habitantes de ese barrio a las “razzias” contra todo aquel que suponga un obstáculo a la dominación del capital: primero los indigentes para ganarse los favores de las masas y luego la clase obrera, a la que oprimirán de manera terrorista. Y este desarrollo de los acontecimientos lo marca la historia del propio desarrollo del fascismo: históricamente siempre ha seguido estas pautas. Miremos el caso cercano de Grecia y veremos cómo ha crecido el movimiento fascista Amanecer Dorado, mediante la criminalización y satanización de los inmigrantes y extranjeros, que no son su principal enemigo sino un medio para conquistar a las masas con el objetivo final de imponer la dominación terrorista y abierta sobre la clase obreras, es decir: el facismo. 

Por tanto, el objetivo de estos dirigentes vecinales, de extracción burguesa es crear un movimiento de masas fascista en el barrio, con la excusa de combatir a la indigencia. Pero en el delirium tremens de estos elementos olvidan la clave, olvidan al sujeto revolucionario, que es la clase obrera, y más en un barrio proletario como la Macarena.

Desde nuestro punto de vista, desde el punto de vista de la clase obrera no puede haber ningún barrio habitable y tranquilo desde el mismo momento en que existe la sociedad de clases. Desde el mismo momento en que existe el capitalismo. Desde el mismo momento en que ese capitalismo, debido a la anarquía de la producción y el afán de lucro, conlleva la existencia de crisis cíclicas.

Y en esas crisis cíclicas es cuando más sobresalen los efectos criminales del capitalismo. ¿De que habitabilidad nos hablan estos señores cuando decenas de vecinos de la Macarena son desahuciados de sus casas? ¿De que paz nos hablan estos señores cuando ellos obtienen pingües ganancias debido a la existencia de un ejército de parados, a los que hacen pelear entre sí por el acceso a trabajos basura? ¿De que bienestar nos hablan cuando la clase obrera no tiene derecho ni a puestos de trabajo cada vez menos remunerados y de mayor cantidad de horas? ¿De que infancia y mayores nos hablan cuando para la clase obrera empieza a estar vetado el acceso a la sanidad, a la educación, a la cultura, al ocio? En definitiva, ¿de qué sociedad sin conflictos de clase nos hablan estos señores? 

La respuesta es sencilla y el desarrollo de los hechos lo demuestra: estos señores, estos líderes vecinales pertenecen política, ideológica y psicológicamente a una determinada clase social que es la burguesía. Por tanto para ellos el problema no es la existencia del paro, de los desahucios, de la pérdida de derechos, de los recortes en la sanidad, en definitiva del drama en que se ha convertido la vida para cada vez más amplios sectores de la clase obrera.

Para ellos el problema es no poder disfrutar de la vida ociosa que su posición de clase dominante les otorga.

Para ellos el problema es que se vean las miserias del capitalismo y los efectos que este provoca sobre las capas de la población cada vez más amplias: emigración forzosa debida a la miseria en los países de origen que a su vez es debida a la rapacidad de las transnacionales capitalistas que esquilman los recursos de países que podrían ser mucho más desarrollados de lo que son. Por ejemplo Nigeria nada sobre un mar de petróleo en su subsuelo, es uno de los países más pobres del mundo debido a que ese petróleo no pertenece al pueblo nigeriano  sino a un puñado de corporaciones occidentales. Si los trabajadores nigerianos controlaran este petróleo y los beneficios que redundan de él, no se verían obligados a emigrar a los barrios de la Europa imperialista.Una Europa donde dicho sea de paso, como es el caso de España, cada vez se produce mayor éxodo de inmigrantes y de jóvenes obreros en busca de oportunidades en otros lugares.

Para ellos el problema no es la explotación capitalista, ni que la clase obrera sufra, para ellos el problema es que la clase obrera se queje de dicha situación. Para la burguesía los obreros no son más que eslabones de la cadena productiva, y por eso en su psicología no comprenden como un instrumento puede rebelarse ante la injusticia, y de ahí que esta incomprensión se transforme en odio con la agudización de la lucha de clases. 

Por todo ello llamamos a la clase obrera de la Macarena a responder con el más absoluto rechazo y desprecio a estos intentos de la burguesía de convertir nuestros barrios en focos del odio racial, en focos de la xenofobia, en focos del odio al marginal, porque su objetivo es convertir estas manifestaciones de repulsa en focos de odio al obrero. 

Nuestra clase social ya peleará por la dignificación de nuestros barrios, nuestra clase social ya sabrá rechazar a los elementos antisociales y nuestra clase social ya sabe señalar al enemigo principal: el capitalismo que los condena a la miseria y a la ruina, el capitalismo que hunde sus vidas.  

Por tanto como miembros del partido de vanguardia de la clase obrera llamamos a apoyar cuantas muestras de desprecio a estos elementos facciosos y burgueses se sucedan. Llamamos asimismo a apoyar las reivindicaciones espontáneas de personas indignadas con la actuación de estos fascistas, sin olvidar que no podemos quedarnos en el espontaneísmo. El fascismo es un problema político y de clase y como tal debe ser la respuesta que los obreros le demos.

lunes, 25 de febrero de 2013

El reformismo de derecha y el izquierdismo abanderan la salvaguarda del capitalismo mundial




Durante las crisis afloran las verdades y las mentiras que cubren al Movimiento Obrero. Hemos visto como en el debate sobre el estado de la Nación, Izquierda Unida y PSOE le lanzan el salvavidas al capital monopolista español, para perpetuar su sistema bajo el signo de la regeneración institucional, política y democrática. (Léase “PSOE E IU JUNTOS EN LA DEFENSA DEL CAPITALISMO”). Ha sido en el lugar y en el instante precisos, para que nadie se llame a engaño. Ambos partidos se han quitado la careta y se presentan por arriba, tal como son por abajo: la quintacolumna en el movimiento obrero y popular.

El oportunismo de derecha y el revisionismo de izquierda, son frutos de unas condiciones dadas, espoleadas por los imperialismos que les suministran principios y toda clase de teorías a granel. En esta ocasión el capitalismo internacional se halla acosado por una crisis gravísima, que afronta entre agudas contradicciones. Los imperios, llámense históricos o emergentes pero a la postre imperios, están emplazados a dilucidar como se redistribuye el mercado mundial en las condiciones actuales, dando lugar a teorías que tratan de conciliar los hechos que contemplan la rapiña y el saqueo de las riquezas autóctonas de los pueblos, bien por la fuerza o a través de la penetración económica. Como siempre, la justificación del proceder del imperialismo se traduce en elementos teóricos que el oportunismo hace suyo y endulza para encubrir su traición.

