LA REUNION DE LOS SOCIALDEMOCRATAS
DE UNA LOCALIDAD (DE RUSIA) EN NUMERO DE 17
PERSONAS, ADOPTO POR UNANIMIDAD LA SIGUIENTE
RESOLUCION DECIDIENDO PUBLICARLA Y SOMETERLA
A LA DISCUSION DE TODOS LOS CAMARADAS
Ultimamente se viene observando entre los socialdemócratas rusos la tendencia a
desviarse de los principios fundamentales de la socialdemocracia rusa, que fueron
proclamados por los fundadores y luchadores de vanguardia,
miembros del
grupo "Emancipación del Trabajo"[71),
así como por las publicaciones socialdemócratas de las organizaciones obreras rusas de
la década del 80. El "credo"
[72]
que damos a conocer en las líneas siguientes, y que está llamado a exponer los puntos de
vista fundamentales de algunos socialdemócratas rusos (de los "jóvenes"),
representa un intento de exposición sistemática y definida de los "nuevos
conceptos". He aquí el "credo" de cuerpo entero:
"
La existencia del período del gremio y de la
manufactura en Occidente dejó una huella profunda en el desarrollo de toda la historia
posterior y particularmente en la historia de la socialdemocracia. La necesidad de la
burguesía de conquistar formas libres, su aspiración a liberarse de las reglamentaciones
gremiales que atenazaban la producción, hicieron de ella, de la burguesía, un elemento
revolucionario. En todas partes de Occidente comienza con la liberté, fraternité,
égalité, con la conquista de las formas políticas libres. Mas, con esta
conquista, según expresión de Bismarck, la burguesía daba a su antípoda, a la clase
obrera, una letra de cambio que debía ser abonada en el futuro. Casi en todas partes de
Occidente, la clase obrera, como tal clase, no ha conquistado las instituciones
democráticas, sino que las ha utilizado. Podrá objetársenos que la clase obrera
participó en las revoluciones. Los datos históricos desmienten esta opinión, puesto que
precisamente en 1848, cuando se iban consolidando las constituciones en Occidente, la
clase obrera representaba de por sí el elemento artesano de las ciudades, la democracia
pequeñoburguesa; el proletariado fabril casi no existía y el de la gran producción;
(los tejedores de Alemania descritos por Hauptmann, los tejedores de Lyon) era una masa
salvaje, capaz sólo de promover motines, pero en modo alguno de plantear cualquier
reivindicación: política. Puede afirmarse categóricamente que las constituciones de1848
fueron conquistadas por la burguesía y la pequeña burguesía, por los artesanos. Por
otra parte, la clase obrera (los artesanos y obreros de la manufactura, los tipógrafos,
tejedores, relojeros, etc.) ya desde la Edad Media se había habituado a participar en las
organizaciones, en las cajas de ayuda mutua, sociedades religiosas, etc. Este espíritu de
organización está latente hasta hoy día entre los obreros calificados de Occidente,
distinguiéndolos gran demente del proletariado fabril, que se somete a la organización
de mal grado y con lentitud y que sólo es capaz de formar las llamadas lose
Organisation (organizaciones temporales) y no de militar en organizaciones sólidas
regidas por estatutos y reglamentos. Estos mismos obreros calificados de la manufactura
fueron los que constituyeron el núcleo de los partidos socialdemócratas. De este modo
tenemos el cuadro siguiente: por una parte, la relativa facilidad y posibilidad completa
de realizar una lucha política, y, por otra, la posibilidad de organizar
sistemáticamente esta lucha con ayuda de los obreros educados en el período de la
manufactura. En este terreno, se desarrolló en Occidente el marxismo
teórico y práctico. El punto de partida era la lucha política parlamentaria, con la
perspectiva -- que se asemejaba sólo exteriormente al blanquismo[73], pero que era por su origen de
carácter completamente distinto --, con la perspectiva de adueñarse del Poder, por una
parte, y con la perspectiva
del Zusammenbruch (de la catástrofe), por otra. El marxismo
constituía la expresión teórica de la practica dominante: de la lucha política, que
prevalecía sobre la lucha económica. Tanto en Bélgica como en Francia, y especialmente
en Alemania, los obreros organizaron con facilidad increíble la lucha política, y sólo
con terrible trabajo y enormes fricciones la lucha económica. Hasta hoy día las
organizaciones económicas, en comparación con las políticas (sin referirnos a
Inglaterra), padecen de una debilidad extraordinaria, de inestabilidad, y en todas partes laissent
à désirer quelque chose (dejan aún mucho que desear). Mientras no se agotó toda la
energía en la lucha política, el Zusammenbruch constituía un Schlagwort
(una consigna en boga) organizativo indispensable llamado a desempeñar un enorme papel
histórico. La ley fundamental que se puede deducir del estudio del movimiento obrero, es
la línea de la menor resistencia. En el Occidente esta línea la constituía la actividad
política, y el marxismo, tal como había sido formulado en el Manifiesto Comunista,
era la forma más feliz en que debía plasmarse el movimiento. Pero, por otra parte,
cuando quedó agotada toda la energía en la actividad política, cuando el movimiento
político llegó a tal grado de tensión que era ya difícil y casi imposible conducirlo
más allá (escaso aumento de votos en los últimos tiempos, apatía del público en las
reuniones, tono abatido de la literatura), la impotencia de la actividad parlamentaria y
la aparición en la escena de la masa ignorante del proletariado fabril
desorganizado y casi inorganizable, crearon en Occidente lo que ahora se llama
bernsteinismo[74], la crisis del marxismo. Es difícil imaginarse un curso más lógico de las
cosas que el período de desarrollo del movimiento obrero, desde el Manifiesto
Comunista hasta el bernsteinismo, y un estudio atento de todo este proceso podrá
determinar, con exactitud astronómica el desenlace de esta "crisis". No se
trata aquí, claro está, de la derrota o victoria del bernsteinismo, cosa de poco
interés; de lo que se trata es de una modificación radical de la actividad práctica que
desde hace ya mucho se viene realizando, poco a poco, en el seno del Partido.
