lunes, 29 de julio de 2013

Próximo mitin del Frente Único del Pueblo

PRÓXIMO MITIN DEL FRENTE ÚNICO DEL PUEBLO

Cerro-Amate 5 de Septiembre a las 8 de la tarde.

Nuestro próximo mitin de presentación del FUP será en el distrito Cerro-Amate, el segundo más poblado de Sevilla con 90.000 vecinos, pero también, por desgracia, una de las zonas más castigada por el desempleo: 16.000 parados con graves problemas de vivienda, de limpieza y de indigencia.

Mientras en el Ayuntamiento se entretienen en discusiones palaciegas los que hablan de sus “dadivosas actuaciones” en la zona, contra los que defienden una “falsa democracia participativa” de aquella manera para los vecinos, estos se desangran. Mientras la Junta de Andalucía y el Gobierno Central se ríe de Andalucía, Sevilla pena calamidades.

En nuestro mitin no vamos a descubrir las américas, no vamos a hablar de promesas para eso están los políticos cantamañanas, pero sí vamos a pedir algo que sin lo cual no hay nada que hacer: UNIDAD Y LUCHA DEL PUEBLO.

Vamos a pedir sacrificio, toma de conciencia de clase y sobre todo queremos transmitir que se ha acabado la época de las esperanzas en gentes ajenas a los problemas del pueblo, gentes que son los problemas del pueblo, gentes que se han descubierto durante la crisis como auténticos “tragapanes”. Vamos a decir a los trabajadores y vecinos, que están condenados a unirse y a luchar, porque ellos, solo ellos pueden resolver sus problemas. Y también les diremos, que los problemas no se solucionan solo con luchar para que los rufianes al final, nos den las alitas para conformarnos, mientras ellos sin trabajar se coman las pechugas. Vamos a decirles a los vecinos que la pelea es contra un león: o lo quitamos de en medio o nos come.

Probablemente muchos lectores dirán que este lenguaje es antiguo, que hay que ir poco a poco. Ellos sabrán, pero a nosotros no nos van a engañar más. Porque antiguo es que unos disfruten a costa de que otros lloren; lo antiguo es agachar la cabeza en sumisión o erguirla para mirar de frente al patrón y sonreírle sus tropelías. Antiguo es aquel que remoza lo que decía aquel martinete trianero: “Esgraciato aquel que come, el pan por manita ajena: siempre mirando la cara, si la pone mala o buena”.

Por ir poco a poco llevamos siglos en los que nuestros explotadores, cada vez son más fuertes, más arrogantes y más ricos; en cambio, el pueblo mas harto de trabajar para llegar a esta situación, de la que se benefician también, los tecnócratas, falsos líderes e intelectuales progresistas, que nos dicen precisamente eso, que vayamos poco a poco para no llegar a ningún sitio.

VECINOS, TRABAJADORES, EL 5 DE SEPTIEMBRE NOS VEMOS EN CERRO-AMATE A LOS 8 DE LA TARDE.

POR EL PROGRESO SOCIAL, POR UNA SOCIEDAD MAS JUSTA Y EQUITATIVA

FORMA PARTE DE LA COMISIÓN POPULAR DEL DISTRITO CERRO-AMATE

FRENTE ÚNICO DEL PUEBLO (FUP)

viernes, 26 de julio de 2013

El hambre en Sevilla


 


En Sevilla el hambre es ya un problema endémico. Por mucho que los voceros del capitalismo quieran ocultarlo, es un problema real que afecta a la clase obrera sevillana, víctima de este sistema capitalista. 

Pero observemos unas estadísticas. Para los datos usaremos como fuente al Instituto de Estadística y Cartografía de la Consejería de Economía de Andalucía, los datos del Sistema de Información Geográfica de Industrias de la Consejería de Agricultura y Pesca, el Anuario Económico de España 2013 de la Fundación La Caixa, el registro GRIA de la Junta de Andalucía, UNICEF, la FAO y diversos datos obtenidos de la prensa burguesa. Como se puede apreciar, son datos que ofrece el mismo sistema capitalista.

- Sevilla cuenta con 2.486 empresas dedicadas al sector de la alimentación y las bebidas. 

- Sevilla cuenta con 8.918 establecimientos dedicados a la actividad comercial relacionada con el sector de la alimentación. De ellos más de 1.150 son supermercados y existen más de 26 grandes superficies comerciales en toda la provincia. 

- La provincia de Sevilla cuenta con 8.914 bares y restaurantes

- Mercasevilla contabiliza 22.000 toneladas sólo de pescado al año

- El total de superficie cultivada en la provincia lo podemos observar en este gráfico


- El montante correspondiente a la ganadería lo podemos observar en esta otra imagen



- También podemos apreciar la producción láctea de la provincia


- O la estadística acerca de las industrias dedicadas a la transformación del alimento en Andalucía y Sevilla

 



¿Qué conclusión sacamos de las estadísticas de la propia burguesía? Que Sevilla es una provincia que produce alimentos en cantidad, que existen centenares de locales comerciales donde podemos adquirir estos alimentos, muy variados, y que existen cerca de diez mil bares y restaurantes. Es decir, hablando llanamente, la comida nos rodea.

 

Y EL HAMBRE EXISTE EN SEVILLA 

Las exitosas cifras productivas del capitalismo en su fase imperialista contrastan con la situación de la clase obrera: 

-En Sevilla la tasa de paro es del 35,79% lo que implica 310.000 desempleados 

-Más de 100.000 familias tienen a todos sus miembros en el paro

-60.000 sevillanos no reciben ningún subsidio

-Otros 60.000 sevillanos se encuentran en situación de pobreza extrema 

-Existen más de 350 comedores sociales, economatos solidarios y otras instituciones caritativas en Sevilla

- El 7,2% de los niños andaluces vive en hogares con privaciones materiales graves

-El 35% de los niños andaluces padece desnutrición, es decir, no ingiere siquiera las calorías necesarias recomendadas a diario

-El gobierno capitalista tuve que aplicar un plan de emergencia alimentario destinado a la infancia, ante el hambre que padecían los escolares. Dicha medida insuficiente fue duramente criticada por el sector reaccionario de las fuerzas políticas pro-capitalistas

-Las cifras de consumo alimentario en este paraíso capitalista no dejan sino de decrecer ante el alza de los precios, la reducción de los salarios de quién pueda permitirse el lujo de pagarlos, o diversas causas relacionadas con el funcionamiento del capitalismo



CONCLUSIONES

Vivimos en un oasis de mercancías. Se producen más que nunca, podemos acceder a ellas en cada vez más puntos de venta y sin embargo el hambre existe en Sevilla.

Es una consecuencia del capitalismo, de la existencia del capitalismo. Y es que las crisis capitalistas son crisis de superproducción. La primera manifestación de la crisis es que las mercancías no encuentran salida, por haberse producido en cantidad mayor de la que pueden comprar los principales consumidores, las masas populares, cuya capacidad adquisitiva se halla, bajo las relaciones capitalistas de producción, reducida a unas proporciones muy escasas.  

 Los stocks de mercancías "sobrantes llenan los almacenes. Los capitalistas reducen la producción y despiden obreros. Se cierran cientos y miles de empresas. Aumenta extraordinariamente el paro forzoso. Gran número de pequeños productores de la ciudad y el campo se arruinan, La falta de venta de las mercancías producidas trastorna al comercio. Los nexos del crédito se rompen. Los capitalistas sufren una aguda penuria de dinero disponible para hacer frente a los pagos. En las bolsas, se desencadena la bancarrota: la cotización de las acciones y demás títulos de valor desciende vertiginosamente. Se produce una racha de quiebras de empresas industriales, establecimientos de comercio y entidades bancarias.  

La superproducción de mercancías durante la crisis no es absoluta, sino relativa. Esto quiere decir que el sobrante de las mercancías sólo existe con relación a la demanda solvente, pero no, ni mucho menos, con respecto a las necesidades reales de la sociedad. En tiempo de crisis, las masas trabajadoras experimentan una extrema penuria de lo más indispensable, sus demandas se hallan peor cubiertas que en cualquier otra situación.  

Millones de seres sufren hambre porque se ha producido demasiado trigo. Los trabajadores pierden los medios de vida, porque los han producido en cantidad excesiva. Tal es la escandalosa contradicción del modo de producción capitalista, en que, según las palabras del socialista utópico francés Fourier, "la pobreza nace, en la civilización, de la misma abundancia".  