A un nivel mundial, el enfrentamiento entre los imperios emergentes (Brasil, Rusia, India y China entre otros) por un lado, y Japón, UE y EE.UU, por el otro, ha originado tesis en las que gobiernos y partidos políticos de izquierdas alimentan sus posiciones internacionales. La más osada es aquella que eleva a los países del BRIC, especialmente a China, a la categoría de contrapeso de las acciones depredadoras de los imperios históricos. Desde este punto de vista, China no es juzgada como una nación imperialista. Esta conclusión toma mayor consistencia en los países de Latinoamérica y África, en donde tienden paulatinamente a ir desplazando las relaciones de dependencia económica con EE.UU y Europa, con la puesta en práctica de una política de entendimiento con China, creando empresas mixtas y estableciendo relaciones comerciales “profundas”. Numerosos Partidos Comunistas realizan ingentes esfuerzos por motivar teóricamente sus cambios de posicionamiento en relación con China, en los que casi siempre subyace la “amistad” o “relaciones económicas” entre Pekín y el gobierno de su país, que traducen en muy beneficiosas, gracias al carácter peculiar del ‘socialismo’ chino.

En este contexto parece que tanto en África como en América Latina, se acredita la política exterior china porque supuestamente ayuda a los pueblos en su lucha antiimperialista, sin embargo; se cumple lo que Fidel Castro ya aventuró sobre el destino del rumbo tambaleante chino, al denunciar que el gran país de Oriente sufrió los efectos de un movimiento pendular que oscilaba desde los abusos de la extrema izquierda en los años 60-70 hasta la apertura o reiniciación del capitalismo en los años 80-90 dirigida por el reformista Deng Xiaoping.

Desde entonces la economía china se halla vinculada al mercado capitalista internacional. Su mano de obra barata interior, permite a los inversionistas extranjeros obtener tasas de rentabilidad muy altas. Por otro lado, sus relaciones con EE.UU, UE y Japón se estrechan cada vez más, porque se ha convertido en uno de los países exportadores más importante del mundo. Con lo cual, la interdependencia China e imperios históricos se establece en el marco del reparto del mercado mundial, en la participación de China en la Organización Mundial del Comercio y en la pugna por dominar el mercado internacional energético pues China, conforme aumenta su producción, va necesitando más materias primas y energías, las que ha de suministrarse desde el exterior.

La actualidad China y su incidencia en el mundo se presta a conjeturas de todo tipo de las que emanan la recuperación de los principios maoístas y otras teorías vinculadas con ellos, que prenden en estos momentos de grave crisis del capitalismo, en los sectores de la juventud más vulnerables, provocando incisiones y desviaciones que favorecen a las tesis imperialistas.

En el estado español, aparecen y reaparecen en estos últimos años con extrema ligereza, infinidad de teorías, que si bien sus planteamientos de inicio parecen divergentes, los objetivos a alcanzar son comunes y es debido al influjo que ejerce la situación de crisis del capitalismo mundial, que procura por todos sus medios retrasar cualquier proceso revolucionario que acarree peligros a su existencia. De este modo, las teorías que retrasan la revolución socialista, se han puesto de moda. Teorías de falsa cuna revolucionaria, que envuelven al pensamiento pequeño burgués, juventudes estudiantiles, pequeños campesinos y que tienen mucho en común, sobre todo, la introducción de ciclos, o períodos intermedios entre el capitalismo y el socialismo caracterizado por su composición interclasista.

Dicho esto, al evaluar las proposiciones de PSOE e IU en el debate sobre el estado de la Nación, advertimos que tienen mucho que ver con la prédica de la Guerra Popular durante el presente periodo para aniquilar el fascismo actual e instituir la democracia popular.

Las salidas a la crisis de los PSOE-IU, de Julio Anguita, del Bloque crítico andaluz y la de aquéllos que afirman que actualmente la solución para España es la democracia de carácter popular, tienen un denominador común: proporcionar todo el aire que necesita el capitalismo para poder respirar con tranquilidad, precisamente en medio de una crisis tan aguda y espesa, que podría cuestionar su existencia en Europa.

Los reformistas e izquierdistas convergen más que divergen, son supuestamente contrarios que atraídos por la fuerza de la gravedad de la teoría burguesa, giran en torno a ella sin poder romper la inercia a que les somete. Sus máximos dirigentes concuerdan en atrasar eternamente la revolución socialista primero, porque no la quieren y segundo, porque confunden gobierno con estado, economía con política y se encuentran prisioneros en la misma celda. En la hora presente, el izquierdismo provoca más daño en el movimiento obrero, porque se presenta con la guisa de ultrarrevolucionarios, cuando son dóciles oportunistas.

Aunque en el estado español existen varios grupos que se reclaman del maoísmo, no todos coinciden en sus planteamientos; pero sí en sus objetivos (Democracia Popular) y medios de conseguirlo (Guerra Popular). Salvo algunas excepciones que abogan por la Dictadura del Proletariado, la mayoría propugnan la democracia Popular. Naturalmente, los primeros solo hacen uso de la nominación, porque en su contenido también se trata de la Democracia Popular, con la que el PCOE está en total desacuerdo:

Recordemos que determinadas tesis de Mao no conducen a convertir al proletariado en el sujeto revolucionario. Cuando el líder chino da la consigna de que "el campo debe asediar la ciudad", indica que es el campesinado el que debe tomar las riendas de la revolución por ser mayoría en China, además, resulta evidente el revisionismo maoísta cuando trata las contradicciones entre el proletariado y la burguesía nacional, como contradicciones no antagónicas. Decía Mao:

“si bien las contradicciones entre el proletariado y la burguesía nacional son contradicciones entre explotados y explotadores, antagónicas de por sí, Sin embargo, en las condiciones concretas de China, si estas contradicciones antagónicas se tratan debidamente, pueden transformase en no antagónicas, pueden resolverse por vía pacífica. Si esas contradicciones no se tratan como es debido, si no seguimos con la burguesía nacional la política de unidad, de crítica y de educación, o si la burguesía nacional no acepta esta política nuestra, entonces las contradicciones entre la clase obrera y la burguesía nacional pueden convertirse en contradicciones entre nosotros y nuestros enemigos»

¿Contra quién o contra qué, ejercerá su violencia el proletariado en el poder según los que predican la Dictadura del Proletariado? ¿Acaso, no se resuelve la contradicción entre el explotador y el explotado por la violencia? ¿Contra quién va la Guerra Popular, si la burguesía, mediana y grande nacional no es nuestra enemiga? Mejor dicho ¿cuáles son los contrincantes en la Guerra Popular? Pero Mao no se para ahí cuando predice que durante todo el periodo del socialismo existirán clases antagónicas.

Lenin en contra, aseguraba que la instauración de la dictadura del proletariado es condición indispensable para asegurar la revolución y aplastar toda tentativa de restauración del viejo sistema. Naturalmente, se refería al viejo sistema de producción burgués. Las tesis de Mao fueron fuentes de inspiración para muchos oportunistas de las décadas de los 70, 80 y 90 del siglo pasado que sustituyeron la dictadura del proletariado marxista-leninista, por la convivencia pacífica (¿durante cuánto tiempo?, nadie lo sabe) de lo nuevo con lo viejo; serán el tiempo, las reformas, los reajustes los que aseguren la transformación paulatina y escalonada de la sociedad “popular interclasista” en socialista.

