sábado, 29 de junio de 2013

Mitin Frente Único del Pueblo



AL PUEBLO DE SEVILLA

El sistema capitalista esta concebido para la explotación del pueblo trabajador, única forma que existe para el enriquecimiento de los bancos, multinacionales, monopolios y terratenientes. Por esta razón, los gobiernos burgueses procuran maniatar a la clase obrera y a los trabajadores en general, pues lo que afecta a su seguridad, es la producción en los centros de trabajo.

El capitalista solo le teme a las manifestaciones de las masas, cuando están respaldadas por la huelga de los trabajadores, es decir, cuando se paraliza la producción, la fuente de su enriquecimiento. Por eso la clase obrera, es el sujeto revolucionario, sobre la cual ha de girar todo el proceso de lucha, sin ella, sin los trabajadores en general, no hay posibilidad de vencer a los defensores del sistema.

Los capitalistas hacen uso de multitud de tácticas para inmovilizar a los trabajadores: comprando a los sindicatos, dando aliento a las organizaciones políticas reformistas, todo ello tiene una finalidad común: dividir a los trabajadores, anularlos como clase, para que no vayan a la huelga política contra el sistema. En este régimen está permitido todo lo que no traspase los límites del capitalismo

Esto explica que en nuestro país, después de innumerables manifestaciones y de huelgas parciales, el desempleo, los recortes, las reformas, los desahucios, etc. no solo se no se hayan frenado, sino que se agravan a la par que se anuncian nuevas medidas contra el sector publico y las pensiones. Y es porque la clase obrera no ha entrado en batalla todavía.

Todos los movimientos que han surgido al calor de la crisis, han fracasado porque han desdeñado al movimiento obrero y por consiguiente, no han tenido objetivos definidos al no contar el sujeto de las luchas.

Es necesario construir un movimiento popular desde la base, en primer lugar contando con el movimiento obrero y en torno a él aglutinar las capas populares, configurando un FRENTE ÚNICO DEL PUEBLO.

TRIANEROS

El Martes 11 de Julio a las 8 de la tarde en la Plaza San Martín de Porres, tendrá lugar la presentación del FRENTE ÚNICO DEL PUEBLO (FUP), que se está formando con miembros de Comités de Empresas y Delegados de trabajadores, braceros del campo, pequeños campesinos, estudiantes, autónomos, mujer trabajadora, ama de casa, vecinos y el sindicato CTA (Coordinadora de Trabajadores de Andalucía) adscrito a la Coordinadora Sindical de clase (CSC) del estado español y a la Federación Sindical Mundial (FSM)

ACUDE Y ADHIÉRETE AL FUP

martes, 25 de junio de 2013

Ante el juicio a los independentistas gallegos


 

El PCOE de Sevilla expresa su rechazo al juicio farsa que el Estado burgués está realizando en los últimos días contra cuatro militantes del independentismo gallego. 

Independientemente de que no compartamos ciertos postulados políticos de los militantes juzgados, los comunistas del PCOE en Sevilla tenemos claro que: 

-No podrá haber socialismo sin reconocer los derechos democráticos a la autodeterminación(y esto incluye su plena separación) de los pueblos catalán, vasco y gallego. Asimismo el socialismo es la única garantía de la plena emancipación de la clase obrera de dichas naciones. 

-El Estado capitalista en su fase de tendencia a la reacción incrementa la represión a cualquier respuesta de la clase obrera o sectores populares: juicios al sindicalismo de clase  no vendido, persecución a la militancia revolucionaria, a las respuestas espontáneas del pueblo( movimiento antidesahucios) o a la militancia que lucha por el respeto a los derechos democráticos de las naciones que componen el Estado Español. 

-Todo estado capitalista es una dictadura de la burguesía y por tanto, para poner fin a la represión sobre la clase obrera y los sectores populares es necesario poner fin al origen de todos los males: el modo de producción capitalista, para ello luchamos por el socialismo y la dictadura del proletariado. 

-La judicatura forma parte de la superestructura del estado burgués y sirve como arma de dominación por parte de las clases dominantes(la burguesía) sobre las clases dominadas y demás capas y clases sociales contrarias al capitalismo. Por tanto la “culpabilidad” de estos militantes está ya sentenciada aún antes de comenzar el juicio farsa. 

Por tanto desde el PCOE de Sevilla rechazamos este juicio farsa a los militantes independentistas gallegos, exigimos su puesta en libertad y el cese de toda actividad represiva contra el independentismo.

martes, 18 de junio de 2013

Cementos Portland y Sitel, el capitalismo suma y sigue


Suma y sigue al hecho de que los burgueses son cada día más ricos gracias a la democracia burguesa y las leyes realizadas por sus partidos e instituciones. Estas dos empresas y sus trabajadores se suman a las ya terroríficas estadísticas del capitalismo en España:

 

·        Seis millones de parados.

 

·        Una tasa de paro juvenil del 56,6%.

 

·        Recortes en sanidad y educación.

 

·        Reducción de la prestación por desempleo.

 

·        Un millón 800 mil hogares obreros sin ingreso alguno.

 

·        Según la farmacéutica Pfizer, el 40% de los españoles sufre estress y ansiedad. Según la farmacéutica IMHealth en España ha crecido el consumo de ansiolíticos en el último un 10% pasando de 30 a 33 millones de unidades al año. El coste anual a la salud pública por depresión se sitúa en 745 millones de euros.

 

·        En España se suicidan 3.285 trabajadores por año, 9 cada día, y lo intentan 87.600, o lo que es lo mismo 240 al día.

 

·        Inmolación de trabajadores que les van a desahuciar.

 

·        180.000 desahucios en 2012, a razón de 494 diarios.

 

·        El  30,6% de menores de edad están expuestos a riesgo de pobreza extrema y de exclusión social en España.

 

·        Pensionazo que hace que se incremente la edad de jubilación y disminuyan las pensiones.

 

·        Uno de cada tres ancianos mantiene a sus hijos con sus pensiones.

 

·        Pensiones de miseria: La pensión media del sistema está en 784,64 euros/mes.  El 29% de las pensiones están por debajo de los 600 euros/mes, y el 81,86% de las jubilaciones están por debajo de los 1.000 euros/mes.

 

·        Tasa de pobreza del 21,8% de la población en España.

 

Como se puede comprobar, la democracia burguesa lleva a los trabajadores a la muerte. A esto habría que añadirle las reformas laborales realizadas por los sucesivos gobiernos socialistas y populares que ha significado una fórmula para abaratar el despido y potenciarlo. En los 8 primeros meses de la Reforma Laboral subieron los EREs en torno al 70%, de tal modo que se facilita al empresario una bajada de salarios real, despidiendo a los trabajadores con un salario digno a precio de saldo e instaurando el salario mínimo, como consecuencia de la posibilidad del descuelgue y de la caducidad de la ultraactividad de los convenios colectivos, que están llevando a los trabajadores a unas condiciones laborales tercermundistas.  

Vivimos en una sociedad de clases, unos son dueños de los medios de producción(fábricas, tierras, comercios, bancos) y otros tienen que vender su fuerza de trabajo para poder vivir(obreros, jornaleros, etc.).Es decir, en la sociedad existen clases y capas sociales que tienen intereses antagónicos. Al dueño de los medios de producción(empresario, emprendedor, sea individual o un grupo de accionistas) lo que le interesa es ganar cada vez más dinero y vender más barato para eliminar a la competencia. Al trabajador lo que le interesa es ganar más dinero para poder comer él y su familia, poder pagar la casa y otros gastos derivados de una vida digna. 

 

Como decimos, ambos intereses lógicamente están enfrentados. Los capitalistas quieren vender más barato para eliminar a la competencia. Para ello, tienen dos opciones:  no dudarán en llevarse la producción allá donde les salga más barata y donde puedan sacar mayor rendimiento económico del trabajo de los obreros(plusvalía). Es decir, deslocalizan la producción, se la llevan a países del llamado Tercer Mundo donde obtienen mayores ganancias debido a la situación de semi-esclavitud de nuestros hermanos obreros en esos países, a los que estos capitalistas pagan salarios aún más bajos que los sueldos que reciben los trabajadores en España. 

 

Esto, tal como lo descubrieron Marx, Engels y Lenin es una ley científica de desarrollo del capitalismo. Es decir, no es por la maldad del empresario individual sino que el propio capitalismo para desarrollarse necesita cerrar fábricas, centros de trabajo y destruir los puestos de trabajo que no le producen la plusvalía necesaria, trasladando la producción a países donde  obtienen pingües ganancias explotando la mano de obra nativa.