La contradicción fundamental del capitalismo se revela como la oposición entre la organización de la producción dentro de cada empresa por separado y la anarquía de la producción en toda la sociedad. Dentro de cada fábrica, el trabajo de los obreros se halla organizado y sometido a la voluntad única del patrono. Pero, en la sociedad considerada en su conjunto, por virtud del imperio de la propiedad privada sobre los medios de producción, reina la anarquía de la producción, que hace imposible el desarrollo armónico de la economía. De ahí que, inevitablemente, se infrinjan las complejas condiciones necesarias para la realización del producto social en la reproducción ampliada capitalista. Y estas infracciones van acumulándose gradualmente hasta que estalla la crisis y el proceso de la realización se trastorna completamente.  

La contradicción fundamental del capitalismo se exterioriza en el antagonismo de clases entre el proletariado y la burguesía. Es rasgo característico del capitalismo el divorcio entre los dos factores más importante de la producción: los medios de producción, concentrados en manos de los capitalistas, y los productores directos, desprovistos de medios de producción y que sólo poseen su fuerza de trabajo. Este divorcio se manifiesta claramente en las crisis de superproducción, en las que, de una parte, sobran los medios de producción y los productos, hay excedente de capital, y de la otra, queda ociosa la fuerza de trabajo y hay masas enteras de obreros parados, carentes de medios de subsistencia. 

Las crisis son una secuela inevitable del modo de producción capitalista de producción; no podrán eliminarse mientras subsista el capitalismo.

Lenin, ese genial hombre cuya obra nos dice el capitalismo que está obsoleta o que no es “del siglo XXI” ya nos lo decía así en 1901:

“Hace ya casi dos años que se prolonga la crisis comercial e industrial. Según todas las apariencias, se extiende cada vez más, abarca nuevas ramas de la industria y nuevas regiones, y se ahonda con nuevos colapsos bancarios(…)

en los viejos países capitalistas — o sea, en aquellos donde la mayoría de los productos se fabrican para la venta, donde la mayoría de los obreros no poseen tierra ni instrumentos de labranza y venden su fuerza de trabajo a otros, a los propietarios de tierras, fábricas, máquinas, etc. — , las crisis son un fenómeno antiguo que se repite de tiempo en tiempo, como los abscesos de una enfermedad crónica.(…)

Por lo tanto, cuando el capitalismo comenzó a desarrollarse en Rusia de manera particularmente rápida, la literatura socialdemócrata pronosticó la crisis actual. En el folleto Tareas de los socialdemócratas rusos, escrito a fines de 1897, se decía: “Es evidente que en el momento actual estamos en el período del ciclo capitalista [en el cual se repiten los mismos acontecimientos, como se repiten el invierno y el verano] en que la industria ‘prospera', el comercio es muy activo, las fábricas trabajan a pleno rendimiento y aparecen, como hongos después de la lluvia, en número incontable, nuevas fábricas, nuevas empresas, sociedades anónimas, la construcción de ferrocarriles, etc., etc. No hay que ser profeta para predecir la bancarrota inevitable (más o menos violenta) que debe seguir a esta ‘prosperidad' de la industria. Tal bancarrota arruinará a gran número de pequeños patronos, convertirá en desocupados a gran número de obreros...” La bancarrota se produjo, y de manera tan violenta como Rusia jamás conoció hasta el presente.¿Cuál es la causa de esta terrible enfermedad crónica de la sociedad capitalista, que se repite con tanta regularidad que se puede predecir su aparición?
 

La producción capitalista no puede desarrollarse de otro modo que a saltos: dos pasos adelante y un paso (algunas veces dos) atrás. Como hemos observado ya, la producción capitalista es producción para la venta, producción de mercancías para el mercado. Quienes disponen de esa producción son los capitalistas individuales, cada uno de los cuales obra por su cuenta, de manera que ninguno puede saber con exactitud la cantidad y la clase de productos que demanda el mercado. Producen al azar, y sólo se preocupan por aventajarse unos a otros. Es natural, entonces, que la cantidad producida pueda no corresponder a las necesidades del mercado(…)

 (…)una inesperada reanimación de la industria, la aparición de nuevas empresas, la búsqueda desenfrenada de mercados para la venta, la carrera tras la ganancia, la fundación de nuevas sociedades, la afluencia a la producción de masas de nuevos capitales, formados en parte, también, por los escasos ahorros de los pequeños capitalistas. No es sorprendente, pues, que esta frenética carrera mundial tras nuevos e inexplorados mercados haya conducido a una bancarrota de tales proporciones(…)
 

.Cuando se dice “empresas particulares”, “capitalistas individuales”, se olvida con frecuencia que, en esencia, estas expresiones son inexactas. En realidad, lo único particular e individual es la apropiación de la ganancia, pues la producción en sí se ha vuelto social. Los gigantescos derrumbes se hicieron posibles e inevitables sólo porque poderosas fuerzas productivas sociales fueron dominadas por una camarilla de potentados cuya única preocupación es el lucro(…)

(…)Cuando varias de estas empresas se lanzan a una frenética carrera para apoderarse de un lugar en un mercado desconocido, ¿puede sorprendernos el advenimiento de la crisis?
 

Es más. Para que la empresa dé ganancia, es preciso vender las mercancías, encontrar los compradores. Ahora bien, el comprador debe ser toda la población, porque esas enormes empresas producen montañas de productos. Pero en todos los países capitalistas las nueve décimas partes de la población se compone de gente pobre: obreros que perciben el salario más exiguo, campesinos que en general viven en condiciones peores aun que los obreros. Y cuando, en el período de prosperidad, la gran industria se lanza a producir el máximo posible, inunda el mercado con una cantidad de mercancías tal, que la mayoría desposeída del pueblo no está en condiciones de pagarlas. La cantidad de máquinas, instrumentos, depósitos, ferrocarriles, etc., sigue creciendo, pero este crecimiento se interrumpe de tiempo en tiempo porque el pueblo, para el cual, en definitiva, están destinados esos medios de producción perfeccionados, continúa en una situación de pobreza rayana en la miseria. La crisis demuestra que la sociedad actual podría producir incomparablemente más productos, los que servirían para mejorar el nivel de vida de todo el pueblo trabajador, si la tierra, las fábricas, las máquinas, etc., no hubieran sido usurpadas por un puñado de propietarios privados, quienes extraen sus millones de la miseria del pueblo. La crisis enseña que los obreros no pueden limitarse a luchar por obtener de los capitalistas concesiones parciales: durante el período de prosperidad industrial tales concesiones pueden ser conquistadas (los obreros rusos, con su enérgica lucha, las conquistaron más de una vez en los años que van de 1884 a 1898), pero cuando se produce el crac, los capitalistas no sólo arrebatan a los obreros las concesiones otorgadas, sino que se aprovechan de su situación de impotencia para reducirles aun más el salario. Y así continuará sucediendo inevitablemente, mientras los ejércitos del proletariado socialista no derroquen el dominio del capital y de la propiedad privada. La crisis demuestra cuan miopes eran los socialistas (que se llamaban a sí mismos “críticos”, sin duda porque hacían suyas, sin crítica alguna, las teorías de los economistas burgueses), que dos años atrás anunciaban ruidosamente que los cracs son hoy menos probables. 

Las enseñanzas de la crisis, que revelan lo absurdo del sometimiento de la producción social a la propiedad privada, resultan tan aleccionadoras, que ahora la propia prensa burguesa reclama que, por ejemplo, se refuerce el control sobre los bancos(…)

El desplazamiento de capitalistas de segunda magnitud por los de primera magnitud, el aumento del poder del capital, la ruina de gran cantidad de pequeños propietarios (por ejemplo, los pequeños inversores, que con la quiebra de los bancos pierden toda su fortuna), el terrible empobrecimiento de los obreros: esto es lo que trae consigo la crisis. Recordemos, además, los casos publicados por Iskra, en los que se describe cómo los capitalistas alargan la jornada de trabajo y procuran remplazar a los obreros más conscientes por otros más dóciles y sumisos, provenientes de las aldeas(…)”
 


Texto de rabiosa actualidad como podemos comprobar. Es por ello que el capitalismo trata de denigrar a toda la humanidad avanzada que luchó por poner fin a la barbarie capitalista. Como por ejemplo, se encargan de denigrar a la pequeña isla socialista de Cuba, la cual pese a un bloqueo criminal mantiene la dignidad y unas cifras que son envidia de la clase trabajadora de otros países. Y es que, según las propias instituciones de la burguesía internacional por medio del director de la FAO José Graciano da Silva:

Cuba es uno de los dieciséis países del mundo que ya alcanzaron la meta de la Cumbre Mundial de la Alimentación de reducir a la mitad el número absoluto de personas con hambre. Eso ha sido posible gracias a la prioridad que el gobierno ha otorgado a garantizar el derecho a la alimentación y a las políticas que ha implementado", afirmó Graziano da Silva, en su primera visita a la isla desde que asumió el cargo.