Es sabido por la experiencia histórica que una revolución -sea la que fuere- no triunfa definitivamente si no supera su consolidación, y consolidar una revolución sólo puede asegurarse de una forma: la clase social que hace la revolución no solamente ha de liquidar la base económica y política de la (o las) de su clase antagónica, sino que ha de vencer la resistencia inevitable que ésta opone durante la dictadura del proletariado.

Pero nuestros maoístas, para salir del atolladero teórico en que se encuentran, nos demandan teorizar sobre qué clase de Partido Comunista hace falta en estos momentos y, mientras teorizamos sobre el Partido así como en la Guerra Popular, debemos contemplar estoicamente lo que sucede en nuestro país, entre otras lindezas, porque no procede ir a la práctica con el movimiento obrero realmente existente. Así sucedió en el encuentro de juventudes comunistas de diversas tendencias celebradas en Almeria en 2012:

“Esta propuesta implica, naturalmente, que se debe empezar por los problemas teóricos y por los problemas prácticos relacionados con la construcción de un movimiento de vanguardia mínimamente articulado. Contra esta posición se objeta habitualmente el argumento demagógico y dogmático de que, para el marxismo, la práctica es siempre lo primero y lo principal, por lo que se debe comenzar por la acción práctica y por el movimiento obrero realmente existente, tal como se presenta en su estado actual. Pero se trata de un argumento antidialéctico que desvía el concepto marxista de la práctica hacia el pragmatismo y el empirismo, y la actividad de la vanguardia hacia el practicismo. Entonces, ¿qué es la práctica para el marxismo? Para el marxismo, la categoría de práctica presenta dos aspectos –que, por supuesto, forman una unidad óntico-gnoseológica–, uno objetivo y otro subjetivo.”

Por último, con la categorización del sistema actual español en fascismo como sustentan los oportunistas de izquierda, obtenemos otra fórmula para retrasar el proceso revolucionario al desviarnos de la realidad socioeconómica existente. Pues opinan que del fascismo franquista no es posible alcanzar la democracia burguesa, porque supone una vuelta atrás de la historia y la historia no da marcha hacia atrás. Decir que España o cualquier otro país de la Europa desarrollada es fascista, es cuando menos la manifestación del delírium trémens que aqueja a los responsables teóricos de los grupos maoístas que pululan por Europa y, especialmente, por el Estado español.

En realidad, y a juzgar por sus contradicciones teóricas, para estos grupos no existen límites de ningún grado ni especie entre fascismo y democracia burguesa. Por lo que se puede apreciar, el discurso les lleva a considerar que desde la aparición del capitalismo monopolista de estado, todo es fascismo porque, obviamente, fascismo y democracia burguesa poseen el mismo contenido.

Está claro que para no contradecir a los clásicos, admiten que en algún momento existió la democracia burguesa, con unas características muy concretas. Para ellos, la legalización de los partidos, la existencia del Parlamento burgués, y todo lo que hasta ahora distinguía la democracia burguesa del fascismo, ya no lo es, por evolución del fascismo y por la pérdida de vigencia de la democracia burguesa. Se trata de un débil esfuerzo gnoseológico para evitar tener que confesar que su táctica es un error y les ha conducido a un callejón sin salida, mejor dicho, la única salida que les queda es llamar a todo fascismo, salvo el principio de los principios que fue la democracia burguesa.

Podemos resumir en tres los pilares en los que se basa la caracterización del fascismo, en este caso el fascismo español, según el documento titulado: “LA INSTITUCIONALIZACION DEL FASCISMO:

1.- “Desde siempre, uno de los rasgos definitorios de la línea de nuestro Partido ha sido la caracterización del régimen actual como fascismo. Incluso antes de la transición, en los viejos tiempos de la OMLE, y siempre a contracorriente, ya nos anticipamos anunciando que no sería posible regresar del franquismo a la democracia burguesa, que la historia no daba marcha atrás.

Tanto la burguesía como el proletariado han acumulado una rica experiencia en el sentido contrario, en la que primero el acceso al poder de la burguesía en Europa, recorrió un proceso por un periplo de más de un siglo que se caracterizó por la alternancia en el poder con las clases dirigentes del Antiguo Régimen. Por su parte, la desaparición de la Comuna de París, así como la aniquilación del socialismo en la Europa del Este, la involución en China etc., demuestran palmariamente que la historia da marcha atrás.

2.- “Una de las características más sobresalientes del fascismo es la constante ostentación de sus medios, de su poderío policial y militar, el permanente despliegue de fuerza que muestra a todas horas. Pero esa es precisamente su debilidad: no podría sustentarse ni un minuto en su dominación sin esos medios; los necesita para perpetuarse en el poder y sobre todo necesita restregárnoslos delante de nuestras narices para infundirnos miedo. El fascismo es una dominación terrorista que se apoya en el temor generalizado que inculca a las masas de manera cotidiana y sistemática”.

En efecto, esto es así, sólo que no es una característica del fascismo, sino de todos los Estados que ha conocido históricamente la sociedad humana. Desde el esclavismo al socialismo, cualquiera que sea su forma de dictadura, tienen que hacer ostentación constante de sus fuerzas. Pero no podemos admitir que sea síntoma de debilidad, a menos, que se afirme en un alarde de pensamiento moral y demagógico. La fuerza del capitalismo, fascista o democracia burguesa, es su poder militar y eso es precisamente lo que se ha de enseñar a las masas trabajadoras para que aprendan a combatirla y no para confiarse en una falsa debilidad, que sin duda las llevaría al sacrificio por no estar preparadas.

3.- “El Estado monopolista y los partidos parlamentarios forman parte de un único sistema político fascista, ya no están separados como en la época de la democracia burguesa. Por eso se habla del Estado actual como un Estado de partidos”.

La existencia de partidos en determinados países fascistas, no puede confundirse con el sistema de partidos de la democracia burguesa, por más intento por encontrar justificación que lo afirme. En el fascismo la existencia de partidos, sólo fascistas, no es una generalidad sino una excepcionalidad, mientras que en la democracia burguesa sí que le da carácter, salvo que se haya llegado al convencimiento de que todos los partidos existentes son fascistas, a excepción de uno mismo.

Sin embargo, una lectura lógica sobre el fascismo que se ha tragado magistralmente a la democracia burguesa, apoderándose de sus características distintivas, nos conduce al lugar opuesto de donde parte el oportunismo de izquierda. En este caso llegamos a la conclusión de que criminalizan o asesinan a la democracia burguesa, para hacer apología de un fascismo dulzón y evolucionado.

Los autores de dicho documento deberían repasarlo y corregir aspectos que ya no concuerdan con la realidad actual:

España es hoy un Estado con dos millones de funcionarios, y éste es el único empleo en el que no hay despidos ni reconversiones. Un funcionario tiene empleo para toda la vida y su tarea es siempre la misma. La burocracia está profesionalizada y especializada para controlar minuciosamente todas y cada una de las parcelas en las que se desenvuelve con el fin de prevenir las crisis y, en su caso, impedir su propagación o paliar sus efectos”.