Es decir, la burguesía exporta capitales que producen los obreros, roba la riqueza que producen los obreros y mediante esta exportación de capitales adquieren empresas, fábricas, centro de trabajo en el extranjero para enriquecerse. Evidentemente, los obreros a los que se les ha robado el producto de su fuerza de trabajo, a pesar de financiar estas aventuras del capital transnacional, no ven un duro en todo este proceso. Todo esto a pesar de que la burguesía cacaree de la implantación internacional del capital español, que según ellos beneficia al país; sin embargo en una sociedad de clases a quién realmente beneficia es a la clase dominante, a la burguesía. 

 

El segundo modo que tiene la burguesía de aumentar sus beneficios es aumentar la jornada laboral, reducir los salarios y reducir el tiempo de trabajo necesario para producir una mercancía. Es decir, harán trabajar más a los obreros de las fábricas o los centros de trabajo para obtener mayores ganancias.  

 

Mientras la clase obrera no sea dueña de los medios de producción, la burguesía podrá hacer con ellos lo que le plazca, a pesar de que son los obreros los que producen esas mercancías y esa plusvalía con la que los burgueses obtienen sus ganancias.

Pero toda esta situación no es sostenible, y ahí viene una de las contradicciones principales del capitalismo. Conforme avanza la técnica, el obrero produce más mercancía en menor tiempo. Asimismo, debido a la anarquía de la producción en el capitalismo, se produce sin ninguna planificación y llega un momento en el que tenemos más mercancías de las que la sociedad puede consumir. Al mismo tiempo, los avances técnicos hacen que cada vez haya mayores cantidades de obreros sobrantes, que pierden su empleo. Esto hace que grandes masas de la sociedad no tengan fuente de ingresos, o que los vean mermados, lo que produce a su vez que no puedan acceder a las mercancías producidas. Esto, que hemos explicado en lenguaje sencillo es la crisis de sobreproducción del capitalismo, o la crisis como vulgarmente se la conoce. Siempre han existido, y existirán mientras haya capitalismo. 

 

Esta crisis es una crisis sistémica del capitalismo en España, una crisis con diferentes crestas que surge en los años noventa por el derrumbe de los modelos productivos japoneses y estadounidenses; para lo cual la burguesía ideó el adelanto del crédito, de un dinero que no existía y que no había sido producido, con el fin de remontar la situación. Vimos como los créditos se concedían a cualquiera que los pidiese, y como la burguesía animaba y adoctrinaba en el consumo masivo e irreflexivo. No vivimos por encima de nuestras posibilidades, ellos nos hicieron vivir así pues sino el capitalismo hubiera quebrado mucho antes. 

 

Como resultado de la venida de la crisis actual, las entidades más afectadas fueron aquellas que concedían los créditos a cascoporro, es decir, los bancos. Estos quebraron y la burguesía debió rescatarlos con dinero público, es decir, con el dinero de los obreros rescataron a las empresas privadas por excelencia, los bancos. Por tanto la siguiente “salida” a la crisis capitalista que intenta la burguesía ya no puede ser el adelanto del crédito, del dinero fantasma, sino que debe buscar sus propias alternativas para remontar la crisis.   

 

A esto se añada que, por el desarrollo desigual del capitalismo, empiezan a aparecer países emergentes( nuevos imperios), los llamados países BRIC(Brasil, Rusia, India, China). Como decimos, la teoría leninista del desarrollo desigual nos enseña que los países capitalistas avanzan a saltos, y que quien antes estaba arriba puede caer y quién estaba abajo puede desarrollarse y ocupar el lugar de aquel que cayó. Por tanto, mientras la Unión Europea y el capitalismo occidental se desmorona, estos BRIC empiezan a ocupar su lugar como lo demuestra que China sea uno de los mayores compradores de deuda al Estado Español así como el hecho de su progresiva y masiva implantación en Sudamérica y África, anteriormente cotos privados del capital europeo. 

 

Por tanto para el capital europeo, y por tanto para el español que es en el que vamos a centrarnos, se plantea un dilema: ¿Cómo remontar la crisis?, ¿Cómo restaurar la tasa de ganancia que permite la acumulación capitalista?, ¿Cómo recomponer el ciclo de reproducción ampliada del capital? La burguesía históricamente tiene una respuesta a esta pregunta: buscando una mercancía cuyo valor produzca el excedente  necesario al capitalista. Esta mercancía la denominamos capital variable y es la fuerza de trabajo. La clave de todo esto es la plusvalía, el valor no remunerado que el obrero crea al capitalista.   

 

Esto, que en lenguaje marxista puede parecer un galimatías a primera vista, es más sencillo de lo que parece. Significa que el empresario necesita robar más a los trabajadores, porque de este robo(plusvalía) obtiene las ganancias que le permiten recomponer su tasa de ganancia, y con la recomposición de la tasa de ganancia el burgués español puede volver a la arena internacional con renovadas fuerzas para combatir a otros capitalistas extranjeros. Es decir, el robo al obrero en mayor escala, y en esta crisis se está viendo una escala inaudita, es la estrategia del burgués(empresario-emprendedor) para no perecer ante las acometidas de otros capitalistas. 

De ahí que sean necesarias para el capitalismo español medidas como la reforma laboral, la reducción de los salarios, el aumento de la jornada de trabajo, la privatización de la economía pública, las ayudas a las empresas por parte del estado de los capitalistas, el aumento de la inflación, etc. Son medidas destinadas a intentar sacar de la UVI a ese capitalismo español en fase decadente, moribundo.

 

Y son los obreros los que están pagando las consecuencias no de la avaricia de los banqueros y la maldad de los políticos, sino de un modo de producción(el capitalismo) que necesita estas medidas para mantener su propia existencia. Es decir, el problema principal es que este modo de producción capitalista ya no tiene nada que aportar a la sociedad como no sea miseria, paro, corrupción, violencia, y en último instante: la guerra. Porque todos estos países emergentes y los que intentan no caer tiene intereses contrapuestos y chocan. Esta lucha por el reparto de los mercados, para obtener mayores ganancias, es lo que conduce al coque entre los imperios que ya no pueden resolver sus contradicciones en el terreno de la política formal. Para ello deben recurrir a la guerra, la continuación de la política por otros medios.

 

Tenemos la experiencia de dos guerras mundiales entre imperios para el reparto de los mercados. En España, país imperialista insertado en la Unión Europea que es el bloque imperialista de todos los Estados capitalista europeos, la burguesía ha emprendido una feroz rapiña contra la clase obrera, para arrebatarle todo. Tiene como finalidad “salvar” al capitalismo español que pierde posiciones dentro de la UE y dentro de la propia cadena imperialista mundial. De ahí que los burgueses españoles necesiten robar a los obreros cada vez más.

¿Y la respuesta a esto? Tenemos que comprender que nos enfrentamos a todo un sistema, el capitalismo, que como hemos visto es el causante de todos los males de la clase obrera debido al lugar que esta ocupa dentro de las relaciones de producción. Debemos comprender que no nos enfrentamos a una lucha por un convenio, ni por mejores salarios solamente sino que nos enfrentamos a una lucha política contra la clase antagónica, la burguesía, y contra el instrumento que usa dicha burguesía para dominarnos, que es el Estado.


Hay que decir que el desarrollo del movimiento obrero no debe circunscribirse a la lucha por las reivindicaciones económicas únicamente. El objetivo que tiene que tener claro el movimiento obrero no son estas reivindicaciones en sí, sino que son un medio para alcanzar dicho objetivo y que siempre deben ir ligadas a las luchas políticas e ideológicas. 

 

La respuesta hasta ahora ha sido la mera lucha sindical. ¿Pero eso es suficiente?. No, como hemos explicado, el problema es del sistema  y no un conflicto económico puntual. Por tanto toda lucha que no englobe todos los aspectos de la lucha contra el capitalismo: en lo económico, en lo ideológico o en lo político está condenada al fracaso. Incluso una victoria parcial en una lucha económica puede ser revertida fácilmente por la burguesía: ellos elaboran las leyes del marco laboral y lo que ganemos por un lado, pueden hacérnoslo perder fácilmente por el otro.  

 

La lucha nos enseña que la victoria completa sólo puede ser alcanzada cuando toda la clase obrera se lance contra su enemigo; como una fuerza unida, poderosa y organizada. Y es esta misma lucha la que muestra a los obreros que además de tener a su enemigo directo en los centros de producción -el capitalista- tienen otro si todavía más nocivo: la fuerza organizada de toda la clase burguesa -es decir, el Estado capitalista- con su ejército, sus tribunales, su policía, sus cárceles, etc. Hasta en la más democrática de las repúblicas burguesas el menor intento de los obreros de mejorar su situación choca con el poder burgués, incluso allí dónde como decimos existen unos teóricos y formales derechos que no pasan de eso: de ser formales y no reales para la clase obrera y sí para la clase de los explotadores, se entiende.