Cuba tiene hoy una situación de seguridad alimentaria comparable con aquella de países desarrollados, con un índice de subnutrición de menos de 5 por ciento de la población.”

No acaba ahí la cosa. En  el último informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) titulado de “Progreso para la Infancia un Balance sobre la Nutrición”, determinó que actualmente en el mundo existen 146 millones de niños menores de cinco años con problemas graves de desnutrición infantil. De acuerdo con el documento, 28% de estos niños son de África, 17% de Medio Oriente, 15% de Asia, 7% de Latinoamérica y el Caribe, 5% de Europa Central, y 27% de otros países en desarrollo.

Cuba sin embargo no tiene esos problemas, siendo el único país de América Latina y el Caribe que ha eliminado la desnutrición infantil, todo esto gracias a los esfuerzos del Gobierno por mejorar la alimentación, especialmente la de aquellos grupos más vulnerables. Además, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) también ha reconocido a Cuba como la nación con más avances en América Latina en la lucha contra la desnutrición.



En la mismísima web de la FAO podremos comprobar, si miramos las cifras sobre el Indice Global del Hambre, que dicha cifra es menor en Cuba que en España. Y eso que hablamos de una pequeña isla de 10 millones de habitantes, sin grandes recursos naturales y sometida a un criminal bloqueo por los apologetas del libre mercado. Muchas veces la inquina de los capitalistas nos compara a Cuba con países de potencialidad mayor y sin embargo ningún país capitalista, de estructura similar a Cuba, presenta cifras superiores en el tema educativo, alimentario, sanitario o en el Indice de Desarrollo Humano. 

Lo que nos confirma la superioridad del sistema socialista. La situación de existencia de un 35% de niños andaluces con desnutrición no existiría de ser el Estado Español un país en el que el sistema económico fuese el socialismo. Tal y como ocurre con el 0% de niños desnutridos cubanos, cifras oficiales de la FAO y UNICEF. 

Esto es lo que tratan de difamar los capitalistas, esto es lo que tratan de ocultar y sin embargo las cifras y la realidad vuelven a darles una bofetada en la cara. Ellos nos contestarán con la consabida frase hecha y lugar común del “vete a Cuba”, pero mucho nos tememos que ese 35% de niños andaluces desnutridos y todas las familias que viven bajo el umbral de la pobreza irían de buena gana a Cuba para tener algo que llevarse a la boca. 

Sin embargo, un puñado de burgueses no nos va a echar de nuestra tierra. La lucha de clases es nuestra arma y el socialismo el camino al que llegar para vencer al capitalismo criminal culpable de estas situaciones de hambre y miseria. Por ello urge organizarse en la lucha por el sistema económico superior, el SOCIALISMO. 

¡CONTRA EL HAMBRE, SUPEREMOS EL CAPITALISMO QUE LA PROVOCA! 

COMITÉ PROVINCIAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL EN SEVILLA

 

miércoles, 24 de julio de 2013

Solidaridad con las víctimas del accidente de Compostela


El Comité Provincial del Partido Comunista Obrero Español de Sevilla muestra sus condolencias y su solidaridad con las víctimas de uno de los tres mayores accidentes ferroviarios de la historia del Estado Español.

Lamentamos profunda y sinceramente la pérdida de vidas trabajadoras así como nuestro más sincero pésame y apoyo a todas las familias con las que se ha cebado la desgracia.

Así mismo, sin olvidar la magnitud de la tragedia, nos congratulamos una vez más por la respuesta de la clase obrera de Compostela y de todo el pueblo trabajador gallego. Trabajadores de la sanidad que interrumpen vacaciones, centenares de personas que acuden en masa a los hospitales a donar sangre o colaboran en las tareas de rescate de los fallecidos u heridos. En definitiva, nuestra clase vuelve a demostrar el mayor valor que la caracteriza y que aunque a veces parezca ausente, nunca se pierde: que no es otro valor que la solidaridad.

Asimismo mostramos la más absoluta repugnancia hacia los partidos y medios de comunicación de la fachongada ibérica, que atribuyen el accidente a un "supuesto" atentado para obtener unos teóricos réditos políticos. Cuando la clase obrera muestra su solidaridad y grandeza, la burguesía y la reacción muestra su podredumbre y su miseria moral.

¡SOLIDARIDAD CON LAS VÍCTIMAS Y CON EL PUEBLO DE COMPOSTELA!

COMITE PROVINCIAL DE SEVILLA DEL PCOE

Ni un duro más para el fútbol

Un empresario explotador y los políticos del sistema. Viva imagen del capitalismo.

El inefable Juan Ignacio Zoido, ex juez metido a político del sistema, en una de sus “brillantes” actuaciones al mando de la gestión capitalista de nuestra ciudad acaba de regalarle a la empresa privada Real Betis Balompié SAD nada más y nada menos que cerca de un millón de euros, además de perdonarle el pago de impuestos que desde hacía años dicha empresa privada rehusaba afrontar. 

Nada más y nada menos que todos los impuestos municipales habidos y por haber debía esta sociedad al erario público. ¿Se imaginan ustedes que a un padre de familia trabajadora se le ocurriese dejar de pagar sus impuestos municipales? No cabe duda de que rápidamente el equipo jurídico de Juan Ignacio, o sus predecesores el tándem Espadas-Torrijos, le obligarían a pagar hasta el último céntimo, o si no…imaginen ustedes: embargos, juicios, etc.  

Lo que nos demuestra que los intereses que defienden la partida de peleles de los capitalistas que nos gobierna son los intereses de estos mismos capitalistas, los intereses de las empresas privadas. Para estas no existen leyes que valgan, pues las leyes se realizan según sus intereses y su conveniencia.

No acaba ahí el cachondeo, cachondeo hacia los trabajadores de Sevilla. Resulta que además este dinero de todos los trabajadores de Sevilla se regala a una entidad presidida por Miguel Guillén, uno de los máximos accionistas del grupo Acesur, grupo empresarial que destaca por despedir obreros en huelga, por imponer condiciones laborales tercermundistas, vamos, lo de siempre. Y como siempre Juan Ignacio premia a los suyos, a los enemigos de los trabajadores, a los capitalistas. Ya sean empresas como el Real Betis Balompié SAD o el Sevilla FC SAD presidido por el inefable fascista y condenado por robo de “dineros públicos” José María del Nido Benavente. Porque el capitalismo no entiende de colores futbolísticos.

¡Ni un duro más para el fútbol!. Cuando los barrios obreros de Sevilla se encuentran en estado de abandono absoluto, cuando hay hambre en la ciudad, cuando los niños se desmayan en el patio del colegio debido a la desnutrición, resulta que el ilustre Juan Ignacio gasta el dinero en regalar y eximir de impuestos a empresas privadas que manejan presupuestos millonarios.

Por todo esto, con guasa sevillana decimos ¡Gracias Uanninasio!... teskiya!

 

 

 

domingo, 21 de julio de 2013

Terrazas y descanso




Mucho se habla estos días sobre el conflicto entre los dueños de las terrazas de verano y los vecinos que se quejan del excesivo ruido que les impide descansar. Dicho conflicto no es más que una consecuencia del fracaso del modelo de ocio que nos impone el capitalismo. La realidad que nos rodea nos condiciona, por tanto es imposible entender este conflicto sin analizar dicha realidad material.

 

Por un lado tenemos a los dueños de las terrazas. Estas, son empresas privadas cuya propiedad pertenece a individuos de la clase pudiente de nuestra ciudad. Las mil y una trabas para acceder a una licencia municipal y el dinero requerido para ello hacen que la gente de a pié tenga vetada el introducirse en estos negocios.

 

También tenemos a los trabajadores de estas terrazas, cuyos salarios y condiciones laborales son, por decirlo de una manera suave, ínfimos. Las terrazas veraniegas nocturnas producen pingües beneficios a sus propietarios, pero como es ley del capitalismo los trabajadores no ven más que una pequeña parte del dinero y la riqueza que producen para sus empleadores capitalistas.

 

Por otro lado están los vecinos, y aquí habría que separar, como en toda sociedad de clases, a los vecinos de los barrios acomodados de los de los barrios populares. Los primeros tienen los mecanismos y el desenvolvimiento necesario para atajar los problemas con el ruido, además de una influencia en las instituciones que les permite que legislen a su favor. Para algo son la clase dominante en el capitalismo.
Sin embargo, los habitantes de los barrios populares tienen que tragar con los efectos del ruido del ocio nocturno, así como también con sus efectos tales como la suciedad generada, en unos ya abandonados barrios por las instituciones de la burguesía.