Si éste es uno de los argumentos de peso para la demostración irrefutable de que el régimen español es fascista, la crisis lo desmiente, porque precisamente, durante las crisis cíclicas como la que se está dando ahora, es cuando más se acerca la democracia burguesa al fascismo y aquellos rasgos que son comunes (por ser ambas la dictadura de la burguesía) se confunden y como vemos, son estos momentos de avance represivo (económico-político e ideológico) de la burguesía cuando los funcionarios en los que “se basa el fascismo para sostener su poder económico”, son relegados y despreciados por el sistema. ¿democrático burgués o fascista?.

El conocimiento de la realidad existente en cada momento es lo que permite al partido de vanguardia conformar su táctica de masas, actualizarla en todo instante e incluso cambiarla por otra, porque las circunstancias lo aconsejen. Más esto no es propio del reformismo y del oportunismo de izquierda, que dada su obsesión porque las condiciones no varían, les hace marchar a contrapelo de la historia. Predicar la no violencia entre los trabajadores como hacen CUT-BAI y Julio Anguita o realizar una solemne exaltación de la Guerra Popular cuando la burguesía avanza inexorable reprimiendo al pueblo, en momentos en que las clases trabajadoras se encuentran bajo las influencias del reformismo, presas de la espontaneidad e inconsciencia y cuando en las grandes manifestaciones apenas aparecen las insignias comunistas, es una falta de vivir la realidad, que pone al pueblo a merced de las políticas del gran capital.

El PCOE, considera que poner la otra mejilla no encuadra en el ámbito de la política y tampoco la propugna de una insurrección anacrónica (por no existir las condiciones), lo que procede es ganarse el “titulo” de vanguardia de los trabajadores, poner los medios para unirlos políticamente, a la vez que día a día construir los órganos de Poder Popular, que irán adquiriendo las experiencias de luchas en centros de trabajo y en la calle, juntos. Sin preparación no habrá respuesta consciente y suficientemente sólida por parte del pueblo trabajador, que será en definitiva quien repela las embestidas económicas, políticas, ideológicas y militar del gran capital, naturalmente dirigidas por su Partido Comunista.


COMISION IDEOLOGICA DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL
 

domingo, 24 de febrero de 2013

Opinión: ¿Es España un estado fascista?



Estamos viendo en los últimos tiempos el regreso de un debate ya superado por el mero desarrollo de la estructura económica del Estado burgués español, de la base en la que se sustenta la superestructura, ante lo cual emergen viejas posiciones políticas ya derrotadas que realizan nuevas piruetas dialécticas para definir al Estado Español como fascismo.

Uno de los argumentos que nos dan los caracterizadores del fascismo es la inexistencia de una fecha determinada para definir los cambios dialécticos en la superestructura del Estado Español, de su paso de fascismo a democracia burguesa.

Podemos apuntar varias fechas, todas coincidentes en el tiempo tras la reforma política que llevó a la extinción del aparato corporativista del fascismo, de la disolución de sus organizaciones de masas (todo fascismo se nutre de organizaciones de masas que agrupan a la pequeña burguesía para la guerra abierta al proletariado) tales como las Cortes franquistas o el Sindicato Vertical. La reforma política se produjo a finales del 76, y la aprobación de la Constitución en el año 78. En estas fechas se procedió a la liquidación formal y superestructural del franquismo y su sustitución por el parlamentarismo bicameral.

Ni que decir tiene que España siguió siendo una dictadura de la burguesía, un régimen basado en el terror y la represión al proletariado, caracteres que también se dan en la democracia burguesa y que casualmente olvidan quienes nos hablan mecánicamente y bajo un prisma idealista de fascismo.

Cualquiera que viviese en esa época notó un evidente cambio de formas, a pesar de la represión y las muertes en la denominada Transición, pensar que en una democracia-burguesa iba a desaparecer tal represión es puro idealismo subjetivo, pues sigue siendo dictadura del capital. Sin embargo, comparado con las sacas, los paseos y los fusilamientos abiertos del fascismo durante las décadas anteriores es desde luego un cambio, y a cualquiera con dos dedos de frente no se le pasa por alto ese detalle. 

La democracia burguesa, como dictadura de clase, siempre será beligerante contra todo movimiento obrero, popular o revolucionario y negar esto es negar el carácter dictatorial y de clase de la democracia burguesa. Por tanto estamos hablando de dos formas de la misma  dictadura de clase, y es un absurdo el hablar de cambios cualitativos en una misma dictadura burguesa. A no ser que de forma idealista se piense que la democracia burguesa iba a demoler las estructuras del Estado o purgar a los que formaban parte de ella: porque de ser así según este análisis mecánico Alemania es un estado nazista. Recordemos que la Alemania revanchista los cuadros del nazismo, excepto pocos exponentes de su cúpula, siguieron al frente del Estado, así como los Krupp, Siemens, Thyssen, etc es decir la oligarquía imperialista al frente del poder económico y por ende del político. Por tanto vemos como dentro del imperialismo cabe tanto la democracia-burguesa como el fascismo, por la sencilla razón de que ambas son dictaduras de la burguesía.

Lo que nuestros caracterizadores del fascismo nunca nos dicen es: ¿qué es para ellos la democracia burguesa?¿Acaso se mide la democracia tan sólo por el grado de represión? La Inglaterra del siglo XIX, democracia burguesa parlamentarista e imperialista causó muchos más muertos, más violencias y más represión que por ejemplo el Chile de Pinochet. Y no se nos ocurrirá calificar a la Inglaterra de finales del siglo XIX y principios del XX como fascismo, pues sería un absurdo y una contradicción: Dimitrov aún no había enunciado sus famosas frases, que mecánicamente se citan obviando su caracterización concreta, para un momento concreto, para una realidad concreta, que ha sido superada por la experiencia. Y eso a pesar de que uno de los argumentos estrella de los que atribuyen a España el fascismo es decir que los que apostamos por la Dictadura del Proletariado ante la dictadura de la burguesía es que no nos ceñimos a la situación concreta de España y que todo lo hacemos en base a conceptos abstractos.

En la situación concreta de España, según ellos existe el fascismo desde el 1 de Abril de 1.939. Sin embargo, de la dictadura primoriverista a la II República tampoco se produce una demolición de los aparatos del Estado, ni mucho menos del ejército ni se depuró a los generales que poco después darían el sangriento golpe de estado antipatriótico. ¿Fue entonces la II República un régimen fascista?
 No sólo eso, sino que en España a pesar del dominio de ciertos territorios coloniales en África tampoco se podía hablar de un desarrollo pleno del imperialismo, al tener gran parte de la estructura económica del país con características semifeudales. Por tanto, ¿surge de la nada esa dominación del capital financiero mediante la dictadura terrorista o Juan March, por ejemplo, nace el 1 de Abril de 1939? ¿Casas Viejas o el “fusilamiento” de Casa Cornelio tras la Huelga de Sevilla, con sus numerosos muertos, no son ejemplos de represión burguesa dentro de la experiencia democrática? 