 

El PCOE llama a organizarse en las ACDT(Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores) como los órganos de poder obrero emanados de las fábricas y de los centros de trabajo y que en simbiosis con los órganos de decisión de los barrios obreros(Asociaciones de Vecinos), con las asambleas de estudiantes, de jornaleros, etc. conforme el Frente Único del Pueblo(FUP). Es decir, el estado obrero que mediante la dualidad de poderes confronte con el actual estado burgués(parlamento, ayuntamientos) hasta que mediante la Revolución Socialista( que no será pacífica) se ponga fin a la existencia del Estado burgués, sus instituciones, sus leyes, su policía, su ejército. Es decir: la eliminación de toda la superestructura de la sociedad burguesa.  

 

 

 

Sobre derribos ordenados y otras cuestiones

 
 
Juan López de Uralde, líder de EQUO, ha declarado recientemente en una entrevista -y sin sonrojo alguno- que “la única salida es un derribo ordenado del capitalismo”. Habríamos de preguntarle a este señor, para empezar, cómo se derriba el capitalismo ordenadamente, qué significa tal expresión. Sólo podría darnos dos respuestas: por un lado, un silencio que demostrara lo vacuo de sus palabras; por el otro, nos diría que un derribo ordenado implica una praxis pacífica y “democrática”.

Nuestras deducciones previas se confirman en la primera respuesta. Al tener que definir ideológicamente a EQUO, López de Uralde dice que “es un partido ciudadano con tres ejes de actuación: regeneración democrática, ecología política y equidad social”.  No debe sorprendernos que el primer eje de actuación de EQUO sea el mismo que el de UPyD -partido reaccionario donde los haya-, por mucho que, en la segunda respuesta, intente marcar distancias con ellos. Y es que la burguesía, siendo consciente de que vienen tiempos turbulentos para ella, necesita que su democracia -la democracia de los capitalistas- y, en definitiva, su sistema, recupere credibilidad ante el pueblo trabajador. Por esto, todos los partidos burgueses que pugnan por desbancar poco a poco al binomio PPSOE, hablan, usando unas u otras palabras, de regenerar la democracia, de recuperarla o, incluso, de rescatarla.

Nosotros lo decimos claramente, no se puede abordar la cuestión de la democracia -ni ninguna otra- al margen o por encima de las clases. Por eso, al plantear esta cuestión, hemos de preguntarnos para qué clase queremos la democracia. Resulta obvio ya, para buena parte de la clase trabajadora, que el capitalismo no puede -jamás- ser democrático para el conjunto de pueblo, aunque sí lo sea para los Botín, los Amancio Ortega y los Juan Rossell. Del mismo modo, una democracia que sirva verdaderamente a los trabajadores -y no a los ciudadanos en general, pues ahí entran banqueros, empresarios y políticos burgueses-, será una dictadura para los que hoy nos explotan, pues su clase social, la burguesía, carecerá de libertad -para explotar, expoliar, manipular, matar y encarcelar como hace hoy-. Digámoslo, pues, sin tapujos: no hay ninguna “democracia” que recuperar, pues nunca gozamos de ella; nuestra tarea consiste en construir nuestra propia democracia, la democracia para los trabajadores, la dictadura del proletariado.

Por tanto, siendo conscientes de esta lucha de clases, resulta una idiotez hablar de derribar ordenadamente el capitalismo -como si la burguesía fuera a adoptar una actitud contemplativa ante el derribo de su mundo- o de regenerar -léase también recuperar o rescatar- la democracia -burguesa-. La única salida es, al contrario de lo que dice el señor López de Uralde,  superar  efectivamente el capitalismo, enterrarlo, lo que desde luego no es ni ordenado ni pacífico. Y esto sólo será posible construyendo esa democracia obrera que describíamos anteriormente.

Para ello, desde el PCOE, apostamos por el Frente Único del Pueblo (FUP). El FUP es el embrión del Estado obrero, el estandarte de la unión de todo el pueblo trabajador alrededor del proletariado y máxima expresión de democracia, como apuntábamos antes, para la amplias mayorías, para los trabajadores. Se estructura en tres puntos: por un lado -funcionando como columna vertebral del FUP- están las Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores (ACDT), que han de ser la expresión de Poder Popular emanado directamente de los centros de trabajo, órganos en los que son los trabajadores mismos quienes se organizan y deciden. Por otro lado tenemos las Asambleas de Barrio, espacios de organización, debate y gestión a nivel local, que se encargan de resolver los problemas de la comunidad. Por último contamos con las Asambleas de Estudiantes, organismos de organización en los centros de estudio de cualquier nivel.

La conclusión es obvia: la clase obrera no puede ir a rebufo de la pequeña burguesía, pues esta usa a la primera para lograr sus propios objetivos, diferentes a las necesidades del pueblo trabajador. Por ello, es imprescindible romper con el reformismo y el oportunismo, que el proletariado gane su independencia política como clase y que se reconozca como el sujeto revolucionario que es. Nadie va a regalar nada a la clase obrera, es ésta la que tiene que pelear por lo suyo, organizarse y pasar a la ofensiva.

Así, desde el PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL en Madrid, hacemos un llamamiento a todos los comunistas del Estado a engrosar nuestras filas. No cejaremos en las tareas que se nos presentan a día de hoy. Por un lado, dar batalla ideológica constante a reformistas y oportunistas de todo pelaje, agentes de la burguesía en el -latente- movimiento obrero. En segundo lugar, unir a la vanguardia comunista en torno a posiciones consecuentemente marxistas-leninistas, demostrando, tanto teórica como prácticamente, nuestro compromiso con la causa del proletariado. Por último, y siendo conscientes de la realidad del Estado español a día de hoy, actuar en el seno de las masas para que los elementos avanzados del proletariado, esto es, su vanguardia práctica, encuentre un referente político a la altura de las circunstancias históricas.

 

¡Trabajadores, organicémonos para la ofensiva!

¡Por el Frente Único del Pueblo!

¡Por el socialismo!

Partido Comunista Obrero Español en Madrid

viernes, 14 de junio de 2013

LA ÚLTIMA EXPRESIÓN OPORTUNISTA DEL PCA-PCE: ‘OCUPAR TIERRAS’ PARA ENGAÑAR AL PUEBLO Y RESOLVER CUITAS INTERNAS

El pasado sábado 8 de junio, y bajo la consigna “por un banco público de tierras para Andalucía”, cargos públicos y dirigentes del Partido Comunista de Andalucía (PCA-PCE), ‘ocuparon’ de manera simbólica fincas en Montemayor (Córdoba), Lepe (Huelva), Campillos (Málaga) y Badolatosa (Sevilla). Según manifiestan, esa jornada se incardina en una campaña de movilizaciones por la reivindicación de “una reforma agraria integral basada en el principio de soberanía alimentaria, que sirva para modernizar este sector para permitir que miles de personas sin empleo puedan trabajar en el campo y evitar que la acumulación de tierras por parte de muy pocos propietarios siga siendo una causa más de paro y pobreza”, instando el PCA “a la Junta a legislar para garantizar que el campo andaluz tenga ese carácter social”; curiosa petición la realizada a la Junta de Andalucía, cuando son ellos, el Gobierno de la misma.

El planteamiento realizado por el PCA es propio de la socialdemocracia, otorgando al estado burgués un papel neutral con capacidad de solventar los problemas de los explotados, como la cuestión de la tierra, legislando para personas como ellos expresan, en concreto aquéllas sin empleo. Para el PCE, el análisis de clase y, consecuentemente, la concepción clasista del estado, pasó a mejor vida hace ya muchas décadas, contemplándose nuevamente en este asunto. El PCE nuevamente demuestra que ni es marxista, ni mucho menos leninista, sino que abraza la ideología burguesa, siendo, consecuentemente, una fuerza enemiga del proletariado.

En la reivindicación expresada se habla de Banco Público de Tierras, pero no se dice nada de expropiaciones, ni de la forma de explotación de esa tierra de tal forma que genere empleo y se satisfaga la soberanía alimenticia, ni tampoco se explica cómo se van a planificar los recursos económicos para hacer productiva esa tierra. En consecuencia, lo planteado por el PCA-PCE no pasa de ser palabrería hueca y vacía, y es un nuevo engaño al Pueblo Trabajador.