Esta modificación se ha de efectuar no sólo en el
sentido de llevar a cabo una lucha económica más enérgica, de consolidar las
organizaciones de tipo económico, sino también, y esto es lo esencial, en el sentido de
modificar la posición del Partido con respecto a los demás partidos de oposición. El
marxismo intolerante, el marxismo negador, el marxismo primitivo (que utiliza una
concepción demasiado esquemática sobre la división de la sociedad en clases) cederá su
puesto al marxismo democrático, y la situación social del Partido dentro de la sociedad
moderna tendrá que cambiar profundamente. El Partido reconocerá a la sociedad.
Sus
tareas estrechamente corporativas, en la mayoría de los casos
sectarias, serán ampliadas hasta convertirse en tareas sociales y su afán de conquistar
el Poder se transformará en el afán de modificar, de reformar a la sociedad moderna en
un sentido democrático, adaptado al actual estado de cosas, a fin de poder defender del
modo más completo y mas feliz (todos) los derechos de las clases trabajadoras. El
contenido del concepto "política" será ampliado hasta adquirir un sentido
verdaderamente social, y las reivindicaciones prácticas del momento adquirirán mayor
peso, podrán contar con que se les preste mayor atención que hasta ahora.
De esta breve descripción del desarrollo del movimiento
obrero en Occidente no será difícil sacar conclusiones en lo que atañe a Rusia. La
línea de menor resistencia nunca se orientará en nuestro país hacia la actividad
política. La inaudita opresión política obligará a que se hable mucho de ella y a que
en ella, precisamente, se concentre nuestra atención, pero jamás nos obligará a actuar
prácticamente. Mientras en Occidente las débiles fuerzas de los obreros, al ser
arrastradas a la actividad política, iban consolidándose y se formaron en ella, entre
nosotros estas fuerzas débiles, por el contrario, chocan con el muro de la opresión
política y no sólo les faltan las vías prácticas para la lucha contra la misma y, por
consiguiente, para su desarrollo, sino que son sistemáticamente ahogadas por ella y se
ven incapacitadas incluso para producir brotes débiles. Si añadimos a esto que nuestra
clase obrera tampoco ha heredado aquel espíritu de organización que distinguía a los
luchadores de Occidente, el cuadro será deprimente y capaz de desanimar al marxista que
profese el mayor optimismo y que crea que cada nueva chimenea de fábrica, por el solo
hecho de su existencia, constituye ya una gran bendición. También la lucha económica es
difícil, enormemente difícil; pero ella es posible y, al fin y a la postre, es
practicada por las propias masas. Aprendiendo poco a poco en esta lucha a organizarse y
chocando en ella a cada paso con el régimen político, el obrero ruso acabará por crear
lo que podría llamarse la forma del movimiento obrero, creará tales o cuales
organizaciones que serán las más adecuadas a las condiciones de la realidad rusa. Ahora
puede afirmarse con seguridad que el movimiento obrero ruso se encuentra aún en estado
amiboideo y no ha creado todavía forma alguna. El movimiento huelguístico, que existe
bajo toda forma de organización, no puede llamarse todavía la forma cristalizada del
movimiento ruso; en cuanto a las organizaciones ilegales (sin hablar del grado de su
utilidad en las condiciones actuales), ya desde el punto de vista puramente cuantitativo,
no merecen atención alguna.