 

Sin embargo, estas son las particularidades del caso, que no podemos analizar sin mirar lo general. Y es que en la sociedad humana las situaciones están interrelacionadas entre sí, no podemos quedarnos tan sólo con una parte. Y es que tenemos que ver cual es la el tipo de ocio que nos ofrece el capitalismo y cual es la situación de los sujetos a los que va dirigida esta forma de ocio.

 

El sistema de ocio que fomenta el capitalismo, principalmente entre la juventud, se caracteriza por un modelo basado en el consumo masivo de alcohol, y otros derivados. Nos hacen creer, mediante sus aparatos ideológicos, que ese es el único modelo de ocio nocturno posible. Nada más lejos de la realidad.

 

Por otra parte nos encontramos con el sujeto al que va dirigido el ocio nocturno, y aquí es donde más se notan los efectos del capitalismo. A día de hoy gran parte de la juventud trabajadora no puede costearse o permitirse el ocio por diversas razones: en el trabajo las jornadas son cada vez más agotadoras y los días de descanso son menos, por tanto el tiempo para el ocio se reduce si es que tenemos alguno. Asimismo los salarios en el capitalismo se reducen, por lo que mucha de la juventud trabajadora no puede siquiera el plantearse consumir en terrazas de verano u otros locales debido a los precios. Si los jóvenes trabajadores pasan hambre, y sus familias no llegan a fin de mes, ¿Cómo pues permitirse el lujo de gastar 7 euros en un “cubata”. Y de esto se resiente la industria del ocio capitalista, aún habiendo mayor oferta que nunca, el ocio queda limitado a unas pocas capas privilegiadas de la sociedad lo que conlleva la ruina y el cierre de muchos locales. El sector del ocio nocturno no es ajeno a las crisis cíclicas del capitalismo.

 

Por tanto si el ocio está vetado a amplias capas de la juventud trabajadora, y el descanso de los trabajadores(que cada vez trabajan más horas) se ve perturbado, tenemos que posicionarnos a favor de nuestra clase. Por el descanso y el derecho al ocio de los nuestros: los obreros, los trabajadores, el pueblo. El burgués se divierte, en el sistema capitalista no tiene las necesidades existenciales o las privaciones por las que pasa la clase obrera, pero de ninguna manera vamos a permitir que ese ocio se haga a costa de la salud o el descanso de los trabajadores o de lucrarse con el trabajo ajeno, con el trabajo de los empleados de las terrazas. Descanso, empleo y nuevo modelo de ocio.

 

Estas tres reivindicaciones son imposibles en el capitalismo. El modelo de ocio no puede cambiar sin un nuevo modelo socio-económico y político, la esclavitud asalariada tampoco terminará sin cambiar dicho sistema, ni la salud o el descanso de los trabajadores son posibles sin superar este capitalismo caduco, pues el sistema capitalista se basa en el lucro de unos pocos a costa de los demás. Lo que nos indica que para construir un nuevo modelo de ocio y para atender las necesidades del pueblo, siendo el ocio una de ellas, es necesario acabar con el capitalismo

 

 

COMITÉ PROVINCIAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL.

sábado, 20 de julio de 2013

CAPITALISMO CULPABLE, PSOE CÓMPLICES.

Los verdugos de los trabajadores andaluces tienen rostro.



El capitalismo es el culpable de la crisis. Aquellos que desde las instituciones del Estado capitalista, coadyuvan a mantener este régimen de opresión, falta de libertades, hambre y miseria para las clases trabajadoras son sus cómplices.

El capitalismo sólo beneficia a unos pocos, a los burgueses, pero estos burgueses saben bien como contentar a toda una pléyade de incalificables sujetos cuyo propósito es seguir manteniendo a los trabajadores bajo el yugo del criminal capitalismo.

Así, la función de estos cómplices es mantener las ilusiones de los trabajadores acerca de que en el capitalismo pueden tener una vida digna, que su opinión cuenta, o que el sistema está para satisfacer las necesidades del pueblo. En definitiva, nos mienten.

El capitalismo es el sistema socio-económico que favorece a la burguesía, a los que son dueños de los medios de producción: las fábricas, los centros de trabajo, las tierras, etc. El mismo Estado, sus instituciones, sus aparatos, está al servicio de los intereses de los capitalistas y en contra de los intereses de los trabajadores.

En Andalucía y en nuestra provincia, el partido del sistema mantenedor del capitalismo hegemónico es el PSOE. Enmascarado bajo unas siglas pretendidamente obreras, en realidad lo que hacen es servir a los intereses de los capitalistas. Son, junto con IU, la cara amable de un sistema capitalista cuya cara feroz y agresiva serían el PP y UPyD. A los capitalistas les conviene que existan, e incluso que gobiernen los primeros, pues el reaccionarismo del PP o UPyD es rechazado por los trabajadores. Necesitan que sus lacayos adopten una careta obrera, que finjan preocuparse por los intereses de los trabajadores, etc. Es el circo mediático de los partidos burgueses, unos y otros se apuñalan entre sí en un tragicómico paripé, pues unos y otros sirven a los mismos intereses: los intereses de los capitalistas y el mantenimiento del capitalismo.

¡Qué viene la derecha!, proclama con la cual nos pretenden asustar sobre la llegada al gobierno, que no al poder pues este reside en la clase dominante capitalista, de la facción más reaccionaria de la burguesía. Sin embargo, el capitalismo no puede venir porque nunca se ha ido. Este gobierno autonómico, y municipal en muchos pueblos de Sevilla es el cómplice del 37% de paro en la provincia, del millón y medio de andaluces sin empleo, de la miseria y el hambre que asola a las barriadas trabajadoras de nuestra provincia, y así podríamos estar siglos describiendo los nocivos efectos del capitalismo actual en la clase obrera y el conjunto de los trabajadores.

Su lucha se circunscribe únicamente a la dialéctica entre “izquierda” y “derecha”, ambas denominaciones burguesas alejadas de la lucha de clases, para conseguir más o menos poltronas en la instituciones del Estado. Ese Estado que es un órgano de opresión de una clase sobre otra, que es el instrumento del que se sirven los capitalistas para imponer su voluntad según las necesidades del capitalismo. Cada vez más trabajadores comprueban estas verdades: cuando los desahuciados acuden a los políticos del sistema y estos se posicionan a favor de los intereses de los bancos, cuando ven que no hay dinero para las necesidades del pueblo pero sin embargo se refinancia con cantidades millonarias a las empresas privadas y a los bancos, cuando el pueblo exige empleo pero estos “representantes” lo que hacen es elaborar leyes que recortan los sueldos, las prestaciones, aumentan las jornadas laborales, etc. En definitiva, legislan para los capitalistas. Unos con “rostro humano” como el PSOE-IU en el gobierno andaluz que os oferta engaños como el famoso “Decreto de la vivienda”, cinismo supremo por parte de aquellos que gestionan el Estado de los banqueros y empresarios. Otros con rostro reaccionario, pues el fascio ibérico del PP o de UPyD no concibe que mediante las dádivas a ciertos sectores privilegiados de la clase obrera es más fácil mantener el engaño del capitalismo.

Asimismo el PSOE y por ende su muletilla IU, es culpable de mantener, gestionar y legitimar el Estado capitalista, representado en Andalucía y Sevilla por la Junta y los ayuntamientos. Anteriormente explicamos el carácter de clase de todo Estado, por tanto, una vez más hay que repetir que todo estado, toda institución estatal tiene como fin el legislar a favor de los intereses de los capitalistas. Pero además, nos encontramos con que estos individuos se lucran gestionando el Estado capitalista a favor de los intereses de los patrones: dinero por cada ERE que se realiza, amiguetes y familiares que acceden a puestos públicos, desviación de fondos públicos, chanchullos y corruptelas tan variados y frecuentes que resulta hasta imposible que no estallen o salgan a la luz pública incluso en la misma prensa burguesa.

Más de 30 años de régimen en Andalucía, unos pocos más de ayuntamientos, y la clase obrera andaluza y sevillana se encuentra en el peor momento de la historia. ¿Y son estos los que nos mandan a Cuba o nos dicen que el capitalismo funciona? Poco aparecen por los barrios populares, por lo que se ve, a excepción de cuando toca pedirle el voto a esos trabajadores a los que abandonan los cuatro años anteriores.