La burguesía ha sido incapaz de resolver la cuestión de la tierra. Bajo el capitalismo monopolista de estado, el problema, lejos de resolverse, se agranda, pues las políticas agrarias diseñadas por los monopolios potencian la concentración de las tierras en manos de un puñado de terratenientes; aplicando el gobierno andaluz, diciplinadamente, estas políticas.

Para resolver la cuestión de la tierra es necesaria una reforma agraria antilatifundista y antimonopolista; expropiando las tierras a los terratenientes y socializándolas, aplicando planes que doten de los recursos económicos necesarios a los trabajadores para poner a producir la tierra, así como para industrializar el agro y procesar el fruto arrancado a la tierra y, también, planificar la producción. Y todo ello es imposible bajo el capitalismo y su marco jurídico emanado de la Constitución de 1978, que impone a sangre y fuego la economía capitalista de mercado. Marco jurídico defendido por los dirigentes del PCA-PCE, como el portavoz de IU en el Parlamento Andaluz, Antonio Castro, cuando en el pasado mes de mayo señalaba que “IU exprimirá el marco legal para defender los derechos de la mayoría”.

Este movimiento del PCA-PCE juega con la necesidad de los braceros, jornaleros y demás trabajadores del campo, envileciendo la acción de la ocupación de las tierras; con el único objeto de satisfacer sus intereses partidarios que están en las antípodas de los intereses del proletariado en general, y de los trabajadores del agro en particular. Y es que estas falsas ocupaciones son realizadas por el PCA-PCE con objeto de sacar la fotografía y de conseguir mayores apoyos de cara a la Asamblea Andaluza de IU, en la que habrá una candidatura del PCA – oportunistas que gustan gobernar con el PSOE - y otra de aquéllos que están contra el PCA –pero que son iguales de oportunistas y traidores al proletariado– tras la que está CUT-BAI y cuya cabeza visible es Encarnación Milla –que formó parte de un gobierno municipal que, durante años, gobernó la localidad de Carmona con el Partido Popular como socio de gobierno. Máxime cuando PCA-PCE se halla en un proceso de descomposición interna considerable, basta mirar para ello lo acontecido tras el XI Congreso del PCA en Sevilla –supuesto fortín de dicha formación- donde una parte de la organización impugnó dicho Congreso denunciando múltiples irregularidades; por no hablar de la corrupción que salpica a los dirigentes de dicha organización.

La solución a los problemas del proletariado, ya sean de la ciudad o ya sean del campo, sólo vendrán de la mano del socialismo y éste es obra de la clase trabajadora. Quienes hablan de exprimir el marco legal imperante, acatar la Constitución como marco y moverse dentro de élla, así como jugar a la democracia burguesa y fortalecerla, está condenando al proletariado a su muerte. El proletariado, para avanzar, debe organizarse y desarrollar sus órganos de poder, y en esa labor, el Partido Comunista Obrero Español centra sus esfuerzos en la construcción del Frente Único del Pueblo.

COMITÉ REGIONAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL EN ANDALUCÍA

martes, 11 de junio de 2013

Nacen el PCOE y la FJCE en Guadalajara

 

Los jóvenes y trabajadores de Guadalajara, oprimidos como clase y habiendo comprendido la imposibilidad de lograr la emancipación del obrero dentro del sistema capitalista, o de solucionar problemas tales como bajos salarios, precariedad y las crisis, y que a pesar de cualquier reforma siempre permitirá la opresión y explotación de la clase trabajadora y a la postre nunca solucionarán nada, observando por otro lado que el movimiento comunista en España se encuentra altamente dividido y en gran parte desorganizado, hemos decidido organizarnos en torno al PCOE y la FJCE como organizaciones revolucionarias consecuentes para elevar la conciencia de todos los obreros y jóvenes de Guadalajara, para eliminar el sistema de explotación capitalista y erigir un sistema socialista sustentado en la voluntad y esfuerzo de sus trabajadores.

Somos los que han entendido la necesidad de acabar con el vil sistema que oprime a nuestra clase para dar beneficios y privilegios a una minoría, y por ello hemos decidido actuar para eliminar de raíz con todos los problemas que éste origina; así, y haciendo uso del marxismo-leninismo, trabajaremos por todos los medios para establecer en cada empresa las ACDT, en cada barrio las asambleas de vecinos que traten de todos sus problemas y en cada centro de estudio una asamblea de estudiantes, que unidos formarán el FUP, órgano de poder obrero que será nuestro mayor medio de lucha contra este sistema opresor, y que será sustento y base del socialismo.

Asumimos pues y comprendemos las líneas del PCOE y las entendemos y consideramos como las líneas teórico-prácticas adecuadas para el desarrollo de la lucha de la clase obrera por el socialismo en las condiciones actuales en España. Comprendemos además lo desclasados que se hayan actualmente los movimientos sociales y la clase obrera en gran parte, y por ello debemos emplear nuestro mayor empeño y labor sobre las masas para guiarlos hacia la asimilación de su papel histórico como sujeto revolucionario. Llamamos por tanto a todos aquellos decididos a luchar decididamente contra este sistema criminal, a informarse, contactar y organizarse junto a nosotros para luchar por el socialismo.

¡En nuestra lucha no estamos solos, somos toda la clase obrera!

¡Por el socialismo!

Célula del Partido Comunista Español de Guadalajara

Colectivo de la Federación de Jóvenes Comunistas de España en Guadalajara

lunes, 10 de junio de 2013

Mercasevilla, capitalismo en estado puro




A pesar de las movilizaciones de los trabajadores de Mercasevilla, el gobierno capitalista no se ha frenado y el ERE llega a esta empresa. ¿Qué ha fallado y que sigue fallando no sólo en Mercasevilla sino en la respuesta a la crisis del capitalismo actual? Es evidente que la mera lucha sindical no es suficiente y que las respuestas alejadas de la lucha de clases resultan fallidas en esta época del capitalismo. Los sindicatos y partidos políticos del sistema nos dan respuestas, todas ellas erróneas y que benefician a la clase que ostenta el poder: la burguesía.

Unos, los reaccionarios del PP con Zoido a la cabeza nos dicen que hemos vivido por encima de las posibilidades reales. Con lo cual, es el propio trabajador el culpable y por lo tanto, éste debe sufrir las consecuencias de la crisis. Asimismo promueven la resignación y la  represión contra quienes no se conforman y protestan.

Los partidos socialdemócratas(PSOE e IU) así como los sindicatos amarillos CCOO y UGT nos dicen que la culpa es del neoliberalismo, que es la política o forma de gobierno de la derecha más ultra. Según esta tendencia, con solo cambiar el gobierno es posible acabar con la crisis, los ERE y los recortes. Así, para ellos la respuesta es acabar con el gobierno del fascista PP y unas tibias reivindicaciones que no cuestionan al sistema económico actual, el capitalismo.


Incluso llegan a opinar que trayendo la República ya todo va a cambiar. Porque la República va a remozar el sistema democrático, va a respetar más y mejor las libertades y los derechos del pueblo. Pero republicana es Francia, Estados Unidos, etc. y entre estos países y el nuestro no existen diferencias sustanciales, ya que el problema no es la forma que tome el estado capitalista, sino el capitalismo en sí.

Sin embargo antes de que existiese el neoliberalismo y cuando el pueblo apenas tenía para consumir, se daban también las crisis. Es evidente, que debe existir otra causa y ésta hay que buscarla en la existencia del capitalismo.


 Y es que las crisis capitalistas son crisis de superproducción. La primera manifestación de la crisis es que las mercancías no encuentran salida, por haberse producido en cantidad mayor de la que pueden comprar los principales consumidores, las masas populares, cuya capacidad adquisitiva se halla, bajo las relaciones capitalistas de producción, reducida a unas proporciones muy escasas. 

 Los stocks de mercancías "sobrantes llenan los almacenes. Los capitalistas reducen la producción y despiden obreros. Se cierran cientos y miles de empresas. Aumenta extraordinariamente el paro forzoso. Gran número de pequeños productores de la ciudad y el campo se arruinan, La falta de venta de las mercancías producidas trastorna al comercio. Los nexos del crédito se rompen. Los capitalistas sufren una aguda penuria de dinero disponible para hacer frente a los pagos. En las bolsas, se desencadena la bancarrota: la cotización de las acciones y demás títulos de valor desciende vertiginosamente. Se produce una racha de quiebras de empresas industriales, establecimientos de comercio y entidades bancarias. 