Esta es la situación. Si a esto añadimos el hambre y el
proceso de ruina del campo, que contribuyen al aumento de los Streikbrecher y, por consiguiente,
crean aún mayores dificultades al ascenso de las masas obreras a un nivel cultural más
soportable, cabe preguntar . . . ¡qué deben hacer entonces los marxistas rusos? Las
divagaciones sobre un partido político obrero independiente no son sino el producto de la
trasplantación a nuestro propio terreno de tareas ajenas y de resultados ajenos. Los
marxistas rusos, por ahora, ofrecen un espectáculo lamentable. Sus tareas prácticas en
el presente son míseras; sus conocimientos teóricos, en la medida que los utiliza no
como instrumento de investigación, sino como esquema de actividad, no valen ni
siquiera para el cumplimiento de estas míseras tareas prácticas. Además, estos esquemas
tomados del cercado ajeno son, en el sentido práctico, dañinos. Olvidándonos de que la
clase obrera en Occidente hizo su intervención en un campo de actividad política ya
desbrozado, nuestros marxistas tratan con desdén exagerado la actividad radical o liberal
oposicionista de todas las capas no obreras de la sociedad. Los menores intentos de
concentrar la atención en los fenómenos sociales de carácter político-liberal suscitan
la protesta de los marxistas ortodoxos, quienes olvidan que toda una serie de
circunstancias históricas nos impiden ser iguales a los marxistas de Occidente y exigen
de nosotros un marxismo distinto, adecuado y necesario en las condiciones rusas. La falta
de sentido e instinto político en cada ciudadano ruso, evidentemente, no puede ser
compensada con habladurías sobre política o con apelaciones a una fuerza inexistente. El
instinto político sólo puede adquirirse por medio de la educación, es decir,
participando en la vida (por poco marxista que sea) que nos ofrece la realidad rusa. En la
misma medida que la "negación" ha sido oportuna (temporalmente) en Occidente,
es perniciosa en nuestro país, puesto que la negación que parte de algo organizado y
dotado de una fuerza efectiva es una cosa, y la negación que parte de una masa informe de
personas dispersas, otra.
Para los marxistas rusos existe una sola solución: la
participación, es decir, la ayuda a la lucha económica del proletariado y la
participación en la actividad liberal oposicionista. Los marxistas rusos empezaron muy
temprano a ser "negadores", y esta negación debilitó en ellos la parte de su
energía que debería haberse encauzado en el sentido del radicalismo político. Por ahora
todo esto no es tan terrible; pero si el esquema clasista impide a los intelectuales rusos
participar activamente en la vida y los aparta demasiado de los círculos de oposición,
esto constituirá un perjuicio considerable para todos los que se ven
obligados a luchar por formas jurídicas no al lado de la clase obrera, que no ha
planteado todavía tareas políticas. La ingenuidad política de los intelectuales
marxistas rusos, oculta tras razonamientos abstractos sobre temas políticos, puede
jugarles una mala pasada".
No sabemos si habrá muchos socialdemócratas rusos que
participen de estos puntos de vista. Pero es indudable que semejantes ideas, en general,
tienen sus partidarios, por lo que nos consideramos en el deber de protestar
categóricamente contra tales conceptos y de advertir a todos los camaradas del peligro
que amenaza a la socialdemocracia rusa de ser desviada del camino ya trazado por ella, a
saber: la formación de un partido político obrero independiente, inseparable de la lucha
de clase del proletariado y que se plantee, como tarea inmediata, la conquista de la
libertad política.
El "credo", arriba citado, se compone:
primero, de una "breve descripción del desarrollo del movimiento obrero en
Occidente" y, segundo, de "conclusiones en lo que atañe a Rusia".
Ante todo, son absolutamente falsas las concepciones de
los autores del "credo" con respecto al pasado del movimiento obrero de Europa
Occidental. Es falso que la clase obrera de Occidente no haya participado en la lucha por
la libertad política ni en las revoluciones políticas. La historia del movimiento
carlista, la revolución del 48 en Francia, Alemania y Austria demuestran lo contrario. Es
absolutamente falso que "el marxismo era la expresión teórica de la práctica
dominante: la lucha política, que prevalece sobre la lucha económica". Por el
contrario, "el marxismo" apareció en el momento en que predominaba el
socialismo apolítico (owenismo, "fourierismo", "socialismo
verdadero") y el Manifiesto Comunista emprendió inmediatamente la lucha
contra el socialismo apolítico. Incluso cuando el marxismo actuó
ya completamente pertrechado con la teoría (El Capital ) y
organizó la célebre Asociación Internacional de los Trabajadores, la lucha política no
era, ni mucho menos, la práctica dominante (el tradeunionismo estrecho en Inglaterra, el
anarquismo y el proudhonismo en los países latinos). En Alemania, el gran mérito
histórico de Lassalle reside en que transformó a la clase obrera, de apéndice de la
burguesía liberal, en partido político independiente. El marxismo ligó en un solo haz
inseparable la lucha económica y política de la clase obrera; y el afán de los autores
del "credo" de separar esas formas de lucha constituye una de sus desviaciones
más desafortunadas y más deplorables del marxismo.
Sigamos. Son completamente falsas también las
concepciones que tienen los autores del "credo" respecto a la situación actual
del movimiento obrero en Europa Occidental y de la teoría del marxismo, que sirve de
bandera a dicho movimiento. Hablar de una "crisis del marxismo", significa
repetir las frases absurdas de los escribas burgueses que se esfuerzan en atizar toda
discusión entre socialistas para transformarla en una escisión de los partidos
socialistas. El tristemente famoso bernsteinismo, tal como es comprendido ordinariamente
por el público en general y por los autores del "credo" en particular,
significa un intento de empobrecer la teoría del marxismo, un intento de transformar el
partido obrero revolucionario en reformista, y este intento, como era de esperar, ha
chocado con la enérgica condenación de la mayoría de los socialdemócratas alemanes.