Por tanto si los trabajadores sabemos que este no es nuestro sistema, que la corrupción es inherente al capitalismo, que tras cuatro décadas de monsergas acerca del “Estado de derecho” capitalista estamos en la peor situación de la historia, ¿no es señal de que el sistema no funciona para nosotros?, ¿no es señal de que no importamos para nada a este régimen capitalista, que como nos demuestra día tras día es el culpable de nuestras desgracias?

Si sabemos esto, y la vida diaria nos lo confirma cada día, es hora de poner fin al capitalismo, pues sólo poniendo fin al capitalismo se podrá poner fin al mangoneo y las corruptelas de los zánganos y parásitos que viven de gestionarlo, como el PSOE y su régimen en Andalucía y Sevilla.


 

 

jueves, 18 de julio de 2013

Capitalismo corrupto



En los últimos años, y sobre todo en los últimos meses, estamos viendo en todos los medios de información las diferentes tramas de corrupción relacionadas con los partidos políticos, bancos y grandes empresas. La trama más reciente y sonada está siendo la del famoso ‘Caso Bárcenas’, que mete en el saco a toda la cúpula del Partido Popular y a otros tantos miembros no tan conocidos. 



Los españoles señalan ya hartos a esta gentuza, porque no se les puede llamar de otra manera, y piden por activa y por pasiva la dimisión del gobierno o la de los cargos públicos que estén involucrados en las corruptelas. A la vez, toda la oposición sentada en el semicírculo pide explicaciones, dimisiones, imputaciones, sanciones, cárcel… La oposición, totalmente partidista, no busca sino arrancar votos de un lado y de otro, a fin de aumentar el número de butacas del parlamento ocupadas por sus siglas. Y, probablemente, lo conseguirán.


Ahora el PP está envuelto en su totalidad en un velo de mentiras, trampas y delitos, y no era para esperar menos, pues se trata de una de las formaciones políticas más marrulleras del panorama español. Ahora bien, el pueblo español está preparando el castigo, que en las urnas lo veremos. Posiblemente, en las próximas elecciones, vuelvan a subir el PSOE e IU, y desalmados del calibre de UPyD y otros también mejoren sus posiciones. Probablemente el PP pierda su mayoría absoluta, quizás el gobierno… ¿quién sabe? Es posible que vuelva a gobernar el PSOE, solo o en coalición, incluso puede que hasta veamos a IU en la próxima corporación… Las matemáticas electorales pueden dar mucho juego cuando los 2 grandes partidos de nuestra limpia y pura democracia están de capa caída. Sin embargo, la gran mayoría del pueblo español, sabe que vote a unos, vote a otros, y tenga el gobierno el color que tenga, la corrupción, el robo, las mentiras, la demagogia, el oportunismo y el partidismo están asegurados, porque es esa la moral que está profundamente encastrada en todo el sistema político-institucional de nuestro país. Y todo ello mientras el pueblo sigue siendo expoliado de todo cuanto le pertenece.


Con todo esto, el confusionismo es tremebundo, porque los españoles ya están cansados, no saben qué hacer: el odio y el desprecio a todos los políticos va en aumento, ya casi sin pensar en los colores, y aunque veamos en todos los rincones de España manifestaciones de todo tipo, huelgas en todos los sectores y protestas de las formas más ingeniosas, al final el pueblo se resigna y vuelve a las urnas… o no vota y maldice al sistema y a todos los que forman parte de él mientras espera los resultados; pero tanto unos como otros se preguntan ¿hasta cuándo?¿qué tenemos que hacer?, ¿cómo paramos esto?


Ante esta enorme incertidumbre, los comunistas tenemos el deber de aclarar el asuntoy explicarle al pueblo llano la realidad: Si nos fijamos, nos encontramos con que los grandes partidos, tanto PP como PSOE, están metidos en el más profundo pozo de la fullería; las corruptelas e inmoralidades son componentes naturales de las dos formaciones desde que se les conoce en democracia, y la lista de tramas no es corta (Bárcenas, Gürtel, Yak, ERE’s, GAL, Flick, e infinitos etcéteras), hablamos de cientos de casos con sus nombres y apellidos. Por otro lado tenemos a los que pelean contra los dos titanes a fin de quitarles el puesto, como, por ejemplo, IU, que nos vende la moto de la honestidad y de que son amigos del pueblo, pero a la primera de cambio nos demuestran lo contrario, y la prueba la tenemos en Andalucía, que en cuanto han cogido sillones en la Junta aplican la política de recortes, reformas y rifas de siempre, diferenciándose del PP y del PSOE tan sólo en el nombre. Por otro lado, también tenemos a nuestra Casa Real, a nuestro campechano monarca y a toda su familia, que están igualmente de mierda hasta el cuello, pero que son intocables. Además, añadimos la complicidad que existe entre políticos, banqueros y grandes empresarios (nacionales o multinacionales), que entre ellos se hacen favores, se hacen regalos, se financian (legal o ilegalmente), se compran, se venden, se cubren, se aman… nacen, crecen, se reproducen y muren. Y como colofón, la justicia y sus tribunales, que exculpa y libra con sus paripés de poca monta a toda esta clase de aristócratas, plutócratas, ladrones, corruptos, mentirosos y detestables personajes enemigos del pueblo, lavándoles incluso la cara a las instituciones a las cuales representan metiendo en prisión a unos cuantos cabezas de turco (como Bárcenas o Urdangarín). Sin embargo, sí que sentencian penas desmedidas para los manifestantes, sindicalistas, trabajadores y demás pobres de la plebe, o firman desahucios que llevan al suicidio a muchos desamparados, y traspasan las deudas del suicida a sus hijos menores de edad; y casi que nos cuelgan de las plazas como no pagamos algún impuesto a su tiempo mientras financian bancos con nuestro dinero.



Este breve análisis, lo que intenta hacer ver, y que es necesario entender, es que los políticos, los banqueros, las grandes empresas y sus justicieros, forman todos parte del mismo club, de la misma clase social: son la burguesía. Nos desarrollamos en una constante lucha de clases: la clase burguesa vs las clases populares, y la burguesía nos gana por goleada porque son conscientes ello, saben que esto es una lucha y ellos son todos una única clase, por eso es que están unidos y funcionan y trabajan los unos por los otros y se salvan y se cubren entre ellos, aunque sus fallos humanos (porque recordemos que también son humanos) les cuesten a veces algunos cuantos años de prisión a unos pocos o algunos milloncillos de euros de la calderilla suelta.


El capitalismo, por naturaleza, se basa en el principio de la explotación del hombre por el hombre, de la apropiación por parte de unos pocos de lo que produce la mayoría. Es decir, la burguesía, una minoría frente las clases trabajadoras; se apoderan y viven la gran vidorra a base de que nosotros, los currantes, nos levantemos cada mañana a trabajar o a pasar hambre. Y para ello se sirven de toda la maquinaria estatal (político-institucional) que conocemos.



Así, pues, por muchas papeletas que echemos o dejemos de echar en montones de urnas, por mucho que protestemos y hagamos huelgas de brazos caídos o de hambre, por mucho que hagamos escraches y por mucho que acampemos en las plazas, no podemos esperar que la clase hoy dominante nos ceda su puesto por pura cortesía, o que les dé un golpe de conciencia y se vuelvan buenos, justos y solidarios todos a la vez y de la noche a la mañana. Lo que el pueblo tiene que asumir, igual que la burguesía lo tiene asumido, es que esto es una lucha de clases y nosotros somos la clase obrera, la más fuerte, la más numerosa, la que todo lo produce y a la que todo le corresponde, y sólo luchado podremos convertir este Estado burgués en un Estado Obrero en el que seamos nosotros quienes entonces ejerzamos el poder, donde sea realmente la mayoría del pueblo la que componga toda la maquinaria, eliminando a estos elementos parasitarios que nos están chupando la sangre. Y cuando decimos luchar, decimos organizarnos en órganos de poder popular dispuestos a encarnar la Revolución, a ocupar el lugar que nos corresponde y emanciparnos de una vez por todas del yugo capitalista que nos exprime en el presente y nos destroza el futuro. 


 FEDERACIÓN DE JÓVENES COMUNISTAS DE ESPAÑA

miércoles, 17 de julio de 2013

¡Fuera las drogas de nuestros barrios!