La superproducción de mercancías durante la crisis no es absoluta, sino relativa. Esto quiere decir que el sobrante de las mercancías sólo existe con relación a la demanda solvente, pero no, ni mucho menos, con respecto a las necesidades reales de la sociedad. En tiempo de crisis, las masas trabajadoras experimentan una extrema penuria de lo más indispensable, sus demandas se hallan peor cubiertas que en cualquier otra situación. 

Millones de seres sufren hambre porque se ha producido demasiado trigo. Los trabajadores pierden los medios de vida, porque los han producido en cantidad excesiva. Tal es la escandalosa contradicción del modo de producción capitalista, en que, según las palabras del socialista utópico francés Fourier, "la pobreza nace, en la civilización, de la misma abundancia". 

La contradicción fundamental del capitalismo se revela como la oposición entre la organización de la producción dentro de cada empresa por separado y la anarquía de la producción en toda la sociedad. Dentro de cada fábrica, el trabajo de los obreros se halla organizado y sometido a la voluntad única del patrono. Pero, en la sociedad considerada en su conjunto, por virtud del imperio de la propiedad privada sobre los medios de producción, reina la anarquía de la producción, que hace imposible el desarrollo armónico de la economía. De ahí que, inevitablemente, se infrinjan las complejas condiciones necesarias para la realización del producto social en la reproducción ampliada capitalista. Y estas infracciones van acumulándose gradualmente hasta que estalla la crisis y el proceso de la realización se trastorna completamente. 

La contradicción fundamental del capitalismo se exterioriza en el antagonismo de clases entre el proletariado y la burguesía. Es rasgo característico del capitalismo el divorcio entre los dos factores más importante de la producción: los medios de producción, concentrados en manos de los capitalistas, y los productores directos, desprovistos de medios de producción y que sólo poseen su fuerza de trabajo. Este divorcio se manifiesta claramente en las crisis de superproducción, en las que, de una parte, sobran los medios de producción y los productos, hay excedente de capital, y de la otra, queda ociosa la fuerza de trabajo y hay masas enteras de obreros parados, carentes de medios de subsistencia.

Las crisis son una secuela inevitable del modo de producción capitalista de producción; no podrán eliminarse mientras subsista el capitalismo.

Por tanto, la mera lucha sindical, que es una lucha económica, que por esencia no rebasa los límites del marco burgués se ha vuelto a mostrar impotente de ofrecer a los obreros otro futuro que no sea el paro y la miseria ya que no ataca de raíz el problema principal: el capitalismo. De ahí que a pesar de la protesta sindical, el ERE llegue a Mercasevilla.

La burguesía no tiene que rendir cuentas ante nadie a día de hoy, nos sorprende la actitud de los partidos que apuntalan el orden burgués, que están a las órdenes de los capitalistas por acción u omisión (PP, PSOE, IU, PA, UPyD), cuando ellos mismos saben que el ERE es una necesidad intrínseca del capitalismo para desarrollarse, porque es un sistema que se basa en el robo al obrero(plusvalía) y cuando este robo es insuficiente, tienen que tender a robar aún más y destruir las fuerzas productivas que les son sobrantes.

La solución a todos estos problemas, la opción necesaria para revertir la situación es el poner fin a este sistema capitalista que ya ha dicho todo lo que tenía que decir y no es más que una lacra para el desarrollo de la sociedad y para una vida digna para la clase obrera, haya o no crisis.

El PCOE propugna la creación de “Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores”(ACDT), la unión de todos los comités de empresa de la provincia, la unión de las luchas que ahora están dispersas mediante los órganos de poder emanados de los centros de trabajo. Es la única alternativa que existe al capitalismo, la conquista del poder político, porque en una sociedad de clases todo poder beneficiará a la clase dominante.

Denunciamos asimismo la postura traidora de dirigentes sindicales y políticos que engañaron a los trabajadores, no instándoles a romper con el capitalismo y manteniéndolos con la vana esperanza de que en el capitalismo se iba a solucionar su problema. Estas son las consecuencias de una dirección servil y traidora, alejada de la ciencia del socialismo científico, alejada de la lucha de clases y que sólo busca el voto para perpetuarse en órganos del poder burgués. Señalemos pues a los cómplices de que Mercasevilla a día de hoy deje en la calle a cientos de obreros.

Como hemos dicho en todos los análisis y comunicados sobre estos temas, en la época actual únicamente una lucha decidida por el poder proletario nos llevará a una vida digna. El futuro negro que nos aguarda es posible cambiarlo, si nos unimos como clase y si empezamos a dar la batalla a la burguesía más allá de la lucha por las reformas, más allá de las huelgas económicas, más allá del derecho al pataleo.

Para ellos sólo somos mercancía, sólo somos fuerza de trabajo a pesar de que somos los obreros que hacemos funcionar la sociedad. A día de hoy la burguesía en general sabe que puede realizar cualquier ataque a los obreros con la complicidad de los sindicatos amarillos y de los partidos del sistema. Pero cuando los obreros se unen, cuando esa  lucha no es por reformas sino por la conquista del poder político, los burgueses empiezan a tener miedo. Porque saben que los obreros son la pieza clave de la sociedad y sin ellos el propio capitalismo está condenado. Entonces es cuando los burgueses empiezan a temer y a respetar a los trabajadores.

martes, 4 de junio de 2013

Participación del PCOE en el 22 Seminario Comunista Internacional

A continuación transcribimos la intervención de nuestro Secretario General el 2 de junio en el 22º Seminario Comunista Internacional 2013 celebrado en Bruselas y que en esta edición versaba sobre Los ataques contra los derechos democráticos y las libertades en la crisis capitalista mundial. Estrategias y acciones de respuesta” :

En primer lugar, en nombre del Comité Central del Partido Comunista Obrero Español agradecemos al Partido del Trabajo de Bélgica la invitación cursada a nuestro Partido para participar en este Seminario, así como la posibilidad de expresarnos en esta tribuna.

Camaradas, la primera apreciación que debemos hacer es la de ubicar el concepto de democracia en su justo término, añadiéndole la condición de clase que determina quién impone su dictado. La democracia burguesa, en su versión más acabada, la república democrática, es la mejor envoltura política de que puede revestirse el capitalismo. Por otro lado, la historia nos ha demostrado la falsedad de que profundizando en la democracia burguesa se puede alcanzar el socialismo – bandera enarbolada por el oportunismo – sino todo lo contrario, cada vez se acrecenta más la reacción tendiendo al fascismo, como se puede comprobar en múltiples países europeos hoy. Y es que bajo el capitalismo y su democracia burguesa las libertades y derechos reales únicamente existen para los burgueses, no así para las clases laboriosas, para los que éstos son meras declaraciones de intenciones sin efectividad alguna.

La contribución de la crisis sistémica del capitalismo ha sido la de dejar caer todas las máscaras que aún quedaban en pie y mostrar su verdadera faz criminal. También ha acentuado todas sus contradicciones que, objetivamente, nos llevan al umbral del socialismo, tal y como nos enseña la ciencia marxista-leninista, de tal modo que:

  1. La soberanía nacional es arrasada; siendo dirigido el mundo por agrupaciones imperialistas supranacionales, convirtiéndose los estados-nación en delegaciones lacayunas al servicio de los monopolios.
  1. El aparato de los estados burgueses es reajustado para ser adaptado a las necesidades de los monopolios, de tal manera que se produce una centralización del estado. En el estado español se va a producir una reducción de la Administración Local que, según estiman los sindicatos de funcionarios, destruirán entre 100.000 y 115.000 empleos; se van a suprimir municipalidades, mancomunidades, Diputaciones, estando también en los planes de la burguesía la eliminación de la mitad de los diputados autonómicos, cuando no la supresión de las autonomías.
  1. Las medidas adoptadas para resolver la crisis por parte de los capitalistas – conducentes a redistribuir la riqueza a su favor sobreexplotando y empobreciendo a la clase trabajadora- sienta las bases para acrecentar las dimensiones de la crisis en lugar de aminorarlas.
  1. La lucha por los mercados emergentes de venta y las materias primas, unida al pinchazo de la de la burbuja especulativa y a la acumulación ingente de capital, conlleva la necesidad de ajustes que, por un lado, allanen el camino a los monopolios de la exportación de capitales – fundamentalmente a América Latina, el Magreb y Asia – y por otro les facilite destruir fuerzas productivas y reducir violentamente la producción para adecuarlas a la demanda solvente del país; acrecentándose el paro y, con él, caen en picado los salarios y se precariza el empleo; depauperándose las condiciones de vida del proletariado.