Las tendencias oportunistas se manifestaron más de una vez dentro de la socialdemocracia
alemana y siempre fueron rechazadas por el partido, que se atiene fielmente a los legados
de la socialdemocracia revolucionaria internacional. Tenemos la seguridad de que todos los
intentos de aplicar los conceptos opor
tunistas en Rusia chocarán con la misma resistencia enérgica de la
inmensa mayoría de los socialdemócratas rusos.
Tampoco cabe hablar siquiera de "una modificación
radical de la actividad práctica" de los partidos obreros de Europa Occidental, a
pesar de lo que afirman los autores del "credo": la enorme importancia de la
lucha económica del proletariado y la necesidad de esta lucha fueron reconocidas por el
marxismo desde un principio; ya en la década del 40, Marx y Engels
polemizaron con los socialistas utopistas que negaban la importancia de la lucha
económica[75].
Unos veinte años más tarde, cuando se formó la Asociación
Internacional de los Trabajadores, la cuestión de la importancia de los sindicatos
obreros y de la lucha económica fue ya planteada en el Primer Congreso de Ginebra, en
1866. La resolución de este Congreso indicaba claramente la importancia de la lucha
económica, advirtiendo a los socialistas y obreros, por una parte, que no se debía
exagerar su importancia (lo que entonces se observaba entre los obreros ingleses) y,
por otra parte, que no se la subestimase (lo que se observaba entre los
franceses y alemanes, sobre todo entre los lassalleanos[76]). La resolución no sólo reconocía a los
sindicatos obreros como un fenómeno legítimo, sino indispensable bajo el capitalismo;
los reconocía como sumamente importantes para la organización de la clase obrera en su
lucha cotidiana con el capital y para la abolición del trabajo asalariado. La resolución
reconocía que los sindicatos obreros no debían prestar atención exclusivamente a la
"lucha directa contra el capital", no debían apartarse del movimiento político
y social general de la clase obrera; que no debían proponerse objetivos
"estrechos", sino aspirar a la emancipación general de los millones de
trabajadores oprimidos. Desde entonces, entre los partidos obreros de los
diversos países se ha planteado más de una vez, y naturalmente se planteará todavía
más de una vez, la cuestión de si es necesario, en un momento dado, prestar más o menos
atención a la lucha económica que a la lucha política del proletariado; pero la
cuestión general o de principio se plantea, también ahora, del mismo modo como fue
planteada por el marxismo. La convicción de que la lucha de clases única debe abarcar
necesariamente la lucha política y la económica ha encarnado en la socialdemocracia
internacional. Además, la experiencia histórica testimonia de un modo irrefutable que la
falta de libertad o la restricción de los derechos políticos del proletariado conduce
siempre a la necesidad de plantear la lucha política en el primer plano.
Cabe menos aún hablar de un cambio de cierta importancia en la actitud
del partido obrero con respecto a los otros partidos de oposición. También en este
sentido el marxismo marcó una posición justa, tan lejana de la exageración de la
importancia de la política y de la conjuración (blanquismo, etc.), como del desprecio de
la política o de su degeneración en remiendos oportunistas y reformistas de la sociedad
(anarquismo, socialismo utópico y pequeñoburgués, socialismo de Estado, socialismo de
cátedra, etc.). El proletariado debe aspirar a fundar partidos políticos obreros
independientes que tengan por objetivo principal la conquista del Poder político por el
proletariado, con el fin de organizar
la sociedad socialista. El
proletariado no debe, ni mucho menos, considerar a las demás clases y a los demás
partidos como a "una sola masa reaccionaria"[77]: por el contrario, el proletariado debe participar
en toda la vida política y social apoyar a las clases y partidos progresivos contra los
reaccionarios, apoyar todo movimiento revolucionario contra el régimen existente; debe
ser defensor de toda raza o pueblo
oprimido, de toda religión perseguida, del sexo privado de derechos, etc. Los
razonamientos de los autores del "credo" sobre este tema sólo testimonian su
aspiración a velar el carácter de clase de la lucha del proletariado, a debilitar esta
lucha por medio de un absurdo "reconocimiento de la sociedad", a empobrecer el
marxismo revolucionario hasta reducirlo a una corriente reformista cualquiera. Tenemos la
convicción de que la enorme mayoría de los socialdemócratas rusos rechazará
categóricamente esta tergiversación de los principios fundamentales de la
socialdemocracia. Las falsas premisas de los autores del "credo" respecto al
movimiento obrero de Europa Occidental les llevan a "conclusiones para Rusia"
más falsas todavía.