PROBLEMAS ACTUALES DE LA CLASE OBRERA SEVILLANA



La droga y sus consecuencias en la población de los barrios obreros de la ciudad de Sevilla es un tema candente, ante dicha problemática los comunistas no nos podemos quedar callados.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que las drogas son un factor de control social muy importante, sobre todo en situaciones donde el capitalismo debe recurrir a todo tipo de formas de control sobre la población que sufre los efectos del paro crónico, los desahucios, el hambre, la miseria, etc. Todas estas problemáticas, fruto del capitalismo, no hacen sino incidir negativamente en la psicología de la persona. El poder capitalista lo sabe, y por ello busca las maneras de que los afectados por las consecuencias del criminal sistema capitalista no canalicen su ira contra el mismo sistema, sino que se evadan y no señalen al auténtico culpable.  

Las drogas evaden al consumidor de la problemática que le rodea, el consumidor recurre a la droga para protegerse ante la triste y mísera realidad social que le rodea, con lo que el problema se retroalimenta. Este problema además afecta a una de las capas mas vulnerables de la sociedad, la juventud obrera, impidiendo el dinamismo y la acción que la juventud lleva en su sino.  

Además el tráfico de drogas y sus negocios relacionados suponen pingües beneficios para quienes lo realizan, y no poca parte de este negocio va a parar a las manos de representantes o del mismo estado capitalista. No es de extrañar que en zonas donde los conflictos sociales se recrudecían fuese el mismo estado capitalista el que introdujese las drogas en los barrios obreros: baste ver como el gobierno federal norteamericano acabó con el movimiento de los Panteras Negras, llenando los barrios de drogas para canalizar la frustración por la situación de opresión, sin importarle las consecuencias. 

Y las consecuencias son familias destrozadas, muertes, delincuencia, toxicomanía, etc. A los capitalistas que manejan el estado poco les importan estas consecuencias mientras su sistema no se vea cuestionado, o mientras sigan haciendo buenos negocios con este tema. Sin embargo a los trabajadores, a las familias obreras, sí que nos importa esta problemática. 

En primer lugar a los comunistas nos importan las personas trabajadoras que han sufrido los efectos de la droga. Por eso exigimos la mayor atención, los mayores cuidados médicos y los medios más modernos para ayudar a toda aquella persona trabajadora que haya caído en las redes de la droga. El consumidor de droga es la víctima en esta situación, y depende del conjunto de la clase obrera el ayudarles a superar las consecuencias de dicha adicción. A los capitalistas no les interesa para nada la ayuda a dichas personas, por tanto, quién no tiene dinero para pagarse tratamientos costosos y eficaces suele sucumbir ante esta lacra. Además, la situación de miseria, paro y hambre que sufrimos en los barrios obreros no ayuda a que los enfermos consigan desengancharse de estas sustancias asesinas, pues ante la condena que impone el capitalismo a una vida de miseria y pobreza muchos enfermos ni siquiera dan la batalla para salir de las garras de la droga. Sólo poniendo fin al capitalismo y construyendo una sociedad donde primen los intereses del pueblo, donde el pleno empleo no sea una quimera y donde la riqueza no vaya a parar a manos de unos pocos capitalistas sino a las amplias masas trabajadoras, podremos ofrecer no sólo a los enfermos de esta lacra sino al conjunto de la población trabajadora una vida digna. En el capitalismo eso no es posible.
 
Asimismo nos unimos a las luchas de las capas populares de los barrios contra esta lacra. Les decimos a los capitalistas y a quienes se benefician a costa de la salud del pueblo trabajador que no queremos su veneno en nuestros barrios. No queremos ser controlados por el capital, ni queremos que nos maten lentamente. Por todo ello los comunistas del PCOE decimos:

¡NO A LAS DROGAS! 

¡FUERA LAS DROGAS DE NUESTROS BARRIOS!

 

 

COMITÉ PROVINCIAL DE SEVILLA DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL

 

Sobre Amate




PROBLEMAS ACTUALES DE LA CLASE OBRERA SEVILLANA

 

 

AMATE EN SITUACIÓN TERMINAL

 

 

La crisis cíclica del capitalismo golpea con crudeza a las barriadas trabajadoras de todo el continente. Nuestra ciudad no es ajena a este proceso de descomposición del capitalismo, que únicamente puede ofrecernos miseria a los trabajadores.

 

El paro forzoso, consecuencia del capitalismo, azota con crudeza a las familias del barrio que en ningún momento fueron culpables de la situación. Pagan justos por pecadores. Este paro crónico en el barrio no solamente conlleva la situación de desempleo para el trabajador que la sufre, también sus familias, y la población trabajadora en general. Los padres trabajadores no tienen con que alimentar a sus hijos y deben recurrir a la solidaridad de vecinos o bancos de alimento, los más jóvenes no pueden aspirar a estudios superiores ante la imposibilidad de pagar cada vez mayores tasas, las parejas jóvenes ni siquiera pueden plantearse el empezar un proyecto de vida independiente e incluso sufren los niños de las familias trabajadoras, en los cuales aparece la desnutrición infantil. No estamos hablando de Somalia, sino de un barrio obrero en la Sevilla capitalista del siglo XXI.

 

Pero a los obreros y a las capas populares no solamente les afecta esta situación en el plano económico. También en todos los ámbitos de su existencia, lo que les impide llevar una vida digna; lo cual no significa indigna pues en estos casos es en los que se demuestra la gran dignidad de la clase obrera y el orgullo de pertenecer a ella: muchos vecinos cuya situación tampoco es boyante ayudan como y cuanto pueden, demostrando que la clase trabajadora posee un potencial y una fuerza invencibles si realmente actuamos como tal.

En dicha situación, nos encontramos con que hay barriadas como San Antonio que ni siquiera disponen de centro de salud ni de colegios, y en el resto del distrito es cada vez más difícil para los trabajadores el acceder a la salud o a la educación.

 

Pero todo esto, ¿es una situación artificial o surge por arte de magia? No, esta situación es consecuencia del sistema socio-económico de la sociedad sevillana: el capitalismo, que es el causante del sufrimiento actual de la clase trabajadora.

 

Solamente en un sistema criminal que no está para satisfacer las necesidades del pueblo sino para enriquecer a un puñado de capitalistas adinerados se dan situaciones tales como que un barrio de paro crónico esté situado cerca de varios polígonos industriales. Solamente en el criminal capitalismo se dan situaciones tales como que en un barrio que está a dos pasos de grandes centros de producción cárnicas y alimenticias los trabajadores y sus familias pasen hambre. Es decir, las gentes hambreadas sucumben al paro y al hambre estando rodeados de riquezas y mercancías.

¿Y porqué esta situación? Por el capitalismo, el sistema socio- económico en que vivimos en la Sevilla del siglo XXI. En el capitalismo existen dos clases enfrentadas: la clase obrera o los trabajadores y la clase burguesa o empresarios. Ambas tienen intereses contrarios. Los empresarios son los dueños de las fábricas, los almacenes, los centros de trabajo, las tierras, etc. y su objetivo es obtener cada vez mayores ganancias al menor coste, puesto que de lo contrario se verían superados por la competencia. Para ello deben producir cada vez más barato, invertir más en maquinaria, absorber a otros competidores, bajar los salarios, aumentar las jornadas laborales y reducir los derechos de los trabajadores. Hacen esto porque es lo que necesita el capitalista para subsistir en el mundo de la competencia capitalista.

 

Esta situación lleva al empeoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores. Pero la cosa no acaba ahí. Al producir para obtener más beneficios sin importar las consecuencias y no para satisfacer las necesidades del pueblo, los capitalistas producen aquello que más beneficio les vaya a dar. Pero otros capitalistas ven la oportunidad de negocio y producen también las mercancías rentables en ese momento.
Sin embargo esta manera de producir sin control tiene un límite, debido a la merma en las condiciones de vida de las clases trabajadoras y en sus ingresos, estos no son capaces de adquirir todas las mercancías que se producen y fabrican. Y si las mercancías no encuentran comprador, las empresas se ven abocadas al cierre.

 

He aquí la explicación a las crisis cíclicas del capitalismo. En este sistema económico se produce la situación de que existiendo una gran abundancia de mercancías producidas, los trabajadores no pueden adquirirlas y se ven privados de ellas. Observemos las estanterías de, por ejemplo, los supermercados y grandes superficies comerciales repletos de decenas de marcas, modelos y packs de comida y otros víveres de primera necesidad y como los trabajadores del barrio no se pueden permitir siquiera el comprarlas. Y eso que son los trabajadores los que producen todas las mercancías y todas las riquezas, y no los empresarios como nos quieren hacer creer para que confiemos en este sistema criminal y genocida.