El proceso histórico de desarrollo del capitalismo español, que llega a un amplio desarrollo de sus fuerzas productivas a finales de los 50, es un proceso de reformas graduales con un objetivo claro: introducir a la burguesía española en los organismos imperialistas supranacionales ante la imposibilidad de concurrir a la lucha por los mercados nacionales en solitario. Los cambios en la superestructura se deben al intento del capitalismo español de insertarse en organismos supranacionales superadores del estrecho marco del mercado nacional, y ante el cual el régimen fascista abierto era un freno para el desarrollo de las fuerzas productivas y para la batalla ideológica que engañase a los obreros españoles, en un contexto en que la lucha de clases amenazaba con desbordar la situación. Es decir, para la oligarquía internacional dueña de los medios de producción españoles(algunos hablaban de colonia de USA) y para la burguesía subsidiaria autóctona quizá el propio fascismo abierto  y el Estado Corporativo(que dicho sea de paso va desapareciendo gradualmente antes de la aprobación de la Constitución del 77) era un lastre como decimos, para el desarrollo de las fuerzas productivas.

Es decir, no existía voluntad de superar el fascismo sino que la propia esclerosis y agotamiento de dicho sistema hacia necesario un lavado de cara y tímidas reformas para plantear una batalla ideológica en la que la burguesía recuperase la iniciativa, en un momento de flujo de las luchas populares. Y dicha batalla la ganaron, se inculcó en la clase obrera la ilusión en la democracia-burguesa con el apoyo decisivo de las organizaciones de "clase" (PCE, CCOO), y las burguesías periféricas que si bien se abstuvieron en los distintos referéndums si que apoyaron de facto la entrada que les proporcionaba el gran capital en las instituciones del Estado.

No sólo eso sino que organizaciones como Herri Batasuna, poco sospechosas de simpatizar con el fascismo, llegaron y siguen estando ligadas a la gestión del Estado de los monopolios en Euskadi: bien a través de las diputaciones forales o bien a través de la gestión municipal.
 

Estamos de acuerdo en que muchos de los personajes del fascismo no cambiaron, sin embargo el marxismo nos enseña que las personalidades concretas no cambian la historia. Y eso es precisamente porque no cambió el transfondo de la naturaleza de clase, dictadura de la burguesía, pero si las formas: los fascistas se transformaron en los conocidos “demócratas de toda la vida” y los represores gozaron de todas las facilidades para travestirse, pero ¡eso no cambió su papel de represores, pues toda democracia-burguesa necesita represores y necesita imponerse por la fuerza a la clase obrera!

No sólo eso sino que en el marco de la lucha de clases se necesitaba cambiar las formas, la superestructura, hacerla “más dulce” para parar en seco el vuelco en la correlación de fuerzas que empezaba a nivelarse en cierta manera. De este modo ganaron la batalla en todos los aspectos de la superestructura destinada a “suavizar” esa lucha de clases, desde la aceptación del marco jurídico, en lo político(aceptación del parlamentarismo, de la democracia burguesa, de la conciliación de clases en el marco del estado),en lo nacional(aceptación  de los estatutos de autonomía),etc. Todo esto con voces discordantes, por ejemplo la del PCOE que se opuso a la reforma, pero voces muy minoritarias en aquellos momentos.

Otro aspecto concreto a analizar en el desarrollo de la reforma del fascismo y su paso a democracia burguesa es la predominancia en este aspecto de una oligarquía y unos representantes del capital financiero especulativo, si bien son salidos del régimen a su vez estaban subordinados al capital alemán o usamericano en este caso. Muchas empresas grandes del INI tenían una composición accionarial bastante fuerte del capital extranjero, incluso en el mismo fascismo. SEAT, o la construcción naval son parte de esos ejemplos.
Por tanto no es la oligarquía fascista española la que determina el cambio hacia la pretendida democracia-burguesa sino que es un "cambio" en el que también tienen mucho que decir, desde fuera, las oligarquías dominantes. Proceso de introducción del capital extranjero, que se desarrolla exponencialmente con la democracia burguesa, validando así nuestro análisis.
 

Esto es incompatible con el chovinismo y el nacionalismo del Estado corporativo del fascismo. Precisamente ese estado corporativo en la superestructura y ese chovinismo en la estructura va desapareciendo progresivamente, quedando reducido a esperpentos folklórico-culturales. Por muchos golpes de pecho de nacionalismo español que se den, no deja de ser una realidad objetiva que España es un país subordinado en la UE, y así lo fue tras la llegada del “amigo americano” a mediados de los 50, en pleno fascismo.

Todo este proceso tenía un fin concreto para la burguesía. La constitución de 1978 y el proceso de "reformas" que le siguen adecuaron el marco jurídico-político, la superestructura, en torno a la entrada en los organismos imperialistas cuyo resultado final se plasma en Maastricht en 1992,es decir, la plena incorporación del estado de la oligarquía española al organismo de dominación de la oligarquía financiera internacional dominante que es la UE. 

Repetimos: la naturaleza del Estado, su carácter de clase como dictadura de la burguesía sobre la clase obrera, no se modifica en el período mentado, no ha habido ninguna transición de una forma de estado a otro puesto que ambas son dictadura de la burguesía. La forma que revista, fascismo abierto o parlamentarismo la determina la capacidad que tenga el capitalismo, las fuerzas productivas de desarrollarse.

Es decir, los cambios dialécticos en la superestructura dentro del capitalismo los determina la evolución material de la base, del modo de producción capitalista.

Por tanto,¿podemos hablar de fascismo? Podemos hablar de Estado con rasgos nítidamente fascistas que debido a las necesidades históricas del capitalismo se enmascara bajo el manto de la democracia-burguesa, el cual sigue siendo un régimen de dictadura para las clases explotadas. No podemos olvidar que no existen diferencias de clase entre el fascismo y el parlamentarismo, eso sería afirmar que dentro del parlamento puede existir un capitalismo de "rostro humano" en oposición al terrorismo fascista. No, los dos son lo mismo: dictadura de clase.

Por tanto, hablar de República Popular, hablar de la necesidad de conquistar la democracia, plantear al proletariado el objetivo estratégico de los derechos democráticos en contraposición al fascismo es una fórmula errónea. El objetivo es la conquista del poder y la dictadura del proletariado, y en un país de desarrollo medio-alto como España, sin discusión un Estado imperialista, que ya ha desarrollado sus fuerzas productivas lo suficiente, el único paso que queda es la Revolución Socialista. No nos hace falta desarrollar las fuerzas productivas que ya se encuentran en su punto exacto para ofrecer resultados tangibles mediante la economía planificada. La pequeña burguesía, y las burguesía nacionales, forman parte de este Estado, toman parte en su gestión por tanto no tienen nada avanzado, progresivo o democrático que ofrecer y solamente corresponde a la clase obrera el liderar este proceso de Revolución Socialista.