La afirmación de que la clase obrera rusa "todavía no se ha
planteado tareas políticas", sólo testimonia
la falta de
conocimiento del movimiento revolucionario ruso. Ya la "Unión de Obreros del Norte
de Rusia"[78], fundada en
1878, y la "Unión de Obreros del Sur de Rusia"
[79], fundada en 1875, plantearon en su programa la
reivindicación de la libertad política. Después de la reacción de los años del 80, la
clase obrera volvió a plantear repetidamente la misma reivindicación en la década del
90. La afirmación de que "las habladurías sobre un partido político obrero
independiente no son sino el producto de la trasplantación a nuestro terreno de tareas
ajenas y de resultados ajenos", sólo testimonia la completa incomprensión del papel
histórico de la clase obrera rusa y de las tareas más urgentes de la socialdemocracia
rusa. El propio programa de los autores del "credo" tiende evidentemente a que
la clase obrera, siguiendo la "línea de la menor resistencia", se limite a la
lucha económica, en tanto que los "elementos liberales de oposición" luchan,
con la "participación" de los marxistas, por
las "formas jurídicas". La realización de semejante programa equivaldría
al suicidio político de la socialdemocracia rusa, equivaldría a frenar y envilecer
enormemente el movimiento obrero ruso y el movimiento revolucionario ruso (estos dos
últimos conceptos son para nosotros idénticos). El solo hecho de que haya podido
aparecer semejante programa demuestra cuán fundados eran los recelos de uno de los
luchadores de vanguardia de la socialdemocracia rusa, P. B. Axelrod, cuando, a fines de
1897, escribió respecto a la posibilidad de semejante perspectiva.
"El movimiento obrero no sale de los estrechos cauces
de los conflictos puramente económicos entre los obreros y los patronos y por sí mismo,
en su conjunto, carece de carácter político, pero en la lucha por la libertad política,
las capas avanzadas del proletariado marchan con los círculos y fracciones
revolucionarios, formados por la llamada intelectualidad" (Axelrod,
Acerca de las
tareas actuales y de la táctica de los socialdemócratas rusos, Ginebra, 1898, pág.
19).
Los socialdemócratas rusos deben declarar una guerra sin cuartel a todo
el cuerpo de ideas expresadas en el "credo", puesto que estas ideas conducen
directamente a la realización de dicha perspectiva. Los socialdemócratas rusos deben
empeñar todas sus fuerzas para que se realice otra perspectiva, la expuesta por P. B.
Axelrod con las siguientes palabras:
"Otra perspectiva: la socialdemocracia organiza al
proletariado ruso en un partido político independiente que lucha por la libertad,
en
parte al lado y en alianza con las fracciones revolucionarias de la burguesía (si
tales existiesen), y, en parte, atrayendo directamente a sus filas o arrastrando tras de
sí a los intelectuales mas revolucionarios y que mayor cariño profesen al pueblo"
(lugar citado, pág. 20).
Cuando P. B. Axelrod escribía estas líneas, las declaraciones hechas
por los socialdemócratas en Rusia demostraban claramente que la enorme mayoría de ellos
participaban del
mismo punto de vista. Cierto es que un periódico obrero de Petersburgo,
Rabóchaia Misl [80],
parece haberse inclinado a las ideas sostenidas por los autores del "credo",
manifestando, lamentablemente, en un artículo de carácter programático (del número I,
octubre de 1897), el pensamiento completamente equivocado y que contradice al
socialdemocratismo de que "la base económica del movimiento" puede
ser "eclipsada por el constante afán de no olvidar el ideal
político". Pero simultáneamente, otro periódico obrero de Petersburgo, S.
Petersburgski Rabochi Listok [81]
(número 2, septiembre de 1897), se manifestó enérgicamente afirmando que "sólo
puede derrocar al absolutismo . . . un numeroso partido obrero fuertemente
organizado", que "al organizarse en un poderoso partido" los obreros
"se liberarán a sí mismos y a Rusia entera de toda opresión
política y económica". Y un tercer periódico, Rabóchaia Gazeta [82], en su artículo editorial del
número 2 (noviembre de 1897), escribió: "La lucha contra el gobierno autocrático
por la libertad política es la tarea inmediata del movimiento obrero ruso". "El
movimiento obrero ruso decuplicará sus fuerzas si actúa como una entidad única,
armónica, bajo el mismo nombre y con una organización sólida . . .". "Los
círculos obreros aislados deben transformarse en un partido único común". "E1
partido obrero ruso será un partido socialdemócrata". Que la enorme mayoría de los
socialdemócratas de Rusia participaba por completo
de estas opiniones de Rabóchaia
Gazeta lo testimonia también el hecho de que el Congreso de los socialdemócratas
rusos[83], que tuvo lugar en la
primavera de 1898, formó el "Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia",
publicó su manifiesto y reconoció al periódico
Rabóchaia Gazeta como su órgano
oficial de prensa. De este modo los autores del "credo" dan un enorme paso
atrás en comparación con el nivel de desarrollo alcanzado ya por la socialdemocracia rusa y que
fue expresado en el "Manifiesto del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia".