 

Por tanto, si comprobamos que es el capitalismo el causante de las desgracias que nos aquejan a los trabajadores, si comprobamos que el capitalismo lleva en su seno la crisis que nos arroja al precipicio del desempleo y la miseria, si comprobamos que ninguna salida puede haber satisfactoria para los trabajadores en este sistema, ¿por qué seguir confiando en él?

 

La fuerza y la solidaridad de nuestra clase se demuestra día a día en estas situaciones difíciles. El orgullo de pertenencia a la clase más revolucionaria y dinámica de la historia está presente en estos complicados momentos, en forma de ayuda y solidaridad entre vecinos y trabajadores. Debemos entender que nosotros somos la base de este sistema, que este sistema crece a base de chuparnos la sangre, a base de negarnos las riquezas que los trabajadores producimos. Debemos entender también que somos un conjunto, millones y que caminando y golpeando en una misma dirección podemos vencer, y venceremos, a aquellos que hoy nos parecen omnipotentes y eternos. Los obreros y el resto de los trabajadores tenemos en nuestras manos las llaves de la sociedad, sin nosotros no funciona por tanto es hora de de unirnos a la manera que se unen los que ayudan a sus hermanos de clase más necesitados, en una sola voz, en un solo pueblo, en un solo puño. Porque somos una clase: los oprimidos, los explotados, los de abajo, los parias de la tierra y es hora de empezar a actuar como una clase obrera firme, férrea, que camina hacia el horizonte de su emancipación: la derrota del capitalismo y de la sociedad de clases.

 

¡POR EL FIN DEL CAPITALISMO!

 

COMITÉ PROVINCIAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL

 

martes, 16 de julio de 2013

Sobre el Parque Tamarguillo




Destruir zonas verdes para obtener pingües beneficios con el ladrillo. Ese es el plan que la burguesía nos ofrece con su decisión de colocar el trazado de una de las autovías de circunvalación justo por la mitad del Parque Tamarguillo del barrio de Alcosa.

Y es que los jugosos contratos con las constructoras, las recalificaciones de suelo y el pelotazo que supone tanto para los dueños de los monopolios de la construcción como para sus representantes a sueldo en el gobierno local  la construcción de dichas infraestructuras es algo que no podemos dejar de pasar por alto. 

De nada sirven las quejas de los vecinos del barrio de Alcosa, pues en el capitalismo quienes mandan son los dueños de las grandes empresas y los que obedecen son sus representantes en el Ayuntamiento, tanto el gobierno local como la autodenominada oposición. Todos defienden el capitalismo, que es el régimen en el que no importa el bienestar del pueblo sino las ganancias de un puñado de capitalistas. A estos capitalistas no les importa destruir las ya escasas zonas verdes y los pocos espacios habitables de nuestra ciudad. Nuestra calidad de vida no es su objetivo, sino engordar sus ganancias cada vez más.  

El remedio es acabar con este capitalismo y construir en su lugar un nuevo sistema, superior, que priorice y satisfaga las necesidades del pueblo. Un sistema en el que el poder esté en los vecinos de Alcosa y no en manos de los representantes políticos de los empresarios, de los banqueros y de los terratenientes que manejan las riendas de los ayuntamientos.  

Urge pues organizarse para que en Alcosa manden los vecinos, para que la calidad de vida de la clase trabajadora no se vea amenazada y para que disfrutemos de una ciudad al servicio del pueblo y no al servicio de los intereses de un puñado de capitalistas.

 
COMITE PROVINCIAL DE SEVILLA DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL

lunes, 15 de julio de 2013

No a la justicia burguesa

 
 
La abogacía del Estado pide dos años de cárcel para Sánchez Gordillo y Diego Cañamero por la ocupación realizada hace un año de la finca Las Turquillas de propiedad militar, así como un año y seis meses de cárcel a 50 compañeros del SAT por los mismos “delitos”.

EL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL muestra, una vez más, su solidaridad con los compañeros imputados, a la vez que llama a los trabajadores y a todos los sectores populares a manifestar su repulsa contra la justicia burguesa, que en la hora presente y en casos gravísimos de corrupción estatal se revela como una de los más firmes pilares del régimen de explotación capitalista, asediando a quienes no se resignan con el actual estado de cosas y luchan por transformar las condiciones de las clases trabajadoras, mientras descaradamente pone camino de rosas a los verdaderos delincuentes sociales: al gran capital y a sus instituciones.

Cuando la ley machaca a los hijos del pueblo, esa ley debe ser abolida por la lucha, vulnerada con la rebeldía. En esa dirección los comunistas estaremos siempre al lado de quienes se rebelan contra lo establecido por ser lesivo a los intereses del pueblo trabajador.

¡CON LOS COMPAÑEROS DEL SAT!

¡NO A LA JUSTICIA BURGUESA!

¡VIVA LA UNIDAD DE LAS CLASES TRABAJADORAS!

PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (PCOE)

viernes, 12 de julio de 2013

Las enseñanzas de la crisis



Seleccionamos un texto de Vladimir Ilich Lenin publicado en la revista Iskra el año 1901, que desmuestra una vez más la plena vigencia del pensamiento y obra del revolucionario soviético y que como no podía ser menos echa por tierra tópicos y frases hechas acerca de que el leninismo "está caduco" o "son cosas del siglo XIX". Leer, estudiar y asimilar el pensamiento leninista es pues, vital, para la militancia u obreros sin partido que deseen conocer la solución científica, y probada en la práctica, al problema de la existencia del capitalismo y de la sociedad de clases.




Hace ya casi dos años que se prolonga la crisis comercial e industrial. Según todas las apariencias, se extiende cada vez más, abarca nuevas ramas de la industria y nuevas regiones, y se ahonda con nuevos colapsos bancarios. Nuestro periódico, desde el mes de diciembre del año pasado, ha venido señalando en cada uno de sus números, en una u otra forma, la evolución de la crisis y sus desastrosos efectos. Ha llegado el momento de plantear el problema general de las causas y el significado de este fenómeno. Para Rusia es relativamente nuevo, como lo es todo nuestro capitalismo. En cambio, en los viejos países capitalistas — o sea, en aquellos donde la mayoría de los productos se fabrican para la venta, donde la mayoría de los obreros no poseen tierra ni instrumentos de labranza y venden su fuerza de trabajo a otros, a los propietarios de tierras, fábricas, máquinas, etc. — , las crisis son un fenómeno antiguo que se repite de tiempo en tiempo, como los abscesos de una enfermedad crónica. Por lo tanto, cuando el capitalismo comenzó a desarrollarse en Rusia de manera particularmente rápida, la literatura socialdemócrata pronosticó la crisis actual. En el folleto Tareas de los socialdemócratas rusos, escrito a fines de 1897, se decía: “Es evidente que en el momento actual estamos en el período del ciclo capitalista [en el cual se repiten los mismos acontecimientos, como se repiten el invierno y el verano] en que la industria ‘prospera', el comercio es muy activo, las fábricas trabajan a pleno rendimiento y aparecen, como hongos después de la lluvia, en número incontable, nuevas fábricas, nuevas empresas, sociedades anónimas, la construcción de ferrocarriles, etc., etc. No hay que ser profeta para predecir la bancarrota inevitable (más o menos violenta) que debe seguir a esta ‘prosperidad' de la industria. Tal bancarrota arruinará a gran número de pequeños patronos, convertirá en desocupados a gran número de obreros...” La bancarrota se produjo, y de manera tan violenta como Rusia jamás conoció hasta el presente. ¿Cuál es la causa de esta terrible enfermedad crónica de la sociedad capitalista, que se repite con tanta regularidad que se puede predecir su aparición?