Según los partidarios de la República Popular, a la democracia se llegaría mediante la alianza con sectores oprimidos por el capital financiero, por el imperialismo que ellos traducen en fascismo: Revolución anti-monopolista para ellos. Pero es que incluso en el capitalismo premonopolista ,ya superado, se producía un dominio de este capital financiero: 
 

Pequeños industriales, pequeños comerciantes y rentistas, artesanos y campesinos, toda la escala inferior de las clases medias de otro tiempo, caen en las filas del proletariado; unos, porque sus pequeños capitales no les alcanzan para acometer grandes empresas industriales y sucumben en la competencia con los capitalistas más fuertes; otros, porque su habilidad profesional se ve depreciada ante los nuevos métodos de producción. De tal suerte, el proletariado se recluta entre todas las clases de la población.

Marx y Engels: “Manifiesto del Partido Comunista” (1848) 

Es decir, en el capitalismo premonopolista también se producía la dominación del capital financiero. Si ellos mecánicamente reducen el fascismo a la dominación del capital financiero, a la dominación de los monopolios nos encontramos entonces con que los Estados Unidos de principios del siglo XX era un estado fascista, que además ejecutaba obreros(Sacco & Vanzetti entre cientos de casos)  y no la más avanzada de las repúblicas democrático burguesas. Una contradicción en sí misma.

Con respecto a la aristocracia obrera, incluso en el fascismo existe. La diferencia es que lugar ocupa dentro del Estado. En la democracia burguesa, existe el Parlamento y los partidos políticos, y para los marxistas esos partidos políticos representan los intereses de determinadas clases sociales. Por tanto, se produce un reconocimiento del antagonismo de los intereses de clase, muy alejado del corporativismo fascista que lo único que reconoce es que todas las clases tienen los mismos intereses.

 En lo sindical, y en el caso de España ya que ellos quieren lo concreto, se produce la desaparición del Sindicato Vertical y la aparición de organizaciones de clase, otras amarillas, que coparticipan en la gestión del Estado pero muchas de ellas sin ser parte del Estado sino entes jurídicos propios. Esto se demuestra echando un vistazo a la “negociación” del convenio colectivo, dónde a los sindicatos se les da formalmente reconocimiento de sujeto propio, e interlocución. No nos referimos sólo a UGT y CCOO, que no son organizaciones de clase pero que formalmente no forman parte orgánica del Estado(formalmente claro).No sólo eso sino que no son los únicos reconocidos como interlocutores por la democracia burguesa: según los que proclaman el carácter del estado como fascista organizaciones como LAB, CIG o la Coordinadora Sindical de Clase serían fascistas al llegar a acuerdos puntuales en el marco del estado que ellos consideran fascista. Un absurdo, como se ve.
 

Ellos nos dirán que UGT y CCOO ejecutan las políticas del capital pero, ¿acaso pensaban que no iba a ser así?, ¿acaso pensaban que el marco laboral de una democracia burguesa no tiene como fin el someter a la clase dominada? Esta destrucción del marco vertical y corporativo es señal de un cambio en la superestructura, sería otro absurdo pensar lo contrario. Pero como todo absurdo puede tener una explicación pretendidamente científica, se procedería a la definición de fascismo “por grados” lo cual entra en contradicción con la definición de Dimitrov que se suele usar como mantra. Un atolladero, o una pirueta dialéctica, como prefieran. 

Otro de los argumentos tópico es la continuidad de la Audiencia Nacional, pero ¿acaso no es la base económica la que determina dónde y cómo, con que instrumentos se da la lucha de clases? Es decir, el antiguo TOP, ahora Audiencia Nacional siempre va a existir, porque lo que existe es una dictadura de la clase burguesa. Es decir, estos tribunales forman parte del instrumento estatal de la dictadura de la burguesía y van a seguir existiendo en democracia burguesa o en el fascismo. Creer que bajo la democracia burguesa no existen los tribunales especiales, o situaciones que rebasan la superestructura legal, es de ingenuos. Una rápida mirada a la base norteamericana de Guantánamo y a su marco jurídico nos hace ver aún más la absurdez de dicho argumento.

Pero planteémoslo a la inversa: ¿para el paso de democracia burguesa a fascismo la burguesía purga a sus instituciones o a sus representantes democrático-burgueses? ¿porqué entonces debe ser al revés?¿acaso como dijimos antes la familia March no existió antes, durante y después del 1 de Abril de 1939?¿O los Alba?¿O los Ybarra?¿O los Luca de Tena?,etc. ¿Purgó el fascismo a los representantes de las diputaciones anteriores a 1936 o los integró en su seno, porque de lo que se trataba es que eran representantes de dos formas distintas de una misma cosa: la dictadura de la burguesía?
 

En resumen, identificar a España como estado fascista es una aplicación idealista de la dialéctica, dejando de lado la idéntica superestructura económica sobre la que se asienta tanto la democracia burguesa como el fascismo y olvidando el idéntico carácter de clase, de dominación tanto de la democracia burguesa como del fascismo.
El único salto cualitativo es entra la dictadura de la burguesía y la dictadura del proletariado. Idealizar la democracia como contrario del fascismo es un absurdo, así como repetir mecánicamente las experiencias de las Repúblicas Populares de los años 40, que demostraron su error en la práctica.
 

Así, República Popular fue la Hungría post-Horthy donde no se destruyó el estado, sus instituciones y si se apostó por el fomento de la democracia en el marco de los frentes nacionales antifascistas y antiimperialistas. El resultado fue que en 1956 la burguesía logró recomponer sus fuerzas en cuestión de horas y de no ser por la ayuda exterior, habría conquistado el poder del Estado. Miremos también a China y veamos en qué ha degenerado la alianza que proclamaban los maoistas con la pequeña burguesía, veamos como China es a día de hoy un país imperialista, donde existe la propiedad privada y se exportan capitales( Lenovo como ejemplo de dicha práctica). Veamos también como se desarrolló el estado multipartidista de la RDA y saquemos la conclusión del fracaso de las Repúblicas Populares. Fueron útiles para un tiempo y una época concretos, pero hoy en día, en España, en una realidad concreta, lo que toca es al paso directo al Socialismo. 

Es por lo que lucha nuestra organización en la ciudad de Sevilla, como parte integrante del PCOE(PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL), el partido del proletariado en el Estado Español.
 
 

Esclavitud asalariada, ¡capitalismo!




 
En la Sevilla “del siglo XXI”, esa sociedad que la burguesía nos vende como una sociedad sin clases, dónde la contradicción capital-trabajo según ellos ha desaparecido, recibimos la noticia de un vídeo difundido en redes sociales por un trabajador de la hostelería.