Si bien la feroz persecución del gobierno ruso ha llevado a que por ahora la actividad
del Partido se haya debilitado temporalmente y su órgano oficial de prensa haya dejado de
aparecer, para todos los socialdemócratas rusos la tarea consiste en emplear todas sus
fuerzas para consolidar definitivamente el Partido, elaborar un programa del mismo y
reanudar la publicación de su órgano oficial de prensa. Ante la vacilación ideológica,
testimoniada por la posibilidad de la aparición de programas como el "credo"
analizado más arriba consideramos especialmente necesario destacar los siguientes
principios fundamentales, expuestos en el "Manifiesto", que tienen una enorme
importancia para la socialdemocracia rusa. Primero, la socialdemocracia rusa "desea
ser y continuará siendo el movimiento de clase de las masas obreras organizadas". De
aquí se deduce que el lema de la socialdemocracia debe ser: contribución no sólo a la
lucha económica de los obreros, sino también a su lucha política; agitación no sólo
en torno a las necesidades económicas inmediatas, sino también en torno a todas las
manifestaciones de opresión política; propaganda no sólo de las ideas del socialismo
científico, sino también de las ideas democráticas. Solamente la teoría del marxismo
revolucionario puede servir de bandera al movimiento obrero de clase, y la
socialdemocracia rusa debe velar por el ulterior desarrollo de esta teoría y su
encarnación en la vida, al tiempo que ha de preservarla contra las tergiversaciones y
envilecimientos a que son frecuentemente sometidas las "teorías de moda" (los
éxitos de la socialdemocracia revolucionaria en Rusia han transformado ya el marxismo en
una teoría "de moda"). Concentrando ahora
todas sus fuerzas a fin de actuar en los medios obreros de las fábricas y de las
minas, la socialdemocracia no debe olvidar que, al ampliarse el movimiento, deben
incorporarse también a las filas de las masas obreras organizadas por ella los
trabajadores domésticos, los artesanos, los obreros agrícolas y millones de campesinos
arruinados y muertos de hambre.
Segundo: "Sobre sus recios hombros, el obrero ruso deberá llevar y
llevará al triunfo la causa de la conquista de la libertad política". Al plantearse
como tarea inmediata el derrocamiento del absolutismo, la socialdemocracia debe actuar en
calidad de luchador de vanguardia por la democracia y, ya solamente por ello, prestar toda
clase de ayuda a todos los elementos democráticos de la población rusa, atrayéndolos
como aliados. Unicamente un partido obrero independiente podrá servir de firme baluarte
en la lucha contra el absolutismo, y sólo en alianza con semejante partido, apoyándolo,
podrán mostrarse activos todos los demás luchadores por la libertad política.
Finalmente, tercero: "En su calidad de movimiento y corriente
socialista, el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia continúa la obra y las
tradiciones de todo el movimiento revolucionario ruso que lo ha precedido; dado que
considera la conquista de la libertad política como la tarea inmediata más importante de
todo el Partido, la socialdemocracia marcha hacia el objetivo trazado ya con toda claridad
por los gloriosos militantes de la vieja
Naródnaia Volia ". Las tradiciones
de todo el movimiento revolucionario precedente exigen que la socialdemocracia concentre
actualmente todas sus fuerzas en organizar el Partido, en reforzar la disciplina dentro
del mismo y en desarrollar los métodos de su actuación conspirativa. Si los militantes
de la vieja
Naródnaia Volia supieron desempeñar un enorme papel en la
historia rusa, a pesar de que eran tan estrechas las capas sociales que sostenían a
unos pocos héroes y a pesar de que ese movimiento tenía por bandera una teoría que
distaba de ser revolucionaria, la socialdemocracia, apoyándose en la lucha de clase del
proletariado, sabrá hacerse invencible. "El proletariado ruso se sacudirá el yugo
de la autocracia para continuar, con mayor energía todavía, la lucha contra el capital y
la burguesía hasta conseguir la victoria completa del socialismo".
Invitamos a todos los grupos socialdemócratas y a todos los círculos
obreros de Rusia a analizar el "credo" arriba citado y nuestra resolución y a
manifestar concretamente su posición con respecto al problema planteado, a fin de
eliminar toda clase de discrepancias y acelerar la organización y fortalecimiento del
Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia.
Las resoluciones de los grupos y círculos podrían
comunicarse a la "Unión de Socialdemócratas Rusos" en el Extranjero[84], la cual, de acuerdo con el punto
10 de la resolución del Congreso de socialdemócratas rusos de 1898, forma parte del
Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia y es su representante en el extranjero.
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[70] Protesta
de los socialdemócratas de Rusia fue escrita por Lenin en 1899 durante su destierro, en
contra del "Credo" -- manifiesto de algunos economistas.
El proyecto de la "Protesta", preparado por Lenin, fue discutido y
aprobado por unanimidad en una reunión realizada por diecisiete marxistas del distrito de
Minusinsk, exiliados en la aldea de Ermakóvskoie. La colonia de desterrados de Turujansk
y Orlov (provincia Viatka) también manifestó su aprobación respecto a esta protesta.
La "Protesta" fue enviada por Lenin al extranjero al grupo
"Emancipación del Trabajo". A principios de 1900, Plejánov reeditó la
"Protesta", incluida en la recopilación Vademécum para la Redacción de
Rabóchie
Dielo.
[71] El
grupo "Emancipación del Trabajo", primer grupo marxista ruso, fue fundado
por L. Plejánov en 1883, en Ginebra y existió hasta el II Congreso del POSDR en 1903.