Mientras el Estado no duda en sacar a flote a los Bancos y grandes Empresas, lleva a la ruina a la pequeña empresa y a la clase trabajadora – que es quien paga la crisis. Y mientras los ricos son cada día más ricos gracias al estado burgués y su democracia burguesa, las leyes realizadas contra los obreros, alentadas con la excusa de combatir la crisis que la misma burguesía provoca, llevan a los trabajadores del estado español a la siguiente realidad: Seis millones de parados; un 56,6% de paro juvenil, recortes en sanidad y en educación, donde la tasa de fracaso escolar supera el 33%; un millón 800 mil hogares obreros sin ingreso alguno; el 40% de los españoles sufre estrés; 3.285 trabajadores se suicidan en España cada año a razón de 9 por día e intentan suicidarse 87.600 a razón de 240 por día; se producen 180.000 desahucios al año a razón de 494 al día; el 30,6% de los menores de edad están expuestos a riesgos de pobreza extrema y exclusión social; pensiones de miseria -siendo la pensión media en España de 787,64 euros/mes y estando el 29% de las mismas por debajo de los 600 euros/mes y el 81,86% por debajo de los mil euros -, tasa de pobreza del 21,8% de la población y de desempleo por encima del 26%, etcétera.

Si las necesidades y los derechos básicos en el estado español no están cubiertos para la mayoría trabajadora, como se puede comprobar por lo expuesto hasta aquí, sus libertades políticas y sindicales como clase están absolutamente castradas. La Constitución Española de 1978 niega el derecho a la autodeterminación, no resuelve el problema de la tierra, impone el sistema capitalista en su artículo 38 y otorga al Ejército la obligación de salvaguardar dicho sistema, se niega al Pueblo la posibilidad de revocar y de elegir a sus dirigentes, empezando por el Presidente del Gobierno – que lo elige el Parlamento – o al Jefe del Estado, puesto a dedo por Franco. Todos los instrumentos de participación política, así como los medios de comunicación de masas, están en manos de un puñado de burgueses, no teniendo la clase trabajadora capacidad de intervención política ni mediática alguna, salvo que cree sus propios instrumentos y rompa los existentes, todos en manos del Capital. Así mismo, todo aquél que no provenga de familia de la gran burguesía tiene cerrado el acceso a las altas instancias de la Judicatura o del Ejército, concentrando esta clase social todo el control del Estado.

El pueblo trabajador vive bajo la influencia de la ideología burguesa, pensando que cuando amaine la crisis se restablecerán las condiciones previas a la misma. Pero esa ilusión colectiva no es más que una falacia que cala, entre otras razones, porque el obrero no está recibiendo la versión comunista de la crisis y de la situación. El cambio social se ha producido ya, lo único que la dictadura de la burguesía puede ofertar a las masas trabajadoras – ya sea en su fachada democrática o en la fascista - es más sufrimiento, miseria y muerte por falta de comida y de asistencia, aparte de represión. Ante esta situación el proletariado sólo tiene una salida: El Socialismo y la implantación de la Dictadura del Proletariado.

La única respuesta posible es el socialismo

El estado español reúne los requisitos que, a juicio del marxismo, deben darse para luchar por el socialismo. Registra un desarrollo medio-alto de las fuerzas productivas que permiten al proletariado cubrir las necesidades de dirección que precisará la nueva sociedad socialista. A lo largo de estas décadas, a pesar de que cada vez con más dificultad, los hijos de la clase obrera han accedido al conocimiento universitario – hay una gran cantidad de ingenieros, licenciados, …-, multitud de titulados universitarios que jamás ejercerán como consecuencia de la anarquía de la producción que impide la planificación racional política y económica de la sociedad, a lo que hay que añadir el aumento del número de empleados técnicos y administrativos con altos conocimientos derivados del desarrollo tecnológico, que hacen que el proletariado no necesite apoyarse en la burguesía para dirigir a su estado, el estado socialista. De hecho, hoy los grandes monopolios ya son movidos íntegramente por asalariados, desde la producción a la gestión de los recursos humanos. El burgués ni se presenta a la empresa, únicamente se lleva los beneficios, consecuentemente es totalmente prescindible. Además, la evolución cualitativa de las fuerzas productivas están frenadas por la existencia de unas relaciones de producción totalmente incongruentes con dicho desarrollo. Por todo ello, la única salida posible para el Proletariado y demás clases populares es el Socialismo y la Dictadura del Proletariado, sin ninguna fase intermedia. La concentración, centralización y el monopolio requiere ser sucedido por la socialización de los medios de producción; la anarquía de la producción debe ser enterrada por la planificación. Pero para que esto sea posible, la clase obrera debe estar unida, organizada y debe adquirir conciencia de clase y conciencia de la misión histórica que le corresponde jugar. ¿Cómo conseguirlo? El Partido Comunista Obrero Español tiene meridianamente claro que:

  1. El sujeto revolucionario, el responsable del cambio mencionado, es el proletariado; pero sin su Partido de Vanguardia, su destacamento de clase, sin la ligazón entre el Partido y la clase, no habrá revolución. Por tanto, el desarrollo del Partido va vinculado estrechamente a la toma de conciencia de la clase y viceversa. Por ello, es tarea fundamental de nuestra organización esa vinculación a la clase, única vía para desarrollarse y fortalecerse.
  2. La unidad de la clase obrera debe desarrollarse desde el interior de la propia clase obrera y debe ser obra suya; pero para la construcción de dicha unidad es esencial el concurso de los obreros más conscientes, del Partido, teniendo clara la condición anterior. Nuevamente comprobamos que sin la existencia del Partido orientando y dirigiendo el proceso en los frentes de batalla económico, político e ideológico es inviable el desarrollo y la consolidación de ese proceso de unidad y de organización.
  3. La clase obrera ya tiene sus órganos de poder, los comités de Empresa, las asambleas barriales y vecinales, las asambleas de estudiantes, etcétera. Hay que unir las luchas, romper el aislamiento de la clase y dotar del contenido y la dirección política e ideológica a la lucha, que no es otra que la lucha de clases, la lucha por el Socialismo, siendo esencial la dirección del Partido.
  4. Tras la Gloriosa Revolución de Octubre de 1917, la expresión máxima de la lucha de clases y la contradicción fundamental se manifiesta en la lucha a nivel mundial entre el socialismo y el imperialismo. Olvidarnos de esta premisa en el estudio y en la consecución de políticas, cegados únicamente por la dialéctica nacional, no engarzando ésta en su justo entronque a nivel mundial, nos llevará a tomas de decisiones erróneas. Ello implica consecuentemente enarbolar la bandera del internacionalismo proletario y la necesidad de la reconstrucción de un Movimiento Comunista Internacional revolucionario y fiel a los principios del marxismo-leninismo, despojado de todos los vicios adquiridos desde la década de los 60s que condujeron a la caída del campo socialista y a su destrucción.
  5. Ninguna organización política en el estado español de las que hoy se reivindican revolucionarias y comunistas, empezando por la nuestra, tienen influencia sobre las masas trabajadoras, ni tampoco su reconocimiento.

En base a estos 5 ejes, nuestro Partido desarrolla y trabaja en una política de masas con objeto de desarrollar los órganos de poder que el Proletariado ya posee, pero que no los interpreta ni los emplea como tal, y así como elevarle la conciencia de clase y orientar la lucha de la misma en base a los tres campos de batalla donde se libra la gran guerra contra la burguesía: el campo ideológico, político y económico. Nuestra política de masas tiene dos partes claramente diferenciadas: el plano sindical y el plano político-social.

En el plano sindical el PCOE trabaja por la Central Sindical Única cuyo eje fundamental sea el reconocimiento de la lucha de clases como fuerza motriz del avance de la sociedad; unido a ello, y en virtud del eje d) mencionado anteriormente, nos alineamos con el fortalecimiento del sindicalismo de clase, combativo y antiimperialista y que engloba a la fuerza sindical que lucha contra el orden capitalista que es la Federación Sindical Mundial (FSM). Nuestra organización participa activamente, a través de nuestros militantes, en el proceso de reagrupamiento y unificación orgánica del sindicalismo de clase en nuestro país, que se está desarrollando en el seno de la Coordinadora Sindical de Clase (CSC). Nuestra militancia engrosa las filas de la CSC y está comprometida con dicho proceso de la construcción de la Central Sindical única que necesitan los trabajadores del estado español, la CSC. Desde la CSC, y en el sector informático donde nuestro Partido está presente en comités de empresa y en secciones sindicales de CSC, se está desarrollando un polo sindical junto a otras centrales sindicales; es un modesto ejemplo del camino a seguir para construir una central única.