En el vídeo el obrero da testimonio, con pruebas, de las miserables condiciones laborales que sufre en su centro de trabajo, y de cómo el patrón actúa de forma ruin para ahorrarse unos míseros euros. 

Ahora bien, ¿es esto un hecho puntual o la maldad de un mal empresario? No, se llama capitalismo y es un sistema que funciona así. El empresario, el patrón, para acumular las mayores ganancias y vender más que la competencia debe obtener cada vez mayor plusvalía del trabajo del obrero. Esto es una ley científica del desarrollo del capitalismo. Sin ese robo al trabajador de trabajo no pagado que es la plusvalía, el empresario no obtendría los beneficios que le permiten acumular cada vez mayor capital, y por tanto debería cerrar la empresa. Como vemos, es el sistema, el capitalismo el que en su funcionamiento más básico se basa en el robo, en la explotación, en la opresión a los obreros.
No es cuestión de la maldad del empresario, que lo son, ni la explotación consiste en que el capataz esté con látigo detrás del obrero, sino que esa explotación se da siempre que existe el trabajo asalariado dentro del capitalismo, incluso a los obreros mejor retribuidos y que gozan de los teóricos “derechos” laborales más avanzados.

Por tanto el problema no es meramente económico sino también político. En una sociedad de clases, una clase siempre domina a la otra porque así es como se hace funcionar al sistema. Los obreros debemos tumbar el capitalismo, luchar contra él, pero no para tumbarlo sin más, para destruir sin más, sino para construir en su lugar otro sistema de producción más avanzado que es el socialismo. 

En el socialismo la clase dominante son los obreros, los dueños de los medios de producción son Samuel y el resto de los trabajadores y el que no encuentra paz ni cuartel en dicho sistema no sería este joven trabajador, sino el miserable empresario que en el capitalismo goza de todas las prebendas. El socialismo se basa en la economía planificada, que evita la anarquía en la producción del capitalismo que conduce a las crisis. Producir según las necesidades y no producir para aumentar las ganancias, porque esto último a lo único que conduce es a la crisis del sistema cuando se producen más mercancías de las que la sociedad puede comprar. Es decir, las crisis criminales del capitalismo se producen justo cuando la sociedad produce más mercancías, es una contradicción en el capitalismo: la abundancia en el capitalismo conduce a la crisis. 

Todo esto se arregla en el socialismo, que produce los bienes en base a un plan científico. Pero además el poder político pertenece a los trabajadores y son ellos los que dictan las leyes, por tanto, las leyes no estarán hechas en contra del trabajador, como comprobamos en el caso de Samuel. 

Así pues desde el PCOE llamamos a los representantes de los obreros, y a los trabajadores mismos a organizarse tanto en los órganos de poder que son las Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores(ACDT) como en su partido, el partido proletario, el PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL.

 

 

sábado, 23 de febrero de 2013

Camarada del PCOE detenido tras el 23F


Durante la carga que ha tenido lugar en Atocha a lo largo de esta tarde han sido detenidos dos compañeros, uno de ellos militante de nuestra Organización en Madrid y una amiga suya. Los hechos que podemos confirmar son los siguientes.

Al ver que la carga se sucedía en Atocha, estos camaradas corrieron a guarecerse en un establecimiento, justo en el instante en el que la policía los cogía por detrás y eran detenidos y llevados a Moratalaz. Hacia las 2:00 de esta noche podrán llamar a sus familiares por teléfono, sospechamos que en 2-3 días tendrán que ir a declarar a los juzgados de Plaza Castilla.
Lamentamos la poca información de que disponemos, todo esto nos ha llegado desde la voz de otro camarada que iba con ellos y por suerte no fue detenido, por lo que iremos ampliando la información conforme nos vaya llegando.

Hemos lanzado campañas de difusión por medio de twitter, @PCOEMadrid y diversos camaradas que se están haciendo eco de la situación. Desde el Partido queremos agradecer todos los esfuerzos y la acogida que está teniendo nuestro camarada y su llamada por la libertad, así como de su amiga. Estamos pendientes de todos los movimientos y transmitiremos todo lo que sepamos.
LIBERTAD PARA TODOS LOS SECUESTRADOS POLÍTICOS A MANOS DE ESTE ESTADO.

jueves, 21 de febrero de 2013

DANONE, ROCA… ¡CAPITALISMO!




Recibimos la noticia de que finalmente las fábricas de Danone y Roca deslocalizarán su producción fuera de la provincia de Sevilla, hacia países donde obtendrán una mayor plusvalía de la mano de obra. 

Es una ley científica de desarrollo del capitalismo. Mientras la clase obrera no sea dueña de los medios de producción, la burguesía podrá hacer con ellos lo que le plazca, a pesar de que son los obreros los que producen esas mercancías y esa plusvalía con la que los burgueses obtienen sus ganancias. 

Los comunistas ya lo advertimos en sendos comunicados, propagados en la movilización económica de los trabajadores de Roca, dirigidos por el reformismo, que una vez más demuestra su impotencia y fracaso en cuanto a confrontar al capitalismo se refiere. 

Leemos en la prensa burguesa por ejemplo, que el grupo Roca concentrará la producción en las restantes fábricas en territorio español. Es decir, hará trabajar más a los obreros de dichas fábricas para obtener mayores ganancias. Esto es debido a la anarquía de la producción en el capitalismo: el capitalismo no produce según las necesidades, sino para obtener beneficios, y de ello se deriva que se producen más mercancías de las que la sociedad puede adquirir. Es la explicación científica de la crisis capitalista, que se confirma una y otra vez desde que el capitalismo existe. Roca ha producido más mercancías que nunca, ha desarrollado las fuerzas productivas más que nunca, y sin embargo a pesar de esa abundancia sólo se obtiene paro, miseria y números rojos. Lo que confirma como hemos dicho los geniales análisis de Marx, Engels y Lenin y lo que nos explica que sin el poder político y la propiedad socialista de los medios de producción, mediante la economía planificada, estas crisis volverán a repetirse. 

La mera lucha sindical, que es una lucha económica, que por esencia no rebasa los límites del marco burgués se ha vuelto a mostrar impotente de ofrecer a los obreros otro futuro que no sea el paro y la miseria. Es evidente que para hacer frente a todo esto hace falta la existencia de un Partido Comunista, el PCOE, armado con la ciencia del marxismo-leninismo la cual nos dice como actuar y prevé todos estos movimientos del capitalismo. Sin el fortalecimiento del Partido, como vemos, estas luchas económicas están condenadas al fracaso. Es el Partido el que en base a la ciencia marxista dirige estas luchas económicas y las conjugas con las luchas ideológicas y las luchas por la conquista del poder político. 

La burguesía no tiene que rendir cuentas ante nadie a día de hoy, nos sorprende la actitud de los partidos que apuntalan el orden burgués, que están a las órdenes de los capitalistas por acción u omisión (PP, PSOE, IU, PA, UPyD)  de rogar a los burgueses que no deslocalicen la producción, cuando ellos mismos saben que esto es una necesidad intrínseca del capitalismo para desarrollarse, porque es un sistema que se basa en el robo al obrero(plusvalía) y cuando este robo es insuficiente, tienen que tender a robar aún más y destruir las fuerzas productivas que les son sobrantes. 