"Realizó una intensa labor para difundir el marxismo en Rusia, echó
los cimientos teóricos de la socialdemocracia y dio el primer paso para salir al
encuentro del movimiento obrero". (
Compendio de la historia del Partido Comunista
(b) de la URSS, Resumen del capítulo I). Tradujo al ruso, editó en el extranjero y
distribuyó en Rusia las obras de los fundadores del marxismo:
Manifiesto del Partido
Comunista de Marx y Engels,
Trabajo asalariado y capital de Marx,
Del
socialismo utópico
al socialismo científico de Engels, y otros; Plejánov y el
grupo "Emancipación del Trabajo" dieron un decisivo ataque al populismo. Pero
el grupo cometió algunos errores graves: remanentes de los conceptos populistas,
subestimación de la revolucionarización campesina y sobreestimación del papel de la
burguesía liberal. Dichos errores fueron el germen de las concepciones mencheviques que,
más tarde, sustentaron Plejánov y otros miembros del grupo.
[72] "
Credo
": con este nombre lanzó su manifiesto en 1899 un grupo de
"economistas" (S. N. Prokopóvich, E. D. Kuskova y otros). Este manifiesto
expresó con la mayor diafanidad el oportunismo de los economistas: negó el papel
político e independiente de la clase proletaria y la necesidad de un partido de la clase
obrera.
[73] Blanquismo: corriente
del movimiento proletario revolucionario francés encabezado por Luis Augusto Blanqui, el
famoso dirigente.
Blanqui tomó activa participación en el movimiento revolucionario
francés. En dos ocasiones fue sentenciado a muerte y condenado casi a media vida de
cárcel.
Lenin consideraba a Blanqui como un indudable revolucionario y ardiente
partidario del socialismo, a la vez, le criticaba enérgicamente por sus métodos
sectarios y conspirativos. "El blanquismo -- señaló Lenin -- es una teoría que
niega la lucha de clases. El blanquismo espera lograr la emancipación de la humanidad de
la esclavitud asalariada, no por la vía de la lucha de clase del proletariado, sino por
la vía de la conspiración de un pequeño grupo de intelectuales". (V. I. Lenin,
"Balance del Congreso",
Obras Completas, t. X.)
[74] Bernsteinismo: corriente
revisionista en el movimiento obrero internacional, surgida a fines del siglo pasado, que
tomó su nombre de E. Bernstein, miembro de la socialdemocracia alemana.
En 1896-1898, Bernstein publicó en el órgano teórico de la
socialdemocracia alemana
Die Neue Zeit una serie de artículos y en 1899 el libro
titulado
Las premisas del socialismo y las tareas de la socialdemocracia en los
cuales hizo una franca revisión del marxismo. Se opuso a las teorías del marxismo acerca
de la lucha de clases, del inevitable hundimiento del capitalismo, estuvo en contra de la
revolución socialista y la dictadura del proletariado. Consideró que la tarea del
partido socialdemócrata consistía únicamente en la lucha por la reforma. Los conceptos
oportunistas y revisionistas de Bernstein fueron apoyados por el ala derecha del partido
socialdemócrata alemán y por los oportunistas de otros partidos adheridos a la II
Internacional. Unicamente el Partido
bolchevique encabezado por Lenin combatía de manera decidida a
Bernstein y a sus partidarios.
Los partidarios de Bernstein en Rusia eran los "marxistas
legales", los "economistas", los del Bund y los mencheviques.
[75] Véase
C. Marx,
Miseria de la filosofía.
[76] Lassalleanos
y
eisenachianos: dos partidos en el movimiento obrero alemán de la década
del 60 y principios de la del 70 del siglo XIX.
Lassalleanos: partidarios y discípulos de F. Lassalle.
Considerando que era posible una transformación pacífica del capitalismo en socialismo
con la ayuda de las asociaciones obreras apoyadas por el gobierno prusiano reaccionario,
los lassalleanos predicaban la sustitución de la lucha revolucionaria de la clase obrera
por el derecho al sufragio universal y la pacífica actividad parlamentaria.
Marx y Engels criticaron severamente a los lassalleanos, observando que
"durante muchos años ellos constituyeron un obstáculo para la organización del
proletariado, y por fin terminaron convirtiéndose en un simple instrumento de la
policía". ("La escisión filistea",
Obras Completas, t. XVIII.) Se
hace una apreciación de la táctica y de los conceptos teóricos lassalleanos en
Crítica del programa de Gotha y en la correspondencia de Marx y Engels.
Eisenachianos: eran partidarios del marxismo y se hallaban bajo
la influencia ideológica de C. Marx y F. Engels. Bajo la dirección de G. Liebknecht y A.
Bebel se fundo, en el congreso de Eisenach realizado en 1869, el Partido Obrero
Socialdemócrata de Alemania.
Estos dos partidos lucharon encarnizadamente entre si.
En el Congreso realizado en Gotha en 1875, bajo la presión del movimiento
obrero en ascenso y la intensificación de la represión del gobierno, ambos partidos se
fundieron en un único Partido Obrero Socialista Alemán, en el cual los lassalleanos
representaban el ala oportunista.
Lenin describe a los lassalleanos y eisenachianos en su artículo titulado
"Augusto Bebel". (
Obras Completas, t. XIX.)