En el plano político-social, nuestra política de masas se desglosa en:

  1. La Federación de Juventudes Comunistas de España (FJCE), es la política de masas del Partido en el ámbito de la Juventud Obrera en los centros de estudio. Es el instrumento a través del cual el Partido lleva el marxismo-leninismo a dicho ámbito y organiza a la Juventud, cooptando a los mejores cuadros jóvenes para el Partido. En este sentido la FJCE ha estado presente en las huelgas estudiantiles, habiendo sufrido la represión tanto de las Fuerzas Represivas del Estado, como de grupos juveniles fascistas, en las huelgas en lugares como Alcalá de Henares, Sevilla, Jaén o Tarragona.
  2. Las Asambleas de Comités, Delegados y Trabajadores son un movimiento sociopolítico cuyo objetivo es la transformación de la sociedad capitalista y que constituye la unidad de los comités de empresa, delegados y trabajadores activos en los centros de trabajo y que, por un lado, es la universalización de la unidad de los obreros en las empresas y, por otro, los órganos que deben dirigir la producción y que tienen en sus manos el control absoluto de ésta.
  3. El Frente Único del Pueblo, cuya columna vertebral son los obreros activos - Asambleas de Comités, Delegados y trabajadores – es el lugar en el que, no sólo debe unir a los órganos de dirección y planificación obreros de la producción, sino que los engarzará con el movimiento popular, con otros sectores del proletariado, así como con otras clases también agredidas por los capitalistas cuya única salida es el socialismo. Este Frente Único del Pueblo debe constituir un estado paralelo, un poder autónomo al burgués, los embriones de órganos de poder del futuro estado socialista. Hasta que nuestra clase no se organice de tal manera que sea independiente y supere la organización burguesa, su estado, está condenada a la derrota; nuestra misión es acudir al sujeto revolucionario, a nuestra clase, para contribuir a tamaña misión.

El PCOE es consciente de la necesidad de la unidad de los comunistas, y consideramos que esta unidad no se hará desde mesas camillas, sino que será el resultado de este proceso práctico de desarrollo de los órganos de poder popular ya existentes, yendo al sujeto revolucionario; proceso que fortalece a la par el Partido y que propiciará pasos de gigantes en dicha unidad, y en el camino para la consecución del Socialismo, la única salida posible y honrosa del proletariado de nuestro pueblo y del resto de los pueblos del mundo.

PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)

sábado, 1 de junio de 2013

El antimarxismo contemporáneo

El antimarxismo contemporáneo

Manuel Gongora Canela


Anquilosado, trasnochado, pasado de moda e inmovilista, son los calificativos más benevolentes que la apología burguesa, científicos prostituidos, la Iglesia y los reformistas, falsos portadores de las teorías superadoras les dedican al marxismo, al que designan como una doctrina válida tan solo para el periodo histórico que media entre Marx y Lenin. Para los sabios autores de los numerosísimos libelos contrarrevolucionarios, el testimonio fehaciente de que el marxismo ha recorrido ya el último tramo de su existencia, nos lo ofrece el retorno al capitalismo de los antiguos países socialistas.

Para Francis Fukuyama del Departamento de Estado de los Estados Unidos, los conflictos sociopolíticos que se desarrollaban en el interior de la URSS durante el año 1990 serían, sin discusión, los últimos pasos de la evolución ideológica de la humanidad, la demostración palpable de que el marxismo ha quedado obsoleto. En contraposición, sería la señal inequívoca de "la universalización de la democracia liberal occidental como forma final del gobierno humano".

Desde Marx y Engels hasta nuestros días ha llovido mucho, revoluciones sociales e involuciones, períodos de pérdidas de la fe y etapas de recuperaciones de la religiosidad, llenan las páginas más densas de la historia humana, pero sobre todo, se constata el avance imparable de las ciencias. Tras la caída del "ateismo soviético", el liberalismo económico imperante propone el llamado pensamiento único actualmente en trance de conformación, que expresa los intereses de la globalización económica, política y militar. La ciencia, en vez de hacer caso omiso a su llamada, y proseguir con su inmaculado viaje, ha preferido mirar de reojo al sistema burgués que la subvenciona. Y al calor del dólar, una pléyade de científicos se ha envilecido, a cambio de recibir bonificaciones que les ayudan a vivir mejor. En los últimos quince años, se han editado en los EE.UU. decenas de libros que persuaden al lector por su autoría "científicos de los Estados Unidos" y también por sus títulos un ta
nto tremendistas y llamativos en los que con sorprendente jactancia aparecen en armonía las antinomias antes irreconciliables "Dios... ciencia" "Big ban... Dios etc... Libros que vienen a refutar la dialéctica materialista con el propósito de alejar a los lectores de las influencias del marxismo.

Por otro lado, los introductores de las teorías superadoras han levantado el vuelo aventados por la delicada situación de un Movimiento Comunista Internacional, que ensimismado en sus problemas internos, es incapaz, aún, de reaccionar ante sus acometidas ideológicas, dando ocasión a su engreimiento que se materializa en la proliferación sin precedentes, de opúsculos, documentos, ensayos y celebraciones de conferencias que confirman la superación de determinados principios marxistas.

Una tal situación nos compromete a los comunistas a realizar un esfuerzo intenso y renovado inaplazable. De lo contrario, de seguir agazapados a la sombra de la crisis, sin activar nuestras energías con el mismo ardor con que lo hacen nuestros enemigos, contribuiremos sin desearlo al éxito de los argumentos más detractores de sus críticas.

El marxismo, no obstante, es una razón objetiva que tiene vida propia, independientemente de la capacidad de reacción que demostremos sus seguidores, porque entraña sus raíces en la realidad de un universo mutante y cuestiona científicamente las bases económicas de un capitalismo insatisfactorio y contranatural. El hecho es, que después de tantas adversidades, y de tantas veces enterrarlo, la influencia que el marxismo ejerce sobre el pensamiento moderno es tan notable aún, que merece la máxima atención de los que pronosticaron hace tiempo su defunción. ¿Por qué, si el marxismo está muerto, existe la obsesión por refutarlo?

La visión de un marxismo inanimado, se enturbia cuando se somete a un examen pormenorizado y sistemático la obra de sus principales hacedores, Marx, Engels y Lenin, de la que se desprende una interacción sintetizadora y a la vez, armónica entre la teoría y la praxis. Esta actitud reflexiva y de síntesis, emana de la dialéctica que lleva impresa en cada uno de sus postulados. No se puede, ni se debe afirmar, (salvo en el supuesto de un interés inconfesable) que los fundamentos del marxismo se hallan prisioneros de la rigidez absoluta de sus objetivos. Marx, Engels y Lenin demostraron, una vez tras otra, que en la aplicación de los principios se deben considerar siempre todos los cambios que constantemente tienen lugar en la sociedad capitalista, del mismo modo que se han de tener en cuenta, también, los descubrimientos científicos a la hora de abordar la fenomenología física.

Pero, no todas las críticas que condenan al marxismo proceden de aquellos que celebran su caducidad. También la doctrina de Marx ha de soportar, los ataques más virulentos, si cabe, de los que ensalzan su disposición renovadora. Basándose en el talante evolucionista del pensamiento marxista, se emprende la falsaria tarea de superación que se enmascara con la perspectiva del enriquecimiento. Esta tendencia muy extendida entre algunos sectores de la intelectualidad militante, propone la evolución desde el corazón mismo del marxismo, presuntamente, para curarlo de sus heridas, y con la voluntad de actualizarlo y adaptarlo a las nuevas circunstancias. En conciencia, lo que persiguen no es la actualización de los principios, sino su destrucción, por estimarlos inservibles y sustituirlos por otros que estén en sintonía con sus deseos, extremo éste que llegan a confundir con los cambios políticos que se han producido en la sociedad capitalista. Así, el marxismo por obra y gracia de
la adaptación se esfuma, se extingue, sin dejar más huella que la de su nombre como testimonio de su acción regeneradora.

Después de 150 años de intentar desplazar al marxismo, las alternativas superadoras no han dado un solo paso concreto. Bueno es reconocer que los seguidores de Marx no hemos alcanzado todavía nuestros ideales, aún así, nadie podrá negar que nuestros esfuerzos y nuestra perseverancia, han proporcionado a la historia humana, elementos experimentales de gran valor para el futuro. Hoy por hoy, los marxistas-leninistas, podemos presumir con la cabeza muy en alto de ser los únicos que hemos puesto cerco a la explotación capitalista. Nuestra indomable vitalidad, como nuestra probada templanza ante las contrariedades y el continuar en pie, después de los fracasos y frustraciones que provocó el derrumbe de los países de la Europa del Este, se deben exclusivamente a la fortaleza de ánimo que la inspira y al poder de convicción que posee la doctrina marxista, que ha hecho del devenir su verdad absoluta, en la que se estrellan las fantásticas elucubraciones del idealismo y contra la que
rebotan las reaccionarias apuestas de las opciones renovadoras.