El PCOE tiene en sus manos la solución a todos estos problemas, la táctica necesaria para cumplir la misión histórica del proletariado: el poner fin a este orden burgués  capitalista que ya ha dicho todo lo que tenía que decir y no es más que una lacra para el desarrollo de la sociedad y para una vida digna para la clase obrera, haya o no crisis. 

La táctica del PCOE consiste en propugnar la creación de “Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores”(ACDT) que son los órganos de poder emanados de los centros de trabajo, que tienen como función ejercer el poder popular y controlar la producción. Estos órganos de poder tienen como función confrontar con los órganos actuales del poder de la burguesía: los parlamentos, las diputaciones, los ayuntamientos, y desarrollarán una lucha basada en la dualidad de poderes hasta que el poder proletario venza mediante la revolución socialista. Es la única alternativa que existe al capitalismo, la conquista del poder político, porque en una sociedad de clases todo poder beneficiará a la clase dominante.

Denunciamos asimismo la postura traidora de dirigentes sindicales y políticos, y señalamos a destacados miembros del comité de Roca(miembros de IU y CCOO) a los que hace años se les hizo llegar la propuesta de la ACDT, que es la unión en un órgano de poder de todos los comités de la provincia, e hicieron mutis por el foro cuando no se opusieron frontalmente a ello, considerando a sus propios compañeros como una propiedad suya. Estas son las consecuencias de una dirección servil y traidora, alejada de la ciencia del socialismo científico, alejada de la lucha de clases y que sólo busca el voto para perpetuarse en órganos del poder burgués. Señalemos pues a los cómplices de que Roca a día de hoy deje en la calle a cientos de obreros. 

Como hemos dicho en todos los análisis y comunicados sobre estos temas, en la época actual únicamente una lucha decidida por el poder proletario nos llevará a una vida digna. El futuro negro que nos aguarda es posible cambiarlo, si nos armamos con la ciencia del marxismo-leninismo, si nos dotamos de un Partido Comunista fuerte y organizado que debe ser el PCOE y si empezamos a dar la batalla a la burguesía más allá de la lucha por las reformas, más allá de las huelgas económicas, más allá del derecho al pataleo. 

Para ellos sólo somos mercancía, sólo somos fuerza de trabajo a pesar de que somos los obreros que hacemos funcionar la sociedad. A día de hoy los Rosell, los Roca, los Ybarra, los Amancio Ortega, los Roig, la burguesía en general sabe que puede realizar cualquier ataque a los obreros con la complicidad de los sindicatos amarillos y de los partidos del sistema. Pero cuando los obreros se unen a su Partido, cuando ese Partido lucha no por reformas sino por la conquista del poder político, los burgueses empiezan a tener miedo. Porque saben que los obreros están armados de una teoría que es el socialismo científico, de una praxis que es la lucha por la Revolución Socialista y la Dictadura Revolucionaria del Proletariado y empiezan a tener miedo, mucho miedo.  

Vosotros pues, los obreros, tenéis en vuestras manos la herramienta para que el miedo cambie de bando que es el PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL(PCOE)

 

 

martes, 19 de febrero de 2013

A por el Frente Único del Pueblo, a por el Socialismo

 
El pasado 24 de enero el Instituto Nacional de Estadística (INE), a través de su Encuesta de Población Activa (EPA), señalaba que en el Estado español el número de parados asciende a 5.965.400 trabajadores, cifra récord de toda la serie histórica registrada hasta la fecha. Es un hecho que el desempleo aumenta como consecuencia de las políticas realizadas por el PP y por el PSOE a favor de los empresarios, a los que les abarata el despido y le proporcionan todo tipo de leyes para que explote hasta la extenuación al trabajador.



No es de extrañar que los sucesivos gobiernos impulsen amnistías fiscales para los que defraudan y se llevan el dinero a paraísos fiscales, hagan leyes que les permitan a los empresarios llevarse los capitales y las propias empresas fuera del país -en lo que ellos denominan internacionalización- y que sirvan a los empresarios y les pongan en bandeja leyes con las que machacar y robar al pueblo trabajador, pues sus dirigentes políticos son esbirros de las grandes empresas. Basta hacer un repaso de dónde están trabajando aquéllos que han hecho las leyes hasta hoy: Felipe González es ‘asalariado’ de Gas Natural, José María Aznar, Elena Salgado o Pedro Solbes de ENDESA, Ángel Acebes (Iberdrola), Miguel Boyer (Red Eléctrica), Zaplana y Rodrigo Rato (Telefónica), Javier Solana y Pío Cabanillas (Acciona), Isabel Tocino (Banco Santander), Jordi Sevilla (PwC) y un largo etcétera con salarios multimillonarios.



Este es el resultado de la Constitución Española de 1 978 y de la democracia burguesa: miseria para la mayoría del pueblo y enriquecimiento de los banqueros, de los empresarios y sus corrompidos políticos. Mientras se les da dinero a los bancos, a los empresarios, a los partidos políticos y a los sindicatos del sistema; mientras ilustres apellidos políticos tienen cuentas ocultas en Suiza; mientras los sobres con dinero -según la propia prensa burguesa- circulan por las sedes de las organizaciones políticas; mientras ocurre todo eso al Pueblo se le hace recortes infames en sanidad, educación y pensiones; se ataca y criminaliza al desempleado, se sacrifican los empleos habiéndose enviado a 850.000 trabajadores al paro en 201 2 y se condenan a más de 1 millón 800 mil hogares obreros a tener a todos sus miembros en el paro. Esta ‘democracia’ hija del franquismo –y defendida desde el PP hasta IU– otorga impunidad al burgués indultando a  banqueros, empresarios y sus compañeros políticos y primos de diputados, como el último kamikaze indultado por Gallardón, defendido además por el bufete donde trabaja el hijo de este último. Y a la par que otorga impunidad e indulto al burgués encierra en la cárcel a aquéllos que combaten y luchan contra este sistema que niega la sanidad, el empleo, la educación y la libertad a la mayoría.


El Partido Comunista Obrero Español hace un llamamiento a la clase obrera y demás clases populares, azotadas por el capitalismo, a construir un Frente Único del Pueblo a través del cual defendamos e impongamos nuestros intereses de clase. Las instituciones burguesas no tienen otro cometido que el de expoliarnos y oprimirnos.



Debemos crear nuestros propios órganos de poder popular para invertir esta situación, para acabar con la raíz de nuestros males como trabajadores. Sólo tenemos una salida: Construir el Socialismo, imponer la Dictadura del Proletariado (que es el dictado de la mayoría trabajadora) y mandar al capitalismo y sus instituciones al estercolero de la historia.



PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL


FEDERACIÓN DE JÓVENES COMUNISTAS DE ESPAÑA


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