[77] Lenin
crítica aquí la conocida tesis de los lassalleanos acerca de que todas las demás clases
constituyen únicamente una masa reaccionaria respecto a la clase obrera. Esta tesis se
incluyó en el programa de los socialdemócratas alemanes aprobado en 1875 en el Congreso
de Gotha, al unificarse los dos partidos socialistas alemanes existentes hasta entonces:
el de los eisenachianos y el de los lassalleanos.
C. Marx desenmascaró el carácter reaccionario de dicha tesis en
Crítica
del programa de Gotha.
[78] "
Unión
de Obreros del Norte de Rusia ": una de las primeras organizaciones
políticas revolucionarias de la clase obrera fundada en 1878 en Petersburgo. Sus
fundadores fueron Stepán Jalturin, carpintero, y Víctor Obnorski, ajustador. La
"Unión" dirigió en muchas ocasiones las huelgas obreras y distribuía volantes
entre los participantes. La "Unión" contaba ya casi con 200 miembros. La
organización fue destruida por el gobierno zarista en 1879. En febrero de 1880, sus
miembros que no se hallaban encarcelados publicaron un número del primer periódico
obrero de Rusia,
Rabóchaia Zariá ("La Aurora Obrera").
[79] "
Unión
de Obreros del Sur de Rusia ": primera organización obrera política
revolucionaria de Rusia, fundada en Odesa en 1875 por E. Zaslavski. Tras una existencia de
8 ó 9 meses, la "Unión" fue destruida por el gobierno zarista.
[80] Rabóchaia
Misl ("El Pensamiento Obrero"): periódico de los
"economistas", apareció de octubre de 1897 a diciembre de 1902 en Petersburgo,
Berlín, Varsovia y Ginebra. Vieron la luz en total 16 números. Lenin criticó en varias
de sus obras, especialmente en artículos publicados en
Iskra y en el libro
¿Qué
hacer? los puntos de vista del
Rabóchaia Misl como una variedad rusa del
oportunismo internacional.
[81] S.
Petersburgski Rabochi Listok ("Boletín Obrero de San Petersburgo"):
órgano ilegal de la "Unión de Lucha por la Emancipación de la Clase Obrera"
de San Petersburgo. Aparecieron dos números: el N° 1, en febrero (con fecha de enero) de
1897, impreso en Rusia con 300-400 ejemplares, y el N.ƒ 2, en septiembre de 1897, en
Ginebra.
[82] Rabóchaia
Gazete ("Diario Obrero"): órgano ilegal del grupo social demócrata de
Kíev. Salieron dos números: el N.ƒ I en agosto de 1897; y el N.ƒ 2 en
diciembre (con fecha de noviembre) de ese año. El I Congreso del POSDR ratificó su
carácter de órgano oficial del Partido. No obstante, a raíz del allanamiento policial
de su imprenta y de la detención de los miembros del CC elegido por el Congreso, el
tercer número preparado no pudo aparecer y no se intento reanudar la publicación del
periódico.
[83] Se
refiere al
I Congreso del POSDR realizado en Minsk en marzo de 1898. En la labor
del Congreso participaron nueve delegados de sus 6 organizaciones (de la "Unión de
Lucha por la Emancipación de la Clase Obrera" de Petersburgo, Moscú, Ekaterinoslav
y Kíev, del grupo
Rabóchaia Gazeta de Kíev y del Bund).
El "Manifiesto del POSDR" que el CC dio a publicidad en nombre del
Congreso cuando finalizó este, formuló la principal tarea ante el movimiento
socialdemócrata de Rusia: la lucha por la libertad política y la
necesidad de combatir el absolutismo y la vinculó con la tarea general
del movimiento obrero.
El Congreso eligió el Comité Central y confirmó a
Rabócbaia Gazeta
como órgano de prensa oficial del Partido; se designó a la "Unión de
Socialdemócratas Rusos" en el extranjero, representante del Partido en el exterior.
El significado del I Congreso del POSDR consistía en que él proclamó en
sus resolución y "Manifiesto" la formación del POSDR.
[84] La
"Unión de Socialdemócratas Rusos" en el Extranjero fue fundada en
1894 en Ginebra por iniciativa del grupo "Emancipación del Trabajo". Dispuso de
una imprenta propia en la que imprimió obras literarias revolucionarias y la
recopilación
Trabajador. En un principio, la "Unión" fue dirigida por
el grupo "Emancipación del Trabajo", al que se le confió la redacción de las
publicaciones de ésta. El I Congreso del POSDR reconoció a la "Unión" como
representante del Partido en el extranjero. Posteriormente, en la "Unión"
adquirieron hegemonía los elementos oportunistas ("los economistas"), o los
llamados "jóvenes". En noviembre de 1898, en el I Congreso de la
"Unión", el grupo "Emancipación del Trabajo" renunció a redactar
las publicaciones de la "Unión". En el II Congreso (abril de 1900) surgió la
división radical entre el grupo "Emancipación del Trabajo" y la
"Unión", el grupo y sus correligionarios se retiraron del Congreso y formaron
la organización independiente "Sotsial-demokrat". El II Congreso del POSDR
anunció la disolución de la "Unión".