La dialéctica en el pensamiento marxista, no se podrá jamás comprender separada de su objeto final, que la distingue de todas las demás filosofías, por ser la única que ha dotado a sus principios de los medios científicos para obtener su objetivo capital: la sociedad comunista. En esto se distingue de la ideología burguesa estricta, absolutamente conservadora y en esto, se diferencia, también, de todas las alternativas superadoras que adolecen de perspectivas revolucionarias.

En la actualidad el discurso en torno a la caducidad del marxismo evoluciona de diferentes formas y lo que en los desconcienzados y en los renegados se convierte en una diatriba, en algunos militantes de partidos obreros se manifiesta como un sofisma. Estos, haciendo mal uso de sus legítimos derechos a aportar razones para la adecuación ideológica y política de sus partidos a los tiempos modernos, en el fondo, se dedican a impugnar su existencia al reivindicar formas de organización extrañas al leninismo, a veces, orillando con el anarquismo y en otras ocasiones lindando con las agrupaciones socialdemócratas.

Los cambios producidos en el mundo con un cargo tan costoso para el Movimiento Comunista Mundial, es un motivo, lo suficientemente atractivo, para, además, desde nuestras filas, analizar si el marxismo es una teoría anticuada e ineficaz y en su consecuencia, plantear si es necesaria la existencia de una organización marxista-leninista o en su defecto, abogar por la transformación en otro modelo de partido.
El marxismo está vivo

La grandeza del marxismo es superlativa y contra ella colisionan todas las hipótesis sobre su defunción. Desde que Marx y Engels concibieron el materialismo (dialéctico e histórico) como fuente de análisis y como guía de acción de los oprimidos, el marxismo ha tenido que repeler acometidas feroces, procedentes de la burguesía y provenientes de los oportunismos tanto de derecha como de izquierda.

Las épocas en las que las luchas de clases aparecen atenuadas, son las más idóneas para el florecimiento de las teorías liquidacionistas, a lo cual ayuda la reconstrucción que se da con carácter continuo en el interior de la clase obrera, observadas y estudiadas ya por Marx, Engels y Lenin, cada vez mas complicada por la inclusión de nuevos integrantes (pequeña burguesía arruinada, profesionales, intelectuales, etc.), que en alguna medida llevan consigo las ideas propias de su posición social de origen.

Con todo a su favor, se fortalece la alianza de la burguesía con los políticos pseudos demócratas y con los sectores más reaccionarios de la intelectualidad, sus más fieles acompañantes en el terreno ideológico, quienes se apresuran a sepultar al marxismo que, a pesar de todos los intentos, permanece incólume y con un brío excitante.

Por medio de la filosofía, mas que por ningún otro método de análisis, se puede valorar con mayor rigor, que el marxismo, lejos de haber desaparecido está omnipresente en toda la sociedad. Gracias al marxismo, las ciencias, la cultura, la moral, han adquirido una dimensión universal y distinta. Es el triunfo apabullante de la dialéctica marxista sobre la metafísica idealista. En el mundo contemporáneo, el avance técnico y científico en la sociedad burguesa, no tendría lugar de no aplicarse las leyes de la dialéctica materialista en el proceso de investigación. La Geografía, la Historia y todas las ramas del saber humano, ya no se explican de igual manera que antes de Marx. Todas las disciplinas científicas buscan las conexiones de los fenómenos naturales, su interdependencia con el ser humano para percibir las relaciones causales entre ellos. Es la afirmación incontrovertible de que el tiempo, el espacio, la conciencia, es decir, todos los fenómenos naturales, es una propieda
d de la materia en movimiento, como asevera el marxismo. Aunque se ha intentado negar el marxismo en virtud de que Einstein escribió la siguiente ecuación: E = mc2 (E: energía; m: masa; c: velocidad de la luz) porque con ella se ha pretendido imponer la hipótesis de que la interacción de las partículas y las antipartículas se convierten en fotones, lo que significaría la destrucción de la materia.

Sin embargo, se ha podido demostrar en contra de lo que defiende el idealismo moderno, que no hay ninguna aniquilación de la materia, lo que sí sucede es el paso o la transformación de una forma de materia a otra, respetándose escrupulosamente la conservación de la masa, de la carga eléctrica, del impulso, del momento del impulso y de algunas propiedades mas de las micro partículas. Los fotones, es decir, los cuanta del campo electromagnético, es una forma de la materia en movimiento.

La dinámica que impone el desarrollo de las ciencias desborda los límites de la ideología burguesa, en su consecuencia, los pilares religiosos se resquebrajan y el papel de la Iglesia se hace patético, porque atrapada en su propio drama, es incapaz de interceptar la afluencia de datos, de neutralizar las tesis, y de ocultar los descubrimientos científicos que ponen en tela de juicio la existencia de un espíritu todopoderoso con dominio absoluto del pasado y del porvenir. Hoy más que nunca, la Iglesia solo puede apoyarse para su subsistencia, en la ignorancia de las clases trabajadoras y en el aprovechamiento que de ella hacen las clases poderosas, interesadas en mantener la institución religiosa para adormecer a las masas. La teoría en "vigor" que más adictos ha conquistado, la de la expansión del Universo en aceleración constante, en contra de lo que algunos afirmaban, confirma la materialidad del mundo objetivo y la eternidad de la materia dando la razón al marxismo.

Solo el cinismo burgués puede presentar las teorías marxistas como descubrimientos recientes de la ciencia. Primero, sucedió con la teoría del origen del lenguaje hablado y después, con el argumento más relevante de la evolución del hombre que trata de delimitar las fronteras entre el ser humano y el animal. Las investigaciones actuales precisan dicho límite en la interacción de las manos y el cerebro que Engels, ya en el siglo XIX lo dedujo y lo explicitó con su verdadero vocablo: trabajo, o la capacidad para producir los bienes para su subsistencia. (Engels, La transformación del mono al hombre).

El marxismo pujante penetra por todos los poros de la sociedad porque representa la realidad objetiva frente a la falsa moralidad burguesa. Los deseos de una auténtica libertad sexual libre de las trabas económicas y de los prejuicios sociales, entre otros, de la juventud, su desgaire, su pasión por la ecología, su amor por la paz, su rechazo al militarismo imperialista y reaccionario y su conducta, a veces comprometida con los pobres del mundo subdesarrollado, tienen sus antecedentes más directos en la moral marxista. Sin embargo, ningunos de estos anhelos humanistas pueden ser satisfechos, porque los límites que abarcan a la sociedad capitalista lo impiden.

Por todas estas razones, la inevitabilidad de la existencia de un Partido marxista-leninista se expresa de modo acuciante. Un partido que aglutine todas estas energías desperdigadas que corren el riesgo de desintegrarse, si no se les convence de que la cultura que predican y protagonizan no corresponden a esta sociedad. Si no se les persuade de la necesidad de luchar organizadamente contra el sistema que imposibilita la satisfacción de sus ilusiones y que emplea los avances científicos en beneficios de unos cuantos; aunque, ello presuponga la degradación ambiental, el hambre para millones de niños, mujeres y hombres y la destrucción de vidas humanas a través de guerras de exterminios. De la necesidad también, de instaurar una sociedad en donde los conocimientos estén al alcance de todos los ciudadanos.

Uno de los pilares en que se basa el materialismo histórico, es decir, la lucha de clases, es objeto de múltiples interpretaciones, todas ellas tendentes a obviar su existencia. En épocas de calma los teóricos burgueses tratan de restarle importancia, cuando no de negarla, recurriendo al tópico por ellos creado, de que la lucha de clases es un concepto anticuado, que el capitalismo democrático desarrollado ha superado.

Este argumento, clásico ya, se altera cuando la evidencia se impone en los momentos supremos. Entonces, a los ideólogos burgueses y a los políticos de derecha no les importa pasar por antiquísimos y apelan a la supuesta naturaleza humana, recordando al milenario Aristóteles que planteaba la esclavitud como un bien de la naturaleza: Unos hombres nacen para ordenar y otros nacen para obedecer, y ambos son felices si cumplen con su misión.