La producción capitalista no puede desarrollarse de otro modo que a saltos: dos pasos adelante y un paso (algunas veces dos) atrás. Como hemos observado ya, la producción capitalista es producción para la venta, producción de mercancías para el mercado. Quienes disponen de esa producción son los capitalistas individuales, cada uno de los cuales obra por su cuenta, de manera que ninguno puede saber con exactitud la cantidad y la clase de productos que demanda el mercado. Producen al azar, y sólo se preocupan por aventajarse unos a otros. Es natural, entonces, que la cantidad producida pueda no corresponder a las necesidades del mercado. Y esta posibilidad resulta particularmente grande cuando un mercado enorme abarca de repente nuevas y vastas regiones aún inexploradas. Tal era el estado de cosas no hace mucho, cuando comenzó en nuestro país “la prosperidad” de la industria. Los capitalistas de toda Europa extendieron sus garras hacia una parte del mundo, Asia, poblada por centenares de millones de seres, y donde hasta entonces sólo la India y una pequeña parte de la periferia estaban estrechamente ligadas al mercado mundial. El ferrocarril del Trascaspio comenzó a “abrir” el Asia Central para el capital; el “Gran Ferrocarril Siberiano” (grande no sólo por su extensión, sino también por el escandaloso robo que sus constructores perpetraron contra el fisco, y por la inhumana explotación de que fueron objeto los obreros que lo construyeron), despejó el camino a Siberia; Japón comenzó a convertirse en una nación industrial e intentó abrir una brecha en la muralla de China, con lo que puso al descubierto un bocado apetitoso en el que los capitalistas de Inglaterra, Alemania, Francia, Rusia e inclusive Italia se apresuraron a hincar los dientes. Todo esto — la construcción de gigantescas líneas férreas, el ensanchamiento del mercado mundial y el crecimiento del comercio — originó una inesperada reanimación de la industria, la aparición de nuevas empresas, la búsqueda desenfrenada de mercados para la venta, la carrera tras la ganancia, la fundación de nuevas sociedades, la afluencia a la producción de masas de nuevos capitales, formados en parte, también, por los escasos ahorros de los pequeños capitalistas. No es sorprendente, pues, que esta frenética carrera mundial tras nuevos e inexplorados mercados haya conducido a una bancarrota de tales proporciones.

Para formarse una idea clara de la naturaleza de tal carrera, es preciso tener en cuenta a los colosos que participaron en ella. Cuando se dice “empresas particulares”, “capitalistas individuales”, se olvida con frecuencia que, en esencia, estas expresiones son inexactas. En realidad, lo único particular e individual es la apropiación de la ganancia, pues la producción en sí se ha vuelto social. Los gigantescos derrumbes se hicieron posibles e inevitables sólo porque poderosas fuerzas productivas sociales fueron dominadas por una camarilla de potentados cuya única preocupación es el lucro. Aclaremos esto con un ejemplo tomado de la industria rusa. En los últimos tiempos la crisis afectó también a la producción petrolera. En esta industria tienen un papel preponderante empresas tales como la Compañía de Producción Petrolera Nobel Hermanos. En 1899 la compañía vendió 163 millones de puds de productos petroleros por la suma de 53.500.000 rublos, en tanto que en 1900 vendió 192 millones de puds por la suma de 72.000.000 de rublos. ¡ En un año, una sola empresa aumentó la producción en 18.500.000 rublos ! Esta “empresa particular aislada” es mantenida por el trabajo en común de decenas y centenares de miles de obreros, ocupados en la extracción de petróleo, en su elaboración y en su trasporte por oleoductos, ferrocarriles, mares y ríos, en la construcción de maquinarias, depósitos, materiales, balsas, barcos, etc., necesarios para ello. Esas decenas de miles de obreros trabajan para la sociedad en su conjunto, pero su trabajo es apropiado por un puñado de millonarios, que se queda con toda la ganancia que rinde el trabajo organizado de las masas ( la Compañía Nobel obtuvo en 1899 una utilidad neta de 4 millones de rublos, y en 1900 de 6 millones, de los cuales los accionistas percibieron un dividendo de 1.300 rublos por cada acción de 5.000, en tanto que cinco miembros del directorio recibieron, en calidad de gratificación, la suma de 528.000 rublos ! ). Cuando varias de estas empresas se lanzan a una frenética carrera para apoderarse de un lugar en un mercado desconocido, ¿puede sorprendernos el advenimiento de la crisis?

Es más. Para que la empresa dé ganancia, es preciso vender las mercancías, encontrar los compradores. Ahora bien, el comprador debe ser toda la población, porque esas enormes empresas producen montañas de productos. Pero en todos los países capitalistas las nueve décimas partes de la población se compone de gente pobre: obreros que perciben el salario más exiguo, campesinos que en general viven en condiciones peores aun que los obreros. Y cuando, en el período de prosperidad, la gran industria se lanza a producir el máximo posible, inunda el mercado con una cantidad de mercancías tal, que la mayoría desposeída del pueblo no está en condiciones de pagarlas. La cantidad de máquinas, instrumentos, depósitos, ferrocarriles, etc., sigue creciendo, pero este crecimiento se interrumpe de tiempo en tiempo porque el pueblo, para el cual, en definitiva, están destinados esos medios de producción perfeccionados, continúa en una situación de pobreza rayana en la miseria. La crisis demuestra que la sociedad actual podría producir incomparablemente más productos, los que servirían para mejorar el nivel de vida de todo el pueblo trabajador, si la tierra, las fábricas, las máquinas, etc., no hubieran sido usurpadas por un puñado de propietarios privados, quienes extraen sus millones de la miseria del pueblo. La crisis enseña que los obreros no pueden limitarse a luchar por obtener de los capitalistas concesiones parciales: durante el período de prosperidad industrial tales concesiones pueden ser conquistadas (los obreros rusos, con su enérgica lucha, las conquistaron más de una vez en los años que van de 1884 a 1898), pero cuando se produce el crac, los capitalistas no sólo arrebatan a los obreros las concesiones otorgadas, sino que se aprovechan de su situación de impotencia para reducirles aun más el salario. Y así continuará sucediendo inevitablemente, mientras los ejércitos del proletariado socialista no derroquen el dominio del capital y de la propiedad privada. La crisis demuestra cuan miopes eran los socialistas (que se llamaban a sí mismos “críticos”, sin duda porque hacían suyas, sin crítica alguna, las teorías de los economistas burgueses), que dos años atrás anunciaban ruidosamente que los cracs son hoy menos probables.

Las enseñanzas de la crisis, que revelan lo absurdo del sometimiento de la producción social a la propiedad privada, resultan tan aleccionadoras, que ahora la propia prensa burguesa reclama que, por ejemplo, se refuerce el control sobre los bancos. Pero control alguno podrá impedir que los capitalistas funden durante los períodos de prosperidad empresas que luego irán a la quiebra inevitablemente. Alchevski, fundador de los bancos Agrario y Comercial de Jarkov, ambos ahora en quiebra, obtuvo, por medios lícitos e ilícitos, los millones de rublos necesarios para fundar y sostener empresas mineras y metalúrgicas que prometían montañas de oro. Una depresión en la industria provocó la ruina de esos bancos y esas empresas mineras (Sociedad del Donets-Iúrievo). ¿Pero qué significa esta “ruina” de empresas en la sociedad capitalista? Significa que los capitalistas más débiles, los de “segunda magnitud”, son desplazados por los grandes millonarios. Alchevski, el millonario de Jarkov, es suplantado por el millonario moscovita Riabushinski, quien, como dispone de un capital mayor, oprimirá con más fuerza a los obreros. El desplazamiento de capitalistas de segunda magnitud por los de primera magnitud, el aumento del poder del capital, la ruina de gran cantidad de pequeños propietarios (por ejemplo, los pequeños inversores, que con la quiebra de los bancos pierden toda su fortuna), el terrible empobrecimiento de los obreros: esto es lo que trae consigo la crisis. Recordemos, además, los casos publicados por Iskra, en los que se describe cómo los capitalistas alargan la jornada de trabajo y procuran remplazar a los obreros más conscientes por otros más dóciles y sumisos, provenientes de las aldeas.

En general, los efectos de la crisis son infinitamente más graves en Rusia que en cualquier otro país. A la paralización de la industria se agrega el hambre entre los campesinos. A los obreros desocupados se los arroja de las ciudades al campo, ¿pero adonde enviar a los campesinos sin trabajo? Con la expulsión de los obreros al campo se pretende limpiar las ciudades de gente que provoca intranquilidad, pero puede ocurrir que los expulsados logren despertar de su secular sumisión aunque sea a una parte de los campesinos y la induzcan, no sólo a solicitar, sino también a exigir. A los obreros y campesinos los une hoy, no sólo el hambre y la desocupación, sino también el yugo policial, que priva a los obreros de la posibilidad de unirse y de defenderse, y a los campesinos de la ayuda que les envían donantes de buena voluntad. La pesada garra policíaca se vuelve cien veces más pesada para los mil millones de personas que han perdido todo medio de subsistencia. Los gendarmes y la policía en las ciudades, los comisarios y sargentos de policía en las aldeas, perciben con toda claridad que el odio hacia ellos crece a diario, y empiezan a temer, no sólo los comedores populares en las aldeas, sino hasta los anuncios sobre la colecta de donativos que aparecen en los diarios. ¡Miedo a las donaciones ! Resulta así verdad aquello de que el ladrón tiene cola de paja. Cuando el ladrón ve que un transeúnte da una limosna a la persona a quien él ha despojado, se imagina que ambos se estrechan la mano para mancomunar sus esfuerzos y acabar